jueves, 18 de diciembre de 2014

María del Mar Raventós (viticultora, enóloga y empresaria)

[Entrevista publicada en selectaBarcelona, otoño 2001]

AMOR A LA TIERRA

La práctica agrícola que más se asemeja al arte, es la viticultura: Superada la primigenia actividad del cultivo del campo, utilizado como medio eficaz de la subsistencia humana, la viticultura se proyectar a una necesidad  superior, rozando lo espiritual, para el deleite del hombre. El vinicultor trabaja con un elemento nacido de la tierra, la uva, que transformada en el vino, alcanza la categoría de lo sagrado, lo poético y lo mítico.

María del Mar Raventos es hija de la tierra, en el aspecto más ancestral del concepto. Apasionada por la naturaleza, enamorada de la tierra, seguidora de los ciclos estacionales y de la vida, viene de la estirpe de vinicultores más antigua de Europa. “Mi familia tiene 450 vendimias, y tenemos la vocación de seguir vendimiando muchos siglos más”.

Para María del Mar Raventos los años se cuentan por vendimias y cuando nos comentaba, sentados en el salón de mediodía, en la "casa de l'hereu" de la familia Raventós, ubicada dentro del conjunto de las bodegas Cordoniu, rodeados de los viñedos de la propiedad en Sant Sadurni d'Anoia. Con este comentario se refería a que la Familia Raventós-Codorniu se remonta a 1551, es decir, que este año se cumplen sus primeros 450 años de dedicación al cultivo y elaboración de vinos. Sin lugar a dudas, un linaje tan directo y sin interrupción de una familia, sólo está cuantificado en muy pocas familias nobiliarias.

Precisamente, una semana antes de nuestra entrevista, el 25 de mayo, SM el Rey D. Juan Carlos visitó las Cavas Codorniu y fue objeto de una cena privada en la sensacional mole arquitectónica del "Celler Gran" de Codorniu, en compañía de los amigos de la familia Raventos, con motivo de este aniversario, del comienzo de la actividad vinícola de la familia.

Un verano adelantado
Hablamos con María del Mar, actual presidenta del Grupo Codorniu, el pasado 31 de mayo. Este día, y por pura casualidad, los medios de comunicación lanzaron la noticia de que el año 2000 se había producido la mejor cosecha de la historia, desde que la Denominación del Cava lo registra con exquisito rigor. El 2000 ha sido calificado como un año “Muy Excelente”. Hasta la fecha solo han habido dos años “Excelente”, los correspondiente a 1979  y el de 1983.

Jovial, elegante, muy coloquial, María  del Mar nos deleita con una amable charla, en una tarde de verano adelantado en la propiedad Codorniu, en la altiplanicie del Penedés. Al norte tenemos la montaña mítica de Montserrat. La canícula apretaba. “A mucha gente le molesta el calor, -nos dice María del Mar-. No lo soporta. Estamos acostumbrados a vivir con aire acondicionado. Pero a mí el calor  me encanta, y aunque parezca un poco pedante, y mucha gente no lo entenderá, lo disfruto, porque veo que es necesario para la vida, y sobre todo para las vides. Cuando lo noto, pienso, que las cepas y las uvas ya están creciendo y los campos se benefician de él…”

Este sentido de aceptar la naturaleza tal como viene, de respeto y de vivir en armonía con ella, lo tiene presente en toda nuestra entrevista. “Siento un cariño especial  a la naturaleza, a la tierra. Cuando más la amas, mejor la entiendes. Esto hace que la  respetes al máximo, que sigas sus pautas, sus ciclos. La tierra es muy agradecida, incluso cuando parece que no te da un beneficio inmediato. Pero te sorprendes de lo mucho que ofrece, pidiendo muy poco. No sabes la alegría que me produce cuando compruebo que de un terreno árido,  que muchos ven como yermo y estéril, con el tiempo sale una buena cosecha. Te emocionas, y no hay nada que pueda pagarte esta alegría”.

Este espíritu de compenetración con la naturaleza lo llevan muy arraigado toda la familia Raventos. Es una forma de conducta familiar, que se proyecta, también, en un estilo empresarial.

El abuelo de María del Mar, Manuel Raventós, fue quien con esfuerzo y amor a la tierra, supo erradicar una de las plagas que más azotó y marcó negativamente la historia de la vid en Europa: la filoxera. Esta plaga se extendió hasta a finales del siglo XIX. La constancia de este hombre  y sus conocimientos científicos, posibilitó que esta maldición fuera superada en Cataluña y España. Años más tarde, a inicios del siglo XX,  y gracias a su espíritu emprendedor, convirtió un desierto, en la pedanía leridana de Raimat, colindante con los Monegros, en un vergel. Una zona árida, seca y salina, donde las halla, ahora es una finca modélica de gestión agrícola.

-¿La vid y el vino son la muestra más palpable de este diálogo entre el hombre y la tierra?
    Las últimas semanas, antes que llegara esta ola de calor que estamos ahora respirando,  hemos vivido muy intensamente, con  preocupación y pasión, los avatares que han significado las granizadas caídas sobre muchas de nuestras viñas, así como los fríos inesperados que hemos tenido a principios de mayo. Para quien no vive directamente la tierra, no se percata de estos fenómenos, y hablar de ello puede parecer una tontería, pero para nosotros, para nuestra, familia, para los trabajadores, para los agricultores, han sido unas semanas de sufrimiento, de pasión, de coraje, para proteger lo que estaba brotando de la tierra. Hemos velado noches enteras, mimando la tierra, para que no se helaran los sarmientos, las hojas recién salidas, los brotes de las uvas, aún en flor. Hemos sufrido con la naturaleza, estos momentos malos, pero disfrutaremos con ella cuando vengan sus momentos esplendorosos.

- Esta pasión por la tierra va un poco en contra de la tendencia actual de forzar a la naturaleza…
    En Codorniu no tenemos este objetivo de forzar a la naturaleza. Nuestra premisa es favorecer siempre las pautas de los ritmos naturales. Con ello se consigue la calidad, que para nosotros es una virtud por encima de la cantidad. La producción agrícola, si está fuera de sus ciclos naturales, cae en la mediocridad. Y lo mismo ocurre con la elaboración de los vinos. Hay que seguir unas pautas, que tienen su tiempo y no se pueden acelerar.

Arquitectura y vinos de primera calidad
Desde siempre, la idea y el reto de la calidad se ha tenido muy claro en esta casa.  Manuel Raventós, cuando decidió construir sus bodegas la confió a las manos del arquitecto Puig i Cadafalch, e hizo de las bodegas una obra maestra de la arquitectura universal. Manuel Raventos se empeñó, y mucho, en elaborar el mejor “vino champanoise” posible en sus "cellers" y las bodegas las ubicó a pie de viñas, para evitar oxidaciones y podredumbres a la hora de la vendimia y la incubación. Esto iba en contra de la opinión de muchos, que pensaban (en aquella época del progreso del vapor), de que las bodegas tenían que estar cerca de una estación de ferrocarril, para facilitar, 'a posteriori', la distribución del vino y del cava en los mercados.

El amor por la naturaleza ha estado parejo con el buen gusto de la familia. A parte de poseer una de las muestras de pintura modernista y de vanguardia, más variada,  realizada por los mejores artistas del momento, que crearon carteles publicitarios para la casa Codorniu, entre ellos Ramon Casas, Utrillo, todas sus bodegas son unas verdaderas obras de arte. Son auténticas catedrales en cuyas criptas se cobija el líquido sagrado de la cepa y en sus naves se elabora el vino y manipulan las botellas. Si las Cavas Codorniu fueron proyectadas y construidas por el arquitecto Puig i Cadafalch, que realizó una  joya arquitectónica, hoy catalogada como monumento nacional, el resto de las bodegas del Grupo Codorniu, que se ha construido en su más de siglo y medio de existencia han sido erigidas por los mejores arquitectos de cada época.

