martes, 5 de febrero de 2013

Enric Puig (perfumista y aficionado al mar)

 Enric Puig, sentado en una silla modelo 'Barcelona' de Mies van der Rohe (foto: Diego Múñoz)



[Entrevista publicada en la sección Barcelona vista por... de la revista ‘SelectaBarcelona’, de otoño 2000]

PASION… POR EL MAR DE BARCELONA

Enric Puig es miembro de una saga de perfumistas barceloneses que han extendido el nombre de Barcelona por todo el mundo. Gran apasionado del mar, ha sabido proyectar el olor que inspira el Mediterráneo más allá de nuestro horizonte. Esta pasión por el mar le ha hecho asumir, a lo largo de su vida, relevantes cargos relacionados con él. A parte de ser el armador del velero Azur de Puig que, además de contar con una selecta y competitiva tripulación (integrada por grandes regatistas como la condesa de Palma, infanta Cristina de Borbón, su prima Alexia de Grecia o Fernando León, oro olímpico de vela), siempre está en cabeza de las principales regatas del Mediterráneo, Enric Puig también es el presidente del Salón Náutico Internacional de Barcelona y vicepresidente del Real Club Náutico de Barcelona, toda una institución en el mundo de la vela internacional.

“Esta vinculación con el mar y la vela nos viene de lejos. Toda mi familia siente enorme atracción por el mar –nos comenta Enric Puig-. Desde la firma Antonio Puig S.A., y gracias al mar, hemos tenido un 'feeling' especial por el deporte de la vela, del que pienso que es la práctica de navegación que mejor facilita el contacto de una persona con el mar y la naturaleza. El mar, evidentemente, también se puede disfrutar desde una playa, bañándose en la orilla y tomando el sol, pero no transmite la intensidad y la emoción que se siente navegando sobre él a vela pues te acerca a todos los elementos esenciales de la naturaleza –el agua, el viento, el sol o su esencia- y, de esta forma, alcanzas con ellos una compenetración que te permite disfrutar de la naturaleza de la forma más pura”.

-¿Esta emoción que siente por la vela le animó a fomentar actividades náuticas?
            Nuestra vinculación con el mar nos impulsó, hace más de 20 años, a apoyar una regata que entonces estaba patrocinada conjuntamente por el Real Club Náutico de Barcelona y el de Palma de Mallorca. Esta regata, en la actualidad la más importante del Mediterráneo, es la Copa del Rey, que anualmente se celebra en aguas de Palma de Mallorca y que cuenta con el patrocinio de nuestra marca Agua Brava.

 [Agua Brava es una de las marcas emblemáticas de Perfumes Puig. Enric Puig la define como una colonia que evoca la esencia del olor del mar Mediterráneo. Nosotros hemos comprobado que su aroma es la fragancia dominante de muchos tripulantes del yachting que navegan en los campos de regata más prestigiosos del mundo. La fragancia de Agua Brava se ha convertido en todo un símbolo que, además, ha proyectado el nombre de Barcelona y del Mediterráneo al mundo].

-Perfumes Puig siempre ha tenido como seña de identidad de sus productos la palabra Barcelona ¿Por qué?
            Porque siempre hemos creído que la palabra Barcelona es un distintivo que define a nuestros productos, que informa del origen y el estilo del lugar donde han sido concebidos. Mi padre, Antonio Puig, siempre dio mucha importancia a este concepto.

[Enric Puig es hijo del gran industrial y artista de la perfumería que fuera Antonio Puig. A lo largo de su vida Enrique, tal como se le conoce fuera de su entorno barcelonés, se ha convertido en un propagador del estilo de Barcelona en todo el mundo. Su vida es una secuencia continua de viajes por las principales ciudades del planeta. Este trajín viajero se inició hace más de 45 años y ha hecho de él un gentleman cosmopolita, un barcelonés universal, que ejerce, de forma natural, de auténtico embajador de su ciudad.].

-Barcelona, ¿denominación de origen y de calidad…?
            El que Barcelona sea un punto de referencia de la mediterraneidad –lo que ahora ha dado en llamarse ‘lo latino’ en metrópolis de peso como Nueva York, Miami, Londres o París-, tiene mucho que ver con la influencia que han tenido los productos de la marca Puig. Pero lo más grande de esta realidad es que hoy este barcelonismo, impregnado de olores mediterráneos, se extiende también a ciudades de la órbita del océano Pacífico como Tokio, Sydney, Singapur y San Francisco. Las fragancias que salen de la factoría de Antonio Puig, por tanto, cautivan.

Nuestra tertulia con Enric Puig transcurre sentados en una silla ‘Barcelona’ diseñada por Mies van der Rohe para la Exposición Universal de Barcelona del 29. Hablamos amplio y tendido sobre la idea de que la mediterraneidad está conquistando el mundo. “El Mediterráneo es el mar clásico por excelencia –nos señala Enric Puig-. El Atlántico o el Pacífico son océanos, son mares abiertos, inmensos. El Mediterráneo tiene, por el contrario, una peculiaridad: al ser cerrado es un mar doméstico, o sea, domesticado, racionalizado a la medida del hombre, un mar que ofrece refugio y descanso. Es un mar puerto, del que parten las grandes ideas, ya que hay tiempo para pensar. No en vano, el Mediterráneo marcó e inspiró el canon de la belleza y la vida equilibrada de los clásicos, en contra del océano, que es demasiado inmenso y a veces desmesurado, trágico. Los clásicos amaron con pasión este mar porque es brillante, fresco, vitalista, azul, y esta idea seduce hoy al mundo entero”.

