sábado, 16 de septiembre de 2017

Rai Ferrer (ilustrador y escritor)


ONOMATOPEYA, EN SOLITARIO
[Entrevista publicada en la revista mensual ‘Cara a Cara’ en junio de 1981]

Rai Ferrer, enamorado de los tebeos, nacido en el pueblo burgalés de Manciles, pero barcelonés hasta la médula, -con piso frente la capilla gitana que Helios Gómez pintó en la cárcel Modelo de Barcelona-, es un ilustrador que cree en la reivindicación de los grafistas y de los fotógrafos que han plasmado la historia del siglo XIX y XX con su trabajo de notarios del tiempo. Hoy reinventa su proyecto Onomatopeya. Y nos explica esto.


-Rai, ¿qué es Onomatopeya?
     Onomatopeya ha sido y Onomatopeya es. Me explico. Onomatopeya fue un colectivo de tres individuos José Solá, Luis Díaz y yo,  que se unieron en unas circunstancias profesionales difíciles. De eso hace unos cinco años. La vieja Onomatopeya se dedicó a reivindicar aspectos olvidados de la vida pasada y de la historia de nuestro país, ocultos e ignorados, por gran parte del publico, en aquel momento. Hoy, Onomatopeya, se puede decir, que solo es Rai Ferrer.

-¿En solitario?
     Sí, un amante del cine en technicolor, de las novelas de aventuras, de las historias de terror y de las aventuras policiacas. También, de un coleccionista empedernido de todo tipo de grabado y de publicación antigua o moderna, que archivo con patológico mimo.

-¿Quieres decir que Onomatopeya ya no es la misma de antes?
      Existe un común denominador, que une ambas etapas…, pero es otra cosa.

-¿Cual es este común denominador?
     En cierto modo yo. Pero también este denominador común podría ser la vocación de poner a disposición del gran público la iconografía que ha marcado nuestra vida cotidiana. Pero el estilo ya es distinto. Es el mío.

-¿Y continuar reivindicado  la imagen y el grabado?
     Por descontado. Pero incidiéndolo mediante un lenguaje claro y llano para hacerlo accesible a todos los públicos. Cosa que  a veces no pasa con muchos grafistas que utilizan la imagen y los  medios de comunicación para hacerse herméticos, intelectuales, oscuros.

-¿Qué elementos diferenciales hay entre la vieja Onomatopeya y la nueva?
     La más evidente, es la falta de uno de sus miembros, Luis Diaz. Y un procedimiento judicial de por medio, que hemos tenido por injurias al Ejército.

-¿Pero, continuas colaborando con José Solá, el otro miembro del trío onomatopéyico?
     Solá es un gran amiguete. Y colabora conmigo, sobre todo para caligrafiar los textos de mis composiciones. Es un gran globero (rotulista).

-Uno de los rasgos diferenciadores entre la vieja y nueva Onomatopeya es el abandono de los temas históricos, de marcado cariz reivindicativo, de tipo social, para entrar más en el plano cultural, y sobre todo la ausencia total del color
     Bueno. En los trabajos de la primera época hay dos circunstancias que determinaron nuestro estilo. Uno es que el grupo surgió, prácticamente después de la muerte del dictador, por una circunstancia profesional, ya que Luis y yo trabajábamos en el departamento de publicidad de una empresa dedicada a la venta por correo y que, por una quiebra, desapareció. La situación  de quedarnos sin trabajo nos obligó a reinventarnos nuestra actividad profesional y decidimos crear un equipo de creadores gráficos, pero con un leiv motive diferente: expresar nuestra inquietud cultural e  incidir en la sociedad a través de nuestra profesión de grafistas publicitarios.

-Sí, recuerdo que vuestros trabajos, carteles, posters, viñetas, eran tan atractivos y vistosos como los anuncios de la Coca-Cola, pero con unos contenidos que podrían escandalizar al propio Marx.
     Mira, te cuento. El contenido radical de nuestros trabajos era un producto y de una necesidad de la época. Un tiempo que muchos han catalogado de transición, de pre-democracia.  Aquel radicalismo también era debido, puede, a mi espíritu ácrata, que he tenido de toda la vida, y no lo puedo contener. Sobre el multicolorismo y la excelente ejecución de los trabajos se debe, en un alto porcentaje, a la excelente mano y gran profesionalidad de este genio que es Luis Diaz. Pero también he de decirte que todo aquel colorido, toda aquella buena factura, suponía un lastre, un hándicap para el desarrollo de la propia Onomatopeya, sobre todo en no traicionar su vocación primaria.  Cosa que ahora, en solitario, ya no pasa.