Esta tradición en apostar por la modernidad y la vanguardia del momento hace que el patrimonio de Cordorniu, a parte de sus vinos, sea también el de su arquitectura. Tras la impronta que dejó Puig i Cadafalch a finales del XIX en el conjunto arquitectónico de Can Codorniu, las otras bodegas del grupo han seguido esta filosofía y así la primera bodega Raimat en Lleida, que data de 1918 fue diseñada por el arquitecto modernistas Rubió i Bellver, discípulo de Gaudí, pionero en la utilización del hormigón armado, y su ampliación,  en el año 1988, corrió a cargo del arquitecto Domingo Triay, que con un revolucionario concepto de respeto ecológico y de integración impecable en el paisaje, ha creado una verdadera obra maestra del siglo XX. Este mismo arquitecto fue quien proyectó, al año siguiente en 1989, las bodegas Codorniu de Artesa, en el valle vinícola de Napa en San Francisco de California (USA), en donde las construcciones realizadas buscan también la armonía en aquel paisaje. Por otra parte, las bodegas Rondel, situadas en Cervelló, construida en 1948 en la carretera de Barcelona a Valencia, es obra de Jaime Artigas y está inspirada en las naves de las Atarazanas de Barcelona. La ampliación llevada a cabo en esta bodega, en 1960, la ejecutó el arquitecto Lluis Bonet Garí. El último gran proyecto arquitectónico de Codorniu son las bodegas que se están construyendo en la prestigiosa zona vinícola de Agrelo, Mendoza (Argentina), cuyo diseño arquitectónico se inspira en la técnica de construcción inca de la “pirca”, donde la estructura de la edificación se concibe con la apilación de la piedra sobre la piedra. Sus muros y sus naves son de batolitos naturales, procedentes de la cordillera de los Andes. El proyecto lo están ejecutando los arquitectos argentinos Mariano Yansón y Eliana Bormida.

Tradición y vanguardismo
“Ser tradicionales no quiere decir ser inmovilistas –nos deja claro María del Mar-. Me hace gracia cuando me vienen al despacho de Barcelona y se sorprenden de lo vanguardista que es, y me dicen, que “¡cómo es que tengo un despacho tan moderno, si vosotros sois tradicionales!”Y yo no me canso de repetir, que una cosa no excluye la otra. El que nos sintamos bien con la tradición no quita que vivamos intensamente los momentos presentes y que apostemos por ellos, teniendo siempre la mirada puesta en el futuro. Si Cordorniu estuvo a finales del XIX con el Modernismo fue por que era la vanguardia del momento, y si hoy trabajamos con los mejores arquitectos, es porque creemos en la modernidad. Hoy nunca haríamos unas bodegas siguiendo la estética de Puig i Cadafalch”.

-Pero la historia, en Codorniu, pesa mucho, ¿supongo?
    Por descontado. Tenemos una larga historia, de la que no renegamos, e incluso la defendemos y nos enorgullece, porque es verdad y somos hijos de ella. Pero miramos hacia delante, nunca hacia atrás. Siempre tienes que estar renovando, ser creador, estar en movimiento, dejar libertad de acción a la gente con la que trabajas, para que exprese lo nuevo, lo que nos sugiera el momento presente y no encasillarnos con los lastres del pasado. Sería absurdo ahora querer hacer unas bodegas como las que encargaba mi abuelo… Copiar lo viejo, aunque en aquella época fuera muy moderno, es un anacronismo. Sería, precisamente, ir contra el espíritu de modernidad y renovación del que hizo gala mi abuelo, cuando contrató a Puig i Cadafalch.

Los otros mediterráneos
Abierto, luminoso, colorista, es el campo del viñedo. Lo vemos desde la ventana que da a la gran plaza del "Celler". La vid es la planta del mediterráneo por excelencia, como el olivo.


-¿Se siente mediterránea?
    El Mediterráneo es luz, color, alegría. Es una geografía de espacios soleados, de gentes y culturas abiertas, pero te voy a contar un secreto, hay otros mediterráneos en el mundo tan cautivadores o más que el nuestro. A parte del que tenemos aquí, y del que formo parte por nacimiento y porque vivo en él, hay otros. Me apasiona y me encanta el mediterráneo californiano. Allí paso largas temporadas, en las bodegas del valle de Napa. California es un mundo único que me atrae y entusiasma. Es un inmenso mediterráneo, que te sorprende por lo generoso y atractivo que es.

-¿Que diferencia hay entre uno y otro?
    El nuestro, es el mediterráneo clásico. Allí, en California, está el mediterráneo moderno. Si el nuestro está demasiado marcado por el lastre histórico, aquel es un mediterráneo sin prejuicios y puede que por ello más abierto y dadivoso. Pero también te diré que es sensacional el mediterráneo sudafricano, el australiano, ¡y no digamos el del cono suramericano!.

-¿Lo dice por los vinos que allí se producen?
    Los vinos son, evidentemente, el fiel reflejo de lo que es una la tierra. Son el sabor de la tierra. Los vinos que salen de allí nada tienen que envidiar a los que se hacen en Europa. Son excelentes y además, mucho más baratos. En estos países no existe el prejuicio que tenemos en Europa de encarecer y sobrevalorar determinados productos, por cuestiones de marketing o modas.

-Allí, ¿el mercado es más sincero?
    Aquí, ahora, se están pagando vinos a precios desorbitados, por puras modas, sin responder realmente a la calidad del producto. En América, por ejemplo, los precios están más ajustados a la realidad y la calidad nada tiene que envidiar a los europeos. En Europa estamos viviendo un momento peligroso con el vino… Si bien es verdad que hay vinos buenos a precios correctos, ahora estamos viviendo una tendencia de encarecer sin razón ciertos vinos que realmente no son buenos. Esto me pone un poco crítica, ya que se está engañando a la gente con campañas de marketing y de moda y poniendo unos precios desorbitados a ciertos vinos, que a la larga estropearan la cultura del vino e impedirá que la gente llegue a disfrutar del vino de una forma natural. Soy de la opinión  de que hay que poner el precio del vino al que realmente tiene por su calidad y no sobrevalorar cualquier vino, por el simple hecho de ser de una zona determinada. Y en esto, los otros “mediterráneos” van a decir mucho en un futuro.

-¿Los vinos de los mediterráneos australes?
    Tanto los del norte, caso California, como los del sur…Sí, sí, allí los vinos son magníficos y opulentos, tanto los que se hacen en Argentina, Australia en Nueva Zelanda y en Sudáfrica. Son excelentes, son magníficos

- Veo que tiene una visión muy cosmopolita del mediterraneismo…
    En el mediterráneo europeo nos miramos demasiado a menudo a nosotros mismos. Los griegos decían que Delfos era el centro del mundo. Muchos aún piensan así. Creo que esto hay que relativizarlo. Somos parte del mundo, pero no el centro.

- ¿Que le parece Barcelona como ciudad?
    Es una ciudad maravillosa, única, con mar y montaña. Muy europea, limpia, moderna. Muy joven y dinámica. Agil, es decir, te mueves fácilmente en ella, gracias a su urbanismo. Es una ciudad discreta, ya que si quieres que la gente no te vea, pasas desapercibida y te respetan. A veces lamento no estar más en ella, porque es magnífica. Cuando paso una larga temporada fuera, por estar en alguna de las bodegas en pleno campo, llegar a Barcelona es como volver a casa, después de unas largas vacaciones.

-¿Pasa mucho tiempo viviendo en los viñedos y en las bodegas?
    Sí. Y sobre todo en Raimat. Por esto, cuando he de abandonar Barcelona, me cuesta mucho.

-¿Tiene otras “barcelonas”, es decir otras ciudades, en mente?
    A mí me encanta San Francisco. Debido los viñedos y las bodegas que tenemos en Napa. Allí paso mucho tiempo en la zona de Sacramento y San Francisco. ¡Y es tan preciosa aquella tierra!. Soy una entusiasta de California…

-Y también de Raimat, y de la zona argentina a la falda de los Andes
   Sí, me entusiasmo fácilmente con toda la tierra en la que trabajo. Ahora, con las bodegas argentinas que estamos construyendo en Mendoza, me esta pasando algo parecido que con California. Estoy adorando las viñas de la zona de Agrelo, un enclave vinícola  al oeste de Argentina, bajo los Andes, donde estamos construyendo la séptima bodega Codorniu. Y con la tierra me pasa como con las personas, cuando más la conoces, más cariño la tomas. Cuando encajas en un sitio, empiezas a estimarlo.