-De todos los mares que conoce, se queda, por tanto, con el Mediterráneo…
            Para mí, y es una opinión personal, pero muy generalizada sobre todo entre las personas que han nacido en el Mediterráneo, es el mejor mar del mundo, aunque ello no me impide admirar otros mares. En el fondo me gustan todos, ya que el mar se hace querer. Nunca es igual, aun siendo siempre el mismo; nunca se repite, aunque lo mires desde la misma perspectiva y desde el mismo lugar. Cambia según los momentos, las horas, la luz, los vientos, las estaciones del año… Precisamente mi hermano Antoni Puig, otro enamorado del mar, ha realizado una exposición de pintura que ha titulado ‘Pintures de mar’ pues todos los cuadros son visiones del mar desde un mismo lugar. Un punto de vista fijo, pero con la peculiaridad de que ha sido captado en distintos momentos.

-¡Se emociona cuando habla de la mar…!
            Siempre. En mis continuos viajes a Nueva York, o a cualquier otra ciudad que me obligue cruzar el mar, me encandilo mirándolo a través de la ventana del avión, a pesar de que haya hecho ese viaje centenares de veces. Cuando nos acercamos a Manhattan y el avión recorre la costa del cabo Cook, el litoral de Boston, la inmensa Long Island, me emociono. No me canso de contemplarlo.

-Y cuando llega a la gran metrópolis, ¿piensa en Barcelona o queda sumergido en la gran manzana?
Entonces pienso en el mar de Barcelona (Sonrie).

-¿Nuestra ciudad ha perdido protagonismo a escala internacional después de los Juegos Olímpicos?
No, al contrario. Los Juegos significaron un gran impulso y este impulso no se ha perdido en absoluto. Puede que desde una perspectiva local, desde España, incluso desde aquí, aparentemente parezca que Barcelona está perdiendo peso a nivel internacional. Pero eso es falso. Yo, que estoy continuamente viajando, percibo que es todo lo contrario. Un ejemplo: el pasado viernes, en el aeropuerto de Nueva York, estaban anunciados seis vuelos hacia Barcelona. ¿Sabes quién iba a bordo? Turistas de alto poder adquisitivo que tenían en nuestra ciudad su punto de destino para realizar un crucero por el Mediterráneo. Y ello se debe a que la Ciudad Condal es el punto de encuentro y partida de los periplos organizados por las grandes compañías de cruceros turísticos. Esto da una idea de que no está perdiendo protagonismo, sino que, por el contrario, Barcelona es el mejor reclamo para atraer un turismo de calidad estadounidense, canadiense o japonés hacia Europa y el Mediterráneo. Estas personas descubren los encantos de nuestra ciudad y del mar que nos rodea. En esencia, vienen a vivir una experiencia con el Mediterráneo, nuestro mar. En los años setenta yo constataba en el transcurso de mis viajes que muchas personas no sabían dónde estaba Barcelona; hoy eso es impensable ya que en todo el mundo se conoce nuestra ciudad.

-¿Somos, pues, una ciudad de moda?
Sí, pero no de moda pasajera. Marcamos estilo, nos admiran y nos siguen. Estamos en una situación geográfica privilegiada. Tenemos el mejor clima del mundo, estamos rodeados de montañas, disfrutamos de una climatología sin los rigores de unos inviernos gélidos ni unos veranos tórridos. El invierno nos envuelve con un frío suave, el necesario para olvidarnos temporalmente del cálido estío. Nuestra ciudad tiene una dimensión humana, envidiable ya que no es una macrourbe como Nueva York, México, Londres o incluso París, sino que, por el contrario, es una ciudad que nos permite dominarla y que se puede disfrutar a pie. Es, además, activa, pero no superestresante. Se vive y se trabaja, pero con seny, aunque también es verdad que de vez en cuando se nos escapa la rauxa, el desenfreno, que a  veces es necesario para conferir el punto de energía y rabia que conviene sacar en algunos momentos. En fin, aquí se trabaja, pero también se vive. Se improvisa, pero se hacen las cosas bien, pues nuestro entorno, nuestro carácter, la misma disposición de la ciudad, provoca una creatividad que en otras partes del mundo buscan y a veces no encuentran.

-Señor Puig, qué libro le gustaría leer?
Me encantaría encontrar el libro Barcelona, de Camilo José Cela, ilustrado por el acuarelista catalán Frederic Lloveras. Hace años disfruté de su lectura y me apasioné con sus ilustraciones. Me gustaría  reencontrarlo.

En efecto, la pasión de Enric Puig por Barcelona no tiene límites.

Angel Joaniquet

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