-¿Por qué?
     Por una razón muy simple. Diaz es un perfeccionista, un artista, un creador enamorado del color, del diseño y no toleraba que dejáramos de trabajar en la policromía. Imprimir en color es carísimo y los trabajos en color solo pueden ser destinados a un tipo de publicación muy determinada. Yo siempre tuve claro, que nuestro trabajo tenía que llegar a los diarios, y no solo a revista ‘tutti colori’.

-¿Esto era traicionar la idea primigenia?
     Onomatopeya nació con ganas de llegar al gran público. Nació para la comunicación de masas. Con una voluntad de utilizar los canales de difusión de mensajes masivos. Desde posters, pegatinas, ¿y por qué no?, las páginas de los diarios. Teníamos claro que si utilizábamos los medios convencionales de comunicación, la prensa, nuestras ideas o reflexiones podrían llegar a mayor número de gente posible. Yo pienso así y no solo para que disfrutasen de nuestro trabajo una minoría selecta y determinada. De ahí mi persistente preocupación en utilizar publicaciones de lo más variado, y de esta forma, hacer que los mensajes pudieran llegar a un público lo más amplio posible.

-¿En qué fuentes iconográficas bebe Onomatopeya?
     El secreto de Onomatopeya es que reproduce imágenes, fotografías o estampas auténticas de la época que describe. Esto sí, con la lógica manipulación en la composición y el montaje, lo  que le da una personalidad propia. Y esto se debe a que tengo un archivo gráfico que me permite jugar con multitud de imágenes y de las más variadas épocas.Por otra parte, en lo estilístico, Onomatopeya es una simbiosis del trabajo que realiza El Cubri, equipo de grafistas madrileño que admiro, y del equipo valenciano Crónica. Soy un ferviente admirador de ambos, a pesar de que hay cosas que no comparto de ellos…

-¿Cómo qué?
     Pues… de El Cubri, no comparto su hermetismo, su código expresivo con tantas claves ocultas. Del Equipo Crónica, considero que sus trabajos se limitan en el estrecho terreno de lo pictórico, de limitarse a que su difusión sean las galerías de arte, menguando su posibilidad de difusión, a través de los mass-media. Crónica rechaza su utilización, factor que lo pone en las antípodas de Onomatopeya. Equipo Crónica hace cuadros para museos. Onomatopeya hace viñetas, posters, literatura gráfica, para la gente.

-En cambio ¿El Cubri si usa los mass-media?
     Sí, pero con una voluntad minoritaria, para dirigirse a una minoría muy determinada… O eso pienso yo.

-He observado, que gran parte de tu producción son homenajes a sucesos o personajes que la sociedad lo quiere marginar, como los hechos de Casas Viejas, el bombardeo de Guernica, Durruti, Groucho Marx, la novela policiaca, el cine de Hollywood…
     Sí, esto puede que sea una de mis señas de identidad. Reivindicar cosas que muchos creen ya obsoletas, o para el  olvido, me entusiasma.  Por eso las toco. Pero más que un homenaje a personajes o sucesos,-¡que lo son!, mis trabajos son una reivindicación a aquellas personas que con su plumilla, su carboncillo, su cámara fotográfica han hecho posible que estos sucesos los podamos disponer ahora, y revivirlos gracias a aquella representación gráfica.

-¿Por qué tu trabajo es una homenaje a la documentación gráfica de la historia de los últimos años y no a los de ahora?.
     Se debe a mis demonios
-Tus debilidades, tu aficiones... sí, lo veo en vuestros trabajos publicados en Cuadernos de Cine, en Fotogramas, el mismo libro dedicado a la novela policiaca y sobre todo el que me acabas de enseñar, a punto de publicarse, de la Novela de Aventuras… Pero, para mí, creo, tu mejor proyecto es este inacabado reportaje gráfico sobre la historia del primer tercio del siglo español titulado Tiempo de Estampas (1900-1931) y que se tenía que completar con Tiempo de Rebeldía (1931-1939) y Tiempo de Nostalgia (1939-1950).¿Por qué no lo finalizasteis?
     Realizar este libro, y finalizarlo, fue muy divertido. Pero una vez editado, resultó todo muy complicado. Hoy, tendría que tener una buena oferta para remprenderlo. Fue un acto de voluntarismo tremendo… Cuando ahora lo pienso, me asusto.