Angel Joaniquet



Tres Visitas reales
La relación de la familia real con la casa Codorniu se remonta ya a tres siglos. A parte de ser proveedores de la Casa Real, desde 1897, cuando la reina María Cristina les nombra vinateros del Palacio Real, con el privilegio de poder utilizar el escudo de armas de los monarcas en su cava Non Plus Ultra, los productos Codorniu siempre han engalanado las comidas reales, tanto privadas como oficiales, (bodas, banquetes, ágapes y cenas con otros jefes de Estado). Codorniu elabora en la actualidad una reserva especial y única para el Palacio de la Zarzuela.
Esta confianza de la familia real se ha materializado en tres visitas personales de los reyes de España a las bogedas Codorniu.
    La primera fue el 17 de abril de 1904, cuando Alfonso XIII visitó las cavas y fue recibido por Manuel Raventós. Aquel rey realizó una cata de los dos cavas Codorniu, el Extra y el Non Plus Ultra.
    La segunda visita real fue con ocasión al centenario de la erradicación de la filoxera en 1987, donde el rey Juan Carlos junto con Doña Sofía visitaron las cavas Codorniu, siendo recibido por el entonces presidente Magín Raventós.
    La tercera ha sido el pasado mes de mayo, con motivo de la celebración del 450 aniversario de Codorniu, como empresa familiar elaboradora de vinos. Asistió SM El Rey, la reina, la infanta Cristina, amigos de la familia Raventós y las tripulaciones de los veleros Cordorniu y Azur de Puig que fueron recibidos en cena privada por María del Mar Raventós, presidenta del Grupo Codorniu y Jordi Raventós, director general del grupo. En esta visita el rey firmó la botella conmemorativa del 450 aniversario, una pieza única creada en 1984 por el fabricante de vidrio italiano Ormelvetro, que es la botella más grande del mundo.



lunes, 30 de junio de 2014

Angel Rojas (navegante solitario)


'SUPERAR BORRASCAS Y LA SOLEDAD' 
[Entrevista publicada en la revista Mediterránea de julio de 1995]

Nos comentaba Angel Rojas que en una navegación en solitario, tan dura es la calma, como el temporal. ‘Aunque en el fondo, preferimos los temporales ya que la calma es el peor castigo que puede tener un navegante de vela. Es lo más desesperante a bordo de un velero'.

Angel Rojas, comodoro del Club Vela Mataró, nos habla de su vinculación con el mar, tras finalizar y ganar las 1000 millas Barcelona-Ustica-Barcelona. Una regata disputada el pasado 24 de junio, en la que salieron 12 barcos y solo la completaron tres, el Ciudad de Mataró, de Angel Rojas, navegando en solitario, el StayVela, con los hermanos  Willy y Bruno García y el Gloria, con Lluis Mas y Nadal, ambos navegando en pareja.

Rojas tiene 35 años y desde joven se ha sentido atraído por el mar. En el año 1992 ganó una Mare Nostrum y el mismo año participó en la trasatlántica cuyo destino era la isla de San Bartolomé. Pero el motivo de esta entrevista es que nos hable de la pasada regata Mil Millas, una durísima prueba que coincidió su salida con una violenta borrasca, y una entrada fuerte de Tramontana en el mar Balear –primer tramo de la prueba- que obligó a gran parte de la flota tener que abandonar la prueba.

-¿Te enteraste del abandono masivo de los participantes en las primeras horas de iniciar la regata?
    No, no tuve conocimiento hasta tres días antes de llegar a la meta en Barcelona, ya finalizando la prueba.

-¡Fue fuerte el temporal que tuvisteis que superar, pocas horas de comenzar la prueba!
    Sí. Nos vino un fuerte viento de norte. Esto, al comenzar una regata, es duro, ya que no estás aún amarinado. Pero no le di mayor importancia. Lo tuve que aguantar y lo aguante. No pensé más allá: salir del temporal y resistir. El viento me venía de través y me iba muy bien. El barco aguantaba perfectamente, por lo que no le di mayor trascendencia a la meteorología que tenía. Un temporal más…

-El único tripulante a bordo también aguantó
   Iba mentalizado de que no era una regata sencilla, por lo que estaba mentalizado de que iba a resistir todo lo posible. En la navegación en solitario existe un trabajo previo de mentalización. Antes de salir has de estar convencido donde te metes y preparado para  afrontar las situaciones más difíciles que puedes encontrarte en una navegación y sobre todo saber resolverlas. Creo que si vas con este convencimiento, superas todos los inconvenientes, que son muchos. Siempre que el barco aguante.

-¿Esto es lo más importante?
    Sí, creo que sí. El barco es quien te mantienen en el agua, navegando. Si falla él, todo se derrumba.

-Es el rozar el límite, pero sin romper
   Llegar al límite, aunque estés compitiendo en un regata, es un asunto delicado. Alcanzarlo, o rozarlo, es una cuestión personal. Pero esto vale tanto a nivel de forzar el barco al límite, como el forzarte a ti mismo. Por esto has de tener el barco perfectamente, por si tienes que llegar al límite, al igual que a nivel personal, por ello has de estar preparado física y psicológicamente, para poder ponerte al límite en un momento de necesidad. Pero ya se sabe, si lo sobrepasas y no estas  a la altura, a veces te rompes. O rompes el barco. Por ello hay que estar preparado para que esto no ocurra.

-¿Por qué te gusta navegar en solitario?
   La navegación la puedes enfocar como un deporte colectivo, cuando navegas con tripulación, o como un deporte individual, como puede ser el atletismo o el tenis. En este caso es la fórmula del solitario. Es la que me gusta a mí, porque es un reto contigo mismo.

-¿Cuándo lo pasa mal un navegante solitario?
    Sin lugar a dudas, cuando hay calma. Es desesperante, porque no haces nada y realmente no sabes que hacer. Esta situación la tenía muy estudiada, por si me pasaba en la regata. Por suerte no tuvimos encalmadas en los 9 días de navegación.

-¿Cuál fue el momento más difícil de la Mil Millas?
     No encontré ninguno en especial. Iba al ritmo del barco.

-¿Y el mejor?
   Sin duda doblar la isla de Ustica. La mitad de reto estaba hecho. Después, disfruté de una navegación muy tranquila y relajada. Durante la vuelta tuve un viento de popa, que me impulsaba directamente a Barcelona. También me emocionó saber, tres días antes de llegar a Barcelona, de que era el único solitario que llegaba a meta. De esto me enteré en aquel momento, y en el fondo fue una noticia que me supo a agridulce, ya que sentí mucho el abandono de mis compañeros.

-¿No viste a nadie en toda la travesía?
    Cuando doble Ustica, vi al Stay que estaba a pocas millas de mí. Y todo el viaje de vuelta fue una navegación en conserva entre ambos. Estuvimos juntos,  cierta distancia todo este trayecto. Llegamos el mismo día a Barcelona y siempre nuestras velas estuvieron a la vista.

Angel Joaniquet



jueves, 29 de mayo de 2014

Josep Maria Espinàs (escritor, periodista y viajero)


EL 'VIAJE A PIE' COMO ESTÍMULO DEL CONOCIMIENTO
[Entrevista publicada en selectaBarcelona, verano 2002]

Josep Maria Espinàs hace amigos al andar. Lo entrevisto cuando le anuncian que le han concedido el Premi d’Honor de les Lletres Catalanes. Nos ha recibido muy amablemente y la entrevista ha estado continuamente interrumpida por las continuas llamadas telefónicas, felicitándole por el galardón. Y a pesar de su continuo ir y venir al teléfono, en todo momento nos atiende con suma afectividad. No cambió en nada nuestro programa. Ni su talante se alteró en lo más mínimo. Eso sí, le felicitamos, sinceramente, y  a pesar de su carácter humilde y poco dado a maximizar sus virtudes, reconoció que sí, que estaba muy contento de ser uno de los escritores catalanes reconocidos con esta distinción, que también la han recibido escritores  muy admirados por él com,o Miquel Batllori o Joan Corominas.  Y es que un premio siempre es valorado por la calidad de sus premiados.

Josep María Espinàs es el escritor de lo cotidiano. Columnista diario desde hace más de treinta años, sus reflexiones sobre el quehacer de las personas en el entorno en que le ha tocado vivir, son una crónica vital de la Cataluña del último tercio del siglo XX y  sus libros de viajes, son un  testimonio sociogeográfico de una España escondida y autentica, vista por un catalán.

Con 75 años, Josep María Espinàs, es un personaje vitalista, jovial y lleno de entusiasmos. En su haber, a parte de los artículos que publica en la prensa escrita, tiene un balance de 75 libros, lo que hace un promedio de un libro por año. Y de estos 75 libros, 15 son de ‘viajes peatonales’.

“Yo no escribo libros de viajes, escribo libros de caminante, de viajes a pie. Esta peculiaridad condiciona el resultado creativo y literario del libro” – nos comenta.

Precisamente éste era el motivo de nuestra charla: hablar de sus libros de viajes a pie, de la experiencia literaria que supone escribirlos y conocer su estilo, en este tipo de literatura. Un estilo directo, donde lo humano y lo cotidiano se eleva a la categoría de arte. Un maestro, sin duda, de la prosa catalana.

No quiere que se le identifique como el Camilo José Cela catalán, ya que según Espinàs “son dos maneras distintas de enfocar el viaje”. Fue compañero de ¨Cela en el viaje que el escritor gallego  realizó en el Pirineo de Lleida, y señala que Camilo: “en realidad solo hizo un viaje y medio a pie. En cambio yo he hecho 15 libros de viajes y todos a pie, porque para mí, el hecho de ir caminando forma parte de la metodología del libro que escribo, como es la manera de percibir el paisaje, los tiempos que transcurren, las sensaciones del cansancio”.

-Hoy son muchos quienes descubren lo que significa viajar a pie. ¿Es un snobismo, propio de una sociedad postindustrial esta actitud? ¿Una necesidad biológica del urbanita que vive encerrado entre cuatro paredes? O ¿es un talante casi deportivo de turismo?
            Mis viajes a pie son una experiencia literaria. Son una forma más que tengo para poder transmitir literariamente unas sensaciones.

-Nada que ver, entonces, con una necesidad de salir respirar aire puro, como buen urbanita que es?
            No. Los viajes a pie que hago no tienen nada que ver con los que hace ahora mucha gente. Yo nunca he sido un excursionista. No viajo para hacer kilómetros por el mero hecho de andar o hacer ejercicio físico. No. Yo viajo a pie para poderme aproximar de una forma más directa con el paisaje, a las gentes, para después hacer literatura.

-Sus viajes son literatura, no deporte
Exacto. Soy escritor, no un deportista. Eso sí. Aquí en Barcelona  camino mucho, cuando voy de una punta a la otra de la ciudad suelo ir a pie. No cojo ni el bus, ni el metro, ni el taxi. Voy a pie. A mis 75 años todavía puedo hacer 30 km seguidos y subir a pie de 400 a 1000 metros sin parar. Y eso que no llevo una vida excesivamente sana, porque aún fumo en pipa y mientras subo montañas, fumo sin parar. Además, como poca fruta, y menos verduras. En cambio consumo mucho chocolate, dulces, comidas grasas y contundentes. O sea, que soy el mejor ejemplo de lo que no se debe hacer. Y menos un deportista.

-¡Escritor turista?
No. Nunca voy como un turista. Y mis libros de viajes no reflejan paseos turísticos. Busco precisamente lugares desconocidos, fuera de las rutas turísticas comerciales. Y no solo huyo del turismo industrial, el de tour operator, o el de las agencias de viajes, sino también del turismo rural. Voy a lugares recónditos, a pueblos que pocos conocen e intento que allá donde voy, el único forastero sea yo. Son sitios que solo los lugareños saben y que a veces ignoran incluso los habitantes de ciudades cercanas a estos entornos.

-¿Es un escritor sociológico?
            Me interesa mucho el contacto con la gente. Con gente no adulterada por el fenómeno turístico y que no tiene que tratar con turistas ni visitantes esporádicos de fin de semana o vacaciones estivales. Me gusta descubrir lugares remotos, escondidos.

-Geografía o gente ¿Que prefiere?
            A pesar de que el paisaje para mí es muy importante y forma parte del valor de estas zonas olvidadas que visito, lo importante es descubrir y describir el paisanaje. La gente es lo que importa, con el atractivo añadido de estar inmerso en un paisaje único.

-¿Cómo viaja?
            Mi método de viaje es simple y sencillo: una vez elegida la zona, me pongo a caminar.

-¿Sin más?
            Sí. No quiero que un programa adultere esta experiencia y me haga caer en prejuicios ya creados. Salgo sin buscar nada, pero encuentro mucho. Cuando inicio un viaje, salgo siempre a primera hora de la mañana y me dirijo directamente al pueblo más cercano. Mis etapas son de pueblo a pueblo. En zonas, como en Galicia, estas etapas son muy cortas, mientras que en otras zonas, como el páramo de Castilla o Andalucía, las etapas son más largas.

-¿No es muy reiterativo viajar siempre  así?
            En cada viaje las sensaciones que se crean son distintas. No hay un día igual, ni una ruta repetida…, aunque recorriera la misma el día siguiente.

- Es como un sumergirse al vacío…
            Viajar a pie es la manera menos traumática, y menos intrusiva de entrar en un pueblo y conocer a sus gentes. Es la forma más natural de introducirse en una comunidad y la gente te suele aceptar sin ningún reparo. En cambio, si llegas en coche, - y más si es de noche-  siempre serás un forastero, un turista, un capitalino. Aquí en Cataluña lo definimos muy bien: ‘un barceloní’. Si llegas a pie te haces vecino del pueblo, te integras en él de una forma natural. Entras en su mundo fácilmente. Conversas con uno, con otro y te conocen a medida que hablas con ellos. Entonces se abren a tí. Por curiosidad, por comprensión, por pena o por lo que sea, pero se establece una relación humana verdadera, que es imposible realizarla si llegas con un automóvil. Esto es lo que quiero transmitir mis libros de viajes a pie.

-¡No lleva ningún libro de ruta, un simple mapa, una cámara fotográfica?
            El ir a pie te obliga a vivir como ellos. Entras en una casa de comidas, en una fonda de habitaciones, tomas notas, explicas tu experiencia, se hacen amigos tuyos. Pero si ven un artilugio mecánico, un grabadora, una simple máquina de fotografiar, les cohíbes y no te tratarán como a un igual. Lo único que llevo es un mapa, para situarme en el espacio geográfico. Y a partir de aquí, improviso.

-¿Cómo en una jazz sesión, que tanto le gustan?
            La improvisación es una condición indispensable en este tipo de viajes. Las cosas saltan a tí, cuando caminas. Entonces es cuestión de cogerlas. En lo que no improviso es a la hora de marcar las distancias: voy a pueblos a  los que puedo llegar en una jornada, para poder dormir bajo techo.

-¿Ha dormido alguna vez bajo las estrellas?
            En mis primeros viajes, años tras, sí. Pero ahora intento tener un conocimiento previo de los sitios en donde podré hospedarme mínimamente para descansar, porque no soy un excursionista, cómo te he dicho, no voy con un saco de dormir, ni con un mochila.

-¡A pelo!
            Sí. No llevo equipaje.

-¿Cuál fue su primer viaje?
Mi primer viaje fue acompañando a Camilo José Cela por el Pirineo de Lérida.

-Sus primeros libros se centraban en Cataluña, pero ahora está descubriendo paisajes nuevos
Sí, primero fue Cataluña, País Valenciano, y después descubrí Castilla, el País Vasco, Galicia. El último recorrido que he realizado (aún no escrito porque acabo de llegar de él) es un viaje  Andalucía. He estado en una zona muy recóndita, la sierra Magina, en Jaén, ignorada incluso por muchos jienenses.

-¿Qué es Magina?
            Es una montaña que, a pesar de ser un parque natural, no está en ninguna guía turística. Es un lugar aislado, mágico. La gente va a la sierra de Cazorla, a Úbeda, pero no allí.