-Por cierto, tu nuevo libro de homenaje a la novela de aventuras ¿lo edita una editorial de Madrid?
     Sí. Mis dos libros anteriores, Tiempo de Estampas y La Novela Policiaca fueron editados en Barcelona. Para este nuevo, me vino una oferta de Madrid que se interesó por el trabajo.

-¿Hay ahora más iniciativas a periodisticas y editoriales en Madrid?
     Mi experiencia profesional entre Madrid y Barcelona es curiosa. Onomatopeya empezó publicando en revistas barcelonesas, donde se nos aceptó admirablemente, Viejo Topo, Fotogramas, Bazaar, Por Favor... Luego vino la gran crisis de la prensa en Barcelona y decidimos ver como estaba el ambiente en Madrid. Como anécdota, te diré que llegamos a la villa y corte en mi 600 el día del entierro de los abogados laboralistas. No debía ser el momento más adecuado para proponer lo que ofrecíamos, ni para editoriales de libros, ni para la prensa, y el caso fue que regresamos a Barcelona con las manos vacías. Posiblemente, en aquel momento, no entendieron nuestra fórmula de gráfica, demasiado novedosa, puede. No estaban para puñetas, en definitiva. El caso es que de vuelta a Barcelona, decidimos continuar con nuestra labor, estilo y conceptos que ya teníamos. Pero decidimos prestar más atención a las editoriales de prensa escrita y sin olvidar nuestra faceta libresca y postulamos en producir viñetas más sencillas, para que colara mejor en la prensa, y funcionar a modo de agencia. Esto originó alguna divergencia dentro del grupo. Lo malo fue que en ese momento, en Barcelona, se agudizó la crisis de la prensa, y esta opción no fue factible. Ello hizo  que se abriera una crisis de crecimiento en la misma Onomatopeya. Fue en este periodo cuando Luis Diaz decide dejar el colectivo y yo poté por continuar con Onomatopeya, solo. Tras algunas exposiciones en algunas galerías, con originales publicados,  y sumergido en el  marasmo que se encontraba la prensa barcelonesa, decidí probar de nuevo ir a Madrid y tuve la gran suerte de conseguir  trabajar en Diario 16: nada menos que publicar cada día una viñeta en un calendario conmemorativo.  Puede que los tiempos habían cambiado y puede que el estilo onomatopéyico se hiciera más comprensible en Madrid.  Fue como dicen, 'de Madrid…al cielo'. Y aquí estoy. En la gloria…,  y a la espera, también, de la próxima publicación del libro de aventuras…


Angel Joaniquet

jueves, 27 de abril de 2017

Jaume Sisa, (músico)



'CUALQUIER NOCHE PUEDE SALIR EL SOL’
[Entrevista publicada para la publicación infantil,’El Tricicle' dirigida a alumnos de ESO, 22 de abril 2017]

Se ha convertido en un himno de la solidaridad y de bienvenida. "Qualsevol nit pot sortir el sol", [Cualquier noche puede salir el sol] es un canto a la amistad, a la hospitalidad, al derecho de recibir en tu casa a la gente que huye de la guerra y de la violencia. 

Una canción que Jaume Sisa, la compuso a principios de los años 70, en plena época hippy, cuando se oía decir aquello de que "haz el amor y no la guerra" y que hoy continua vigente y actual. La voluntad de que mi casa sea también la tuya, es una muestra de aprecio hacia los demás y un deseo de solidaridad que se mantiene vivo en nuestra sociedad, tan normal y natural como es ver salir el sol cada día.

- ¿"Cada noche puede salir el sol" ?,

De hecho, siempre sale, es una maravilla, que por ser tanto cotidiano no le prestamos mucho caso. Hoy mismo nos ha salido de nuevo el sol, tras la negra noche y nadie se ha sorprendido. Es lo normal.


-¿Cuando escribió la canción?

A principios del año 71, pero la grabé en 1975.


-¿A que se refiere la temática de la canción?

A muchas cosas, pero la principal es una referencia a la amistad. Recuerdo que salió de una forma no muy premeditada. Surgió probando melodías, para hacer una composición, donde la música era el motivo fundamental. Como texto, fue la escusa para acoplarlo a la música y para llenarlo de palabras decidí encadenar una serie de nombres, de personajes de ficción, que me acompañaron mientras la componía.