¿Qué ha encontrado?
Es una zona con mucho carácter, en la que encuentras personajes magníficos que yo, como escritor, puedo retratar, reproducir conversaciones, explicar cómo viven…

-Sin grabadora, ni máquina de fotografiar
            Sí, todo lo retengo en la memoria. Un viaje es una inmersión en el paisaje, tan absoluta, que es un pecado distraerte con artilugios que te apartan del verdadero cometido del viaje. Buscar un punto de vista para hacer un fotografía supone romper el encanto del camino y de la caminata.

-Solo camina, mira y escucha...
            Quiero que la libertad sea absoluta. Los aparatos limitan la capacidad de acción. Cuando llego a un pueblo, paseo por él, me lo miro. Si hiciera fotos rompería la tarea literaria.

-¿Y lo dice usted?, ¡que ha sido fotógrafo!
            Como fotógrafo he hecho muchas fotos para editorial Destino y sé que no puedes combinar la faceta de fotógrafo con la de escritor. Son dos mundos distintos, casi incompatibles. Cuando hago fotografías me enfrento al paisaje de una forma diferente. Intento buscar el ángulo más fotogénico, la luz más adecuada, el fondo más idóneo. Por eso no quiero entrar en esta dinámica, por otra parte muy fascinante, cuando viajo a pie.

-¿Cuántas horas camina?
            Cuatro. A veces seis. Depende de la geografía y la distancia ente pueblos. En ocasiones he tenido que hacer hasta treinta kilómetros para llegar a un pueblo. Pero esto es excepcional y lo hago si no hay más remedio. Yo no camino para hacer kilómetros, sino para llegar a otro pueblo. No tengo prisa.

-¿Qué zonas le han cautivado más?
            Todas. A pie, cualquier viaje es apasionante. Rompes con tu visión de hombre de ciudad, con la rutinaria forma de vida que llevas y descubres cosas que no te imaginabas. Pero si tuviera que quedarme con un viaje, puede que eligiera Galicia. La Galicia oculta y descubrir sus sensaciones, la Galicia desconocida, la Galicia rural de Santa Mariña, llena de pueblecitos. Es una vivencia única. La gente es muy agradable y conserva una forma de vida auténtica. Galicia tiene una capacidad de seducción especial para un caminante. Encontrarse, por ejemplo, con una pastora en un prado, acompañada de vacas y hablar con ella sobre su vida, la historia de su familia, es realmente enriquecedor.

-¿Cuándo dejó de viajar por Cataluña?
Deje de hacer literatura de viajes por Cataluña porque hay demasiadas zonas turísticas industrializadas y la pequeña dosis de aventura que tienen los viajes a pie, se ha perdido. Además me conocen demasiado y creo que el encanto de viajar a pie es que nadie te reconozca, que te traten como la persona que eres y no la figura que representas. En Cataluña voy a un pueblo y el concejal de Cultura anuncia que el ’Espinàs está aquí’ y te invitan a comer a tal sitio, a que conozcas aquella magnífica ermita… Yo no busco esto. Lo que yo quiero es ser libre, descubrir los lugares por mí mismo, sin ningún tipo de interferencia externa.

-Pero usted es un urbanita convencido
            Sí, soy una persona de cultura urbana, muy barcelonés. Me gustan mucho las ciudades y cuando hago turismo convencional las visito. Como turista. Con máquina de fotografiar. Hay gente de ciudad que va al campo, a buscar la naturaleza, tranquilidad, porque dicen que la ciudad les estresa. A mí en cambio Barcelona nunca me ha estresado. Me gusta su actividad. Pero como escritor, los viajes a pie me ofrecen unos estímulos, unas sorpresas, que luego aprovecho para escribir.

-¿Qué tipo de estímulos?
            Ver la enorme diversidad de gentes. Siempre nos relacionamos con la gente que tenemos en nuestro entorno, la que ya conocemos, la que nos cae más simpática o la que necesitamos para trabajar. Gente que ya sabemos cómo actúa y actuamos ante ellas, sin darnos muchas sorpresas. Pero en estos viajes vas a lugares que no conoces, y no conoces a nadie y te encuentras con gente que no te esperas y tienes que convivir con ella. Esto es muy estimulante. Son personas a las que no necesitas, ni ellos te necesitan a tí. Por ello la relación que se establece es de pura sinceridad. Tienes el privilegio de estar junto a ellos y competir durante unas horas una vida, que no es tuya.

-¿El exotismo está en lo desconocido?
            Lo exótico es lo que no conocemos. Y puede que está a la vuelta de lo esquina. Hay personas que creen que realizar un viaje exótico es ir a las Seychelles o a Thailandia y no se dan cuenta que allí, donde llevan al turista, ya no queda nada de lo exótico que tenía para un occidental estos lugares. Ir a ciertos lugares, a veces, es ir a un hotel estandarizado de una cadena hotelera internacional,  todos similares, recorrer los monumentos y calles predeterminados por las guías turísticas, ver casi las mismas gentes que ves en tu ciudad. Todos son turistas como tú y llevan el mismo programa. Mira, se vive un contraste más fuerte viajando por la Galicia escondida, que yendo a lugares que están literariamente muy descritos y la gente está muy contaminada por tanta información.

-Usted camina por zonas concretas, no hace largas peregrinaciones…
            No ,yo no hago caminos de Santiago, por ejemplo. Esto no entra en mi filosofía del viaje a pie. Aquello, más que un viaje a pie, es una manifestación de otro tipo. Cada día salen más de 600 personas de un pueblo para hacer un serie de kilómetros, todos disfrazados, algunos con vestimentas de vivos colores, que parecen van en manifestación o a un festival de música. Mis viajes no son esto, son una experiencia más personal, íntima y casi solitaria, de tipo literario.

-¿Un viaje místico?
¡No, por favor! Mis viajes nada tienen que ver con el misticismo, ni tampoco son viajes de terapia psicológica. Son simple y llanamente, un placer personal, una experiencia literaria, que me permite descubrir nuevas cosas. Y después, transcribirlas.


Angel Joaniquet.

miércoles, 16 de abril de 2014

Joaquín Barraquer (médico oftalmólogo)

'PASIÓN POR LA VISTA Y LA CIENCIA EGIPCIA'
[Entrevista en la revista SelectaBarcelona, primavera 2002, para la sección 'Barcelona vista por...']
Escalera de caracol de la Clínica Barraquer
Foto: Diego Muñoz

El estudio del profesor Barraquer es un espacio de meditación, de recuerdo, de descanso, especialmente diseñado para la actividad creativa. Este recinto, orientado al sur, está repleto de cuadros del pintor J.Bascones, grabados, esculturas, alto-relieves, como el de una medalla que, después de ser operado el escultor Belliure éste le regaló a su padre. También hay fotografías de ojos de famosos, que han pasado por sus manos de cirujano, unas manos siempre templadas por la dedicación constante y nunca abandonada de sus operaciones. Nos recibe de impecable blanco. Los zapatos blancos, los pantalones blancos, la camisa blanca. Incluso la corbata es blanca y por descontado con su bata de médico doctor. Inmaculado. Todo ello destaca con la cálida luz relajante que invada esta inmensa habitación.

'En este espacio está mi vida. Mi vida materializada en recuerdos, objetos, revistas, libros, vídeos. Aquí paso mis horas de descanso y recogimiento. Mi vida espiritual está aquí'.

Este espacio reservado, es como un santa santorum del edificio de la Clinica Barrraquer. Está dentro del edificio del Centro Oftalmológico, pero su acceso no es nada fácil. Para poder adentrarnos en el mundo más intimo del profesor solo podemos entrar si vamos acompañados por él, ya que para acceder a este reducto solo se consigue a través de  la lectura de un digitalizador óptico que interpreta el iris de su ojo y permite abrir la puerta que nos adentra en este espacio personal de Joaquin Barraquer.

El conglomerado arquitectónico de la Clínica es una verdadera ciudad dedicada a la salud de la vista. Se extiende a lo largo y ancho de tres inmuebles que se comunican entre sí con el núcleo central. Es como una ciudad medieval mediterránea, un zoco que ha ido creciendo a medida que la actividad del centro se ha hecho más universal.

Este edificio se empezó a construir en 1934 y su primera fase fue terminada después de la guerra civil. Tenía la misma distribución que ahora, dominado por el edifico ubicado en el chaflán de la calle Muntaner y Laforja, aunque en aquella primera etapa el edificio contaba con solo una planta baja, dos pisos y un ático, en el más puro art-decó de la época. En los años cincuenta un nuevo edificio fue levantado en la calle Laforja, adosado junto la primera construcción y en la década de los setenta se amplió todo el conjunto subiendo tres plantas más y guardando la máxima coherencia arquitectónica con la parte original.

El edificio fue pensado y diseñado por el padre de Joaquin Barraquer, el doctor Ignacio Barraquer, con planos del arquitecto Joaquin Lloret, quien supo interpretar la idea de como tenía que ser una clínica oftalmológica. El doctor se involucró plenamente en la obra y colaboró  con el arquitecto en la selección del equipo de decoradores, pintores, estucadores, técnicos que supieron utilizar las nuevas materias para la construcción en aquella época, el acero, el cristal, el aluminio, con los materiales nobles de siempre, especialmente el mármol, dando lugar a esta obra de vanguardia arquitectónica en Barcelona, donde podemos destacar, a parte de su estructura, los elementos esculturales situados en la sala de espera de la clínica, los motivos zodiacales, los gatos egipcios, las focas dispersas en pomos, o la magnífica escalera de caracol, que se eleva hacia lo alto, desde el vestíbulo de la entrada principal.

-¿Que significa el anagrama del Centro Barraquer en la entrada del edificio?
     Es un dibujo egipcio que representa el ojo de Oudjat. Un dibujo que se encontró en un medallón colgado del cuello del faraón Tutankamon. Mi padre lo convirtió en el emblema del centro y representa un ojo sano protegido por la diosa buitre Nekhbet y la diosa serpiente Oudijit. Los egipcios llevaban este amuleto para conseguir una vista sana y como protección al mal de ojo. Creo que va acorde con nuestra actividad, ¿no?

-Por descontado. Su padre fue un genio universal...
     Fue una gran persona y un médico e investigador sorprendente.

-¿Y usted fue su niño mimado?
     No. Estuve rodeado de mujeres y un gran hermano. Lo cierto es que sí fui, posiblemente, el hijo que más estuvo en sus brazos, por la sencilla razón de que cuando yo era pequeño, mi padre tuvo un accidente de coche y estuvo escayolado durante bastante tiempo y recuerdo que en su recuperación me tuvo mucho en sus brazos. Era un padrazo.

-Pero también fue la 'niña de los ojos' de sus hermanas.
     Eran mayores que yo y me veían como su juguete, era el nen petit. Puede que mi gran afición a la música se deba a mis hermanas, porque a ellas les gustaba mucho escuchar música en un magnífico gramófono que teníamos en casa. Yo me encargaba de poner discos de baquelita en la gramola, y aunque aún no sabía leer, los reconocía por sus dibujos o sellos discográficos.

-¿La música es fundamental en su vida?
     Es un elemento primordial, como la vista. Debajo de donde nos encontramos ahora, tengo mi casa, y allí dispongo de un estudio de sonido en el que paso mis mejores momentos.

-Usted es un asiduo en las salas de concierto barcelonesas...
     Barcelona es una ciudad excepcional a nivel musical y en ello tiene mucho que ver la cultura de sus ciudadanos.Disponemos de verdaderos templos de la música, como el Palau, el Liceu y ahora un magnífico Auditori. En todos ellos suelo acudir a menudo acompañado de mi mujer.

-¿Su vida se mueve entre la música y el trabajo?
     Mi vida se ha movido esencialmente en el trabajo, que para mí es una afición, como lo es la música, y sobre todo los viajes. He recorrido por todo el mundo, pero no como turista, sino para trabajar o aprender en congresos o enseñar en los mismos. Mis frecuentes viajes a simposios, conferencias, universidades me han ido formando continuamente y yo me divierto mucho investigando, intercambiando opiniones, es decir, formándome continuamente.

-Y en este mundo de viajero, ¿su puerto de descanso es Barcelona?
     Por descontado. Aquí tengo mi verdadero refugio.Aquí, en este centro, que es lugar de trabajo, también es mi vivienda, mi hogar. Y esto es una gran ventaja ya que tengo todo a mano.Como a veces digo, mi automóvil es el ascensor, por que con él me desplazo del hogar al trabajo, al gabinete de consulta, o al quirófano.

-¿Porqué se dedicó a la oftalmología?
     En entorno es importante. Supongo que pesó mucho el hecho de que tanto mi padre como mi abuelo se dedicasen a ella. Ambos fueron unos pioneros en esta especialidad. Nací inmerso en este ambiente y porque creo, en el fondo, tengo una verdadera vocación y entusiasmo con esta especialidad.

-Esto se nota en el trato exquisito que tiene con todos su pacientes...
     Un médico que no sepa entender, ni oir, a sus pacientes no se merece el tratamiento ni el calificativo de médico. Esto es fundamental. El médico ha de aliviar con su consuelo al paciente, a parte de tener la obligación científica y técnica de sanarlo.

-¿Aunque el enfermo sea un pesado?
     Sí. Aunque lo sea. Ayer estuve más de una hora con un paciente, de esos que  muchos colegas califican de 'peligrosos'. Al final nos hicimos amigos, ya que yo quiero que todos mis pacientes sean mis amigos.

-¿Aún opera?
     Cuando no estoy de viaje, tres dias a la semana voy al quirófano y en estos días realizo ocho operaciones por dia. Ninguna más.

-¿Por qué?
     Por una cuestión de orden y para no agotar el cuerpo ni la mente. El exceso siempre es malo. Incluso del trabajo, cuando se convierte rutinario.

-¿Y esto es así desde que decidió ser cirujano?
     Sí. Siempre he respetado esta disciplina. Esta rutina (sonríe).

-Con 75 años de edad y semejante actividad, ¡usted es un fenómeno!
     No es cuestión de ser un fenómeno o no. Es intentar ser normal, Es una cuestión de disciplina y de educación física y mental. Para un cirujano es fundamental el control de sus manos y su mente. Tiene que tener un pulso muy templado, y una mente ágil y ordenada para poder resolver en cualquier momento, con rapidez y eficacia, una situación de crisis. Y esto solo se consigue con el temple y se conserva haciendo gimnasia física, gimnasia cerebral y practica diaria físioterapeuta para que las manos no tiemblen.

-¡Como lo consigue!
     Disfrutando del trabajo. Cuando salgo del quirófano, después de la ultima operación de medio día, me voy directamente a la piscina que tengo en la azotea de este edificio y nado. Quedo como nuevo. He desconectado. Luego como y después hago la siesta y vuelvo nuevamente al trabajo, en el que a veces  me dan las once de la noche. El trabajo es mi gran afición.Pero  has de saber limpiarte de él.

-Veo que no tiene necesidad de moverse de aquí, a no ser que esté de viaje.
     La verdad es que no necesitaría salir de aquí. sin embargo, por suerte, con bastante frecuencia tengo que viajar para asistir a conferencias. También suelo ir a con ciertos de música, y los viernes voy a jugar a golf.

-Sí, sabemos que es practicante del paseo verde...
     Es un verdadero descanso. Un punto de desconexión, en un campo de golf tienes un contacto directo con la tierra y el cielo. Voy a El Prat, hasta que nos dejen, ya que allí tienen que hacer la ampliación del aeropuerto. Es un deporte muy relajante, el único en el que la pelota te espera; le das un golpe, ella se va, pero se queda allí donde cae, esperándote..., hasta que tu vas a reencontrarla de nuevo. Sin prisas. No me digas que no es fabuloso.

Angel Joaniquet

martes, 8 de abril de 2014

Víctor Ramírez, (pintor chileno neoexpresionista)

El pintor chileno, Víctor Ramirez, en el taller de la calle Mercè de Barcelona
[Entrevista publicada en la revista ‘L'ArtPordà’, en mayo 1989]

‘LA MATERIA CON LA QUE ESTÁ HECHA UN CUADRO NO ES ABSTRACTA, ES REAL’

La fuerza expresiva de la pintura de Víctor Ramírez queda patente en sus óleos. De ellos se desprende un expresionismo espontáneo que imprime a sus telas una personalidad propia. Reflejan esta condición del artista que vive por y para la pintura. Ramírez busca en su arte la comunicación y la transmisión de unos sentimientos que le vienen de muy lejos. De la tradición cultural de su pueblo. Del impacto de unas imágenes, grabadas en su mente, en sus recuerdos, y trasmitidas a través de los pinceles.

El mismo ejercicio físico que supone toda acción de pintar, queda reflejada en su pintura. La simbología que  ha tomado en su última producción, es doble,  una es la referencia a la fuerza del caballo, como proyección de la potencia física de la naturaleza; la otra, el desgarro de la persona en comunicación, o por falta de ella, a veces erótica, con sus semejantes.

Para hacer comprensible este vitalismo expresivo. Víctor Ramírez utiliza la fuerza del rasgo, del contorno figurativo, del color. Un color que bajo la técnica de una visión abstracta, enfatiza la potencia comunicacional de sus telas.

- Fuertes y duros, tus cuadros, unos óleos que parecen un murales callejeros.
Los trazos, la propia textura, el relieve de los cuadros, forman parte de esta concepción que tengo del arte.

- Sublimas la línea, el rasgo y de forma indirecta, el color.
Es la materia tangible con la que dispongo, no es nada abstracto, es real…La materia con la que está hecha un cuadro, la tela, las pinturas, el mismo ejecutor, no es un hecho abstracto, es real.

-  Pero algo hay de abstracción.
Por descontado. Para mí es muy importante el trazo, la línea, lo que hay de un cierto resto de dibujo, a veces desaparecido o difuminado, pero que está en toda  pintura.

-Como un rastro perdido, invisible…
… Pero no del todo.

Victor Ramirez, chileno, nacido en Arauco, en la tierra de los mapuches, cuyos habitantes fueron denominados como araucanos por los primeros europeos que pisaron aquellas tierras del Sur de Chile, a pesar de sus quince años viviendo en Barcelona, no ha olvidado sus raíces americanas.

Soy americano, pero como pintor, me siento catalán. En el fondo me he hecho pintor aquí.

Expresionista nato, pinta lo que quiere comunicar, que no es otra cosa que la fuerza, el vigor, el eros, a través de la pintura. Víctor Ramírez expone estos días en el Taller Picasso barcelonés su última obra. Las ha ejecutado muy cerca del lugar de la exposición, donde ahora tiene el taller, en la calle Mercè. Aquí ha presenciado la fuerza del caballo y el erotismo desbocado de esta parte de la Barcelona portuaria.

- ¿Satisfecho con el resultado de estos meses de duro trabajo?
Sí. Estoy satisfecho con lo que he hecho. Y parece que ha sido reconocido.

- ¿Alguien ponía en duda tu talento?
No, pero ahora parece que sí se está valorando mi trabajo.

- Por tendencias, ahora parece que se ha puesto de moda de nuevo la pintura neoexpresionista, ¿ésta corriente ha hecho revalorizar tu obra en el gusto del comprador…?
Si, ahora me encuentro más cómodo cuando expongo. Mi pintura siempre ha sido la misma, pero ahora parece que se entienda más. Por esta simple razón, porque se está poniendo de moda otra vez el neoexpresionismo en esta ciudad, noto que mi pintura es mejor aceptada por el público, se la aprecia más.

- ¿Pero tú no sigues el compás de ninguna moda?
No. No  sigo ninguna moda. Yo siempre ha pintado así. Al principio se me criticaba y casi llegué a acomplejarme. Pero no podía -ni quería- pintar de otra manera.

- Lo compruebo.
Yo pinto lo que siento. Para mí fue un gran alivio el corroborar, cuando viajé a Berlín a principios de la década de los ochenta, que allí se estaban realizando cuadros como los que yo siempre he ejecutado.

El descubrimiento del neoexpresionismo por parte del coleccionista español ha posibilitado la mejor comprensión de la obra de Ramírez. E insiste:
Antes pintaba igual, pero he de reconocer que había en mí un cierto complejo que afectaba a mi obra, pues me atormentaba el hecho de que ‘lo que hacía no era lo que se llevaba’ y esto, de una forma inconsciente reprimía mi pintura.

- ¿Has superado este complejo?
Sí. Ahora pinto con mayor libertad, pues sé que la pintura actual está pasando por un momento de desconcierto y sé que hay círculos donde se aprecia el tipo de pintura que hago.

Una pintura de cariz expresionista, en que el color expresa todo un lenguaje, y donde la figura humana, en erótica unión con el caballo, siempre presente como símbolo de la fuerza material del hombre, forman un todo que marcan el estilo de este artista chileno, inmerso en el barrio marítimo de Barcelona..


Angel Joaniquet 

miércoles, 26 de marzo de 2014

Marcelino Botín (diseñador de barcos de vela)

Marcelino Botín, prefirió los barcos a los bancos
[Entrevista realizada en la primavera del 2007, para la revista 'nautas' durante el ciclo 32 Copa America en Valencia]
‘LA VELA ES PARECIDA A UNA PARTIDA DE AJEDREZ: ESFUERZO MENTAL Y ESTRATEGIA’


Marcelino Botín nació en Santander, en una familia prominente en los círculos financieros, pero afortunadamente para el deporte de la vela, le interesaba más la tecnología que los bancos, por lo que en 1994 se graduó en diseño naval en el Southampton Institute in Yacht Design. En 1995, junto con su socio, el sudafricano Shaun Carkeek, fundó en Santander Botin & Carkeek Y.D., con el objetivo de diseñar barcos de regata de todo tipo. Los diseños de su estudio han tenido un éxito sin precedentes en el competitivo circuito IMS (International Measurement System) europeo. Team New Zealand, con el objetivo de revitalizar y refrescar el equipo de diseño con el que participa en la Copa America, ofreció a Marcelino, en 2003, la posibilidad de unirse como su diseñador principal. Para él ha supuesto la oportunidad de colaborar con un desafío de gran prestigio que, además, cuenta con un equipo multidisciplinar de diseño, reconocido por su creatividad e innovación. En 2004 se mudó con su mujer y sus dos hijos a Nueva Zelanda. Desde la designación de Valencia, como sede la 32 Amercica’s Cup, está de nuevo en España. Entrevistamos a Marcelino Botín, el día de la inesperada derrota de su equipo contra los italianos del Mascalzone Latino, día del arranque en la Louis Vuitton Cup para el equipo neozelandés. Hace más de una semana que en Valencia, el viento brilla por su ausencia.

- Difícil arranque en la Louis Viutton...
            No hemos estado muy afortunados, pero es el inicio. Ya dicen, si no hay viento, no hay regata, y se hizo una regata sin  viento. Fue una lotería y ha pasado esto.

- ¡Que tiempo más extraño, aquí en Valencia, sin térmico, ni 'levantes'!.
            Sí. Todo el mundo está un poco perplejo. Estamos todos desesperados. Ha sido un arranque muy raro, però esto pasará y vendrá el viento, y seguro que haremos mejor papel.

- ¿Un debut no deseado?
            Sin duda, no era el soñado. Además tiene el mal sabor de que ha sido el primer match. Siempre podemos contar en perder alguno, pero realmente piensas que una derrota en un match no será contra uno de los “pequeños” Pero, hay que asumirlo. 

- ¿Pesimismo?
            Estamos al principio. Y nos hemos de recuperar de este bajón. Y sobre todo evitar otro pinchazo. Entonces sí que sería peligroso.

- ¿Por qué se hizo diseñador de barcos?
            Desde pequeño me apasiona navegar, y me gustan los barcos. Por esto decidí estudiar diseño naval.

- ¿En que navegó?
            Empecé en Optimist, en el RCM de Santander, después pasé al Snipe y también he navegado en Laser.

- Magníficos barcos, y todos distintos, ¿también fue un entusiasta del monotipo FC-8?
            He navegado mucho con ellos, donde descubrí navegar con tripulación. Hay muy buen ambiente de flota monotipo en Santander.

- ¿Con quien navegaba?
            Hacíamos equipos entre todos. Nos intercambiábamos. Yo empecé navegando con Toño Piris, otro entusiasta de los barcos.

- ¿Su pasión por los barcos le condujo al diseño naval?
            Sí, me decanté por estudiar diseño naval y me fui al Southampton Institute, para estudiar diseño de yates.

- ¿Es difícil abrirse camino en España?
            España tiene una gran tradición en el diseño naval y ahora somos ahora una referencia. Pero en aquel momento no había un entorno demasiado favorable. Cuando finalicé mis estudios tuve el dilema de buscar trabajo en un gabinete ya consolidado, difícil en aquel momento, o arriesgarme y crearlo yo.

- Es lo que hizo…
            Sí. Surgió la posibilidad de realizar un IMS de 33 pies. Y me volqué en él...

- ¿Tuvo suerte?
            Si, porque además salió bien.

- Si no, ¿hubiera sido un fiasco, su aventura?
            Puede.

¿Fue el Zuritel?
            Sí. Y gracias a su buenísima campaña, fue un éxito, para su armador y para mí. Consolidé el producto y me abrió la credibilidad en el mundo de las regatas.

- Pero no solo fue flor de primavera, después realizó otros proyectos, y todos con éxito.
            Sí. Después vino el Zurich, que hizo también una temporada magnífica, creo que la del 98-99.

- ¿Ganando la Copa del Rey?
            Sí.

- ¿Esta regata es la referencia de los armadores?
            En cierto modo, así lo era.

- Y después vino el 55 pies
            Exacto, con el Caixa Galicia, que ganó tres Copa del Rey y situó el barco entre los más competitivos del circuito.

- ¿Consolidando su proyecto empresarial?
            En cierto modo, ya que después vinieron los Sinergias 40, que participaron en los mundiales y los Grand Soleil, en la 'clase pequeña'.

- ¿Cual es el secreto de un buen diseño naval?
            Es una combinación de factores tecnológicos y del talento del diseñador.

- ¿Ser navegante influye en este éxito?
            Puede. Todos los que diseñamos barcos, sobre todo yates, somos navegantes. Y seguro que de nuestra experiència en la navegación sacamos algo que nos sirve luego para mejorar un barco.

- ¿Qué busca en un barco el armador?
            ¡Ganar! El objetivo primordial es ganar, ya sea por la rapidez del barco, o por la calidad de su tripulación.

- ¿Es importante que corra  un barco?
            Depende de donde pongas el barco a competir. Entre monotipos y regatas cortas es importante, ya que sacas puntas en la competición, pero a veces, este factor de velocidad punta no es determinante. Lo determinante es la tripulación.

- Cuando un armador encarga un barco, ¿que papel ha de jugar el diseñador?
            Ante todo, debe escucharle para saber lo que quiere, y a partir  de ahí proponerle un estudio acorde a sus necesidades, partiendo, siempre, del objetivo esencial, que es ganar las regatas.

- En un barco Amercia’sCup, esto es más importante, ¿no?
            En esta competición existe mucha más complicidad con todo el equipo que impulsa el proyecto. Además del armador, escuchas mucho al equipo. Saber que necesidades tiene, crear el tipo de barco más apropiado a sus características. Por ejemplo, en un barco Copa América, aunque la velocidad es importante, priman más otros factores, como el de rapidez de reacción en maniobras, facilidad en la manipulación del castillaje, etc.

- ¿Un traje a medida?
            Totalmente. En Copa América la influencia de la tripulación en como ha de ser el barco es prioritario. Son ellos quienes van a estar en él y es importante que el diseñador se amolde a sus necesidades. Es fundamental que el concepto o la idea que tienen los navegantes de lo que será su barco, se materialice bien en la embarcación. Saber qué tipo de maniobra quieren, dado que las salidas aquí son trascendentes, como ha de estar distribuido, etc. Por esto te decía que en estos barcos la velocidad punta no es tan importante. No basta solo que sea rápido, se quiere, también, que se pueda manejar bien, que pueda producir salidas rápidas, 'springs', realizar viradas sin parar. Los requisitos son más exigentes. Antes del diseño del barco, hay que definir quien lo va a llevar, y a partir de aquí, se plasma el diseño de la embarcación.

- ¿Los planteamiento son otros, que nada tienen que ver con los IMS o los Box Rule?
            Un barco Copa America es un barco a medida, y muy sofisticado. En los Box Rule, son diseños establecidos, parecidos, reglados por la norma, donde las pequeñas diferencias es lo que hace que cambien las cosas. Copa America es otro concepto.

- ¿Cual es su papel en el New Zealand Team?
            Como diseñador principal les he tenido que ayudar a definir el concepto de barco que querían, y una vez consensuado, lo he diseñado, tanto en su aspecto de casco como de apéndices que luego hay que adaptar, todo, al casco. Otro aspecto trascendental es, cuando el barco está en el agua, ayudar a que esté al cien por cien de su potencial, y facilitar que la tripulación pueda llegar a este cien por cien.

- ¿Cómo ve el diseño actual?
            El diseño de barcos está ahora dominado más por la tecnología y la informàtica, mientras que la intuición ha pasado a un segundo plano. El acceso fácil a la tecnología ha permitido que el nivel medio de calidad haya subido mucho y ,sobre todo, que se puedan probar los resultados de forma muy rápida. Lo que antes era un nuevo concepto y se tardaba años para su correcta aplicación y optimización máxima, ahora esto se reduce a la mínima expresión.

- Esta facilidad, ¿no provoca que todos los barcos se parezcan?
            Aunque al profano pueda parecérselo, en realidad no es así. Siempre hay variaciones, detalles, ligeras modificaciones, nuevos apéndices, etc., que hacen variar totalmente los resultados.

- ¿Y en esta variabilidad entra lo intuitivo, el talento del que usa la tecnología?
            Sí. Es en la intuición y en el talento donde radica la diferencia. Hay muchas soluciones para un mismo problema, y a “priori”, todas válidas. Encontrar la correcta, la major, a veces es una cuestión de magia, de intuición. Pero en esta pequeña variación, es donde està la llave del éxito.

- ¿Qué diseñadores punteros hay en la actualidad?
            Son los mismos que había hace 20 años.

- ¿No hay un relevo generacional en el diseño naval?
            Veo que son los mismos, y aún son muy buenos todos. Las nuevas tecnologías han estimulado más su ingenio y siguen aportando su experiencia y valía.

- Se dice que los cascos de las embarcaciones han quedado estancadas en diseños de mediados del siglo pasado…
            ¿Lo dices por la vela ligera?

- Principalmente.
            Hay una cierto debate... Pero, en mi opinión,  creo que se confunden dos principios: por un lado, buscar la velocidad por la velocidad, descargar adrenalina por la rapidez, y el otro, el concepto de regatear, en el que prima, más que la velocidad, la estrategia y la táctica, y la habilidad del caña. Creo que esto es lo importante. Tienes que saber encontrar la máxima velocidad a tu barco, pero lo que en el fondo hace que la competición sea interesante es la tàctica que empleas, no es la velocidad por la velocidad...

- Pero la velocidad crea adicción…
            Entiendo que de cara al profano,sí. Para el espectador que no ha navegado, para quien ve las regatas desde fuera, puede que no le emocione una ‘carrera’ si no hay velocidad, pero así es este deporte de la vela. Para quien se introduce en el mundo de las regatas puede que en un principio sí sea apremiante que el barco sea rápido, pero después descubre que en el mar y en la vela, la velocidad es un tema relativo. Cuando un novato ha participado en varias regatas empieza a entender que la velocidad es solo una herramienta y que lo que predomina es la estrategia. En el fondo la vela tiene mucho de ejercicio mental. Requiera también una fortaleza física, sobre todo la vela ligera, pero en esencia es un reto intelectual, en el que la estrategia, el temple, el dominio de la caña es fundamental. Podría decirseque es un deporte parecido a una partida de ajedrez. Esfuerzo mental y estrategia.

- ¿Se consigue velocidad con inteligencia?
            En igualdad de condiciones, quien finalmente gana, no lo hace gracias a la velocidad del barco, sino a como ha interpretado y solucionado una regata.

Angel Joaniquet