-¿Cuántos personajes salen?

60, y todos personajes de ficción. Lo curioso es que una vez tuve a estos personajes enganchados en la música, me pregunté, ¿y ahora, que hago con todas estas personas?. Entonces se me ocurrió que los podría invitar a una fiesta, en mi casa, y de ahí salió el argumento de la canción .


 -¿Qué personaje de cómic le gusta más?

No lo sé. Es curioso, nunca me han hecho esta pregunta. Es difícil definir quien es el que más me gusta... Todos. Es como responder a la pregunda de ¿a quién quieres más ...? El amor, si es sincero, es universal, no partidista.


-¿Pensó que tendría tanto éxito ésta canción?

¡No!, ¿que va !. Este tema era como una ‘torna’. Antes, cuando ibas a la panadería a comprar pan y no llegaba la barra al peso estipulado, te daban un trozo de pan o un corte de coca, para completar la compra. Esto se llamaba la 'torna'. Con esta canción pasó lo mismo. Fue como una 'torna', para completar un disco. Recuerdo que en Rafael Moll, el productor de mis discos, me dijo que este tema no sabía cómo encajarlo dentro del resto de las piezas. Y al final quedó para ser la última, como una especie de cuento que sirviera de relleno y completar el disco. Se registró casi de milagro.


  -Si escribiera de nuevo la canción, ¿qué personajes pondría?

Seguro que pondría de nuevos. Hay muchos personajes que quedaron fuera, pero no de forma premeditada, sino porque no se me ocurrió en aquel momento. Mafalda, no sale, como tampoco salen Diego Valor, Spiderman o el Micky Mouse, a pesar de que mucha gente cree que sí. De escribirla ahora, a lo mejor pondría a Heidi, al Xin Xan, a Mazinger Z. Creo que es una canción que se puede alargar infinitamente, añadiendo personajes de ficción, adaptándose al gusto del momento.


-¡Una canción muy versátil!

Creo que sí. Y muy abierta. Se acomoda bien a todo tipo de manifestación, ya sean actos familiares, celebraciones populares, fiestas. Es una canción que sirve para todo. Se ha cantado en bodas, bautizos, funerales, en todo tipo de actos y celebraciones.


  -¿Qué le parece que su canción de "Cada noche puede salir el sol" se haya tomado como un himno de bienvenida a los posible refugiados que puedan llegar a nuestro país, tal como se hizo cuando la jornada y el concierto solidario promovido por "casa nostra, casa vostra"?

     Me parece bien. Es una canción, como te digo, muy abierta, que transmite de forma clara una de las vertientes más altruistas que tiene la gente, que es el de acoger en su casa a la gente que necesita ayuda y compañía.


Angel Joaniquet

(Texto traducido del catalán)

lunes, 2 de enero de 2017

Josep Gallisá, (regatista y armador de crucero)


‘FALTAN TRIPULACIONES PARA REGATAS SOCIALES’
[Entrevista publicada en RANC Difusión, núm. 29, enero del 1989]

Josep Gallisá es un experto navegante. Armador del Viking II, actualmente es el presidente del Club Náutico Arenys de Mar, y un crucerista convencido, de los que sale a navegar en todas la regatas sociales de fin de semana, y participa en  campeonatos de cruceros del calendario federativo. Es socio fundador de la Real Asociacion Nacional de Cruceros –RANC-

     'Entonces no era Real, -nos dice- era simplemente Asociación Nacional de Cruceros (ANC). Fui el primer secretario de la asociación, en el año 1973. Después lo fui, ya constituida, en el 74 y en el 79. Tengo el número 5, como socio'.

-¿A qué se debe que salgan tan pocos cruceros a regatear, hoy por hoy, comparado con años atrás?
     Competir en regata es duro. A muchos le gusta navegar, cada vez salen más barcos por el placer de navegar, pero competir…, esto es otra cosa. Requiere mucha voluntad. Coordinar personas. Preparar barco. Hay momentos que la gente se cansa… porque es difícil mantener con entusiasmo un proyecto y sobre todo, hoy es difícil  encontrar tripulantes…

-¿Estamos viviendo un momento de crisis más de tripulaciones  que de armadores?
     Sí.

-Y, ¿eso?
     Es resultado de un ciclo oscilante, como en todo en la actividad humana. Ahora estemos sufriendo un momento de desencanto por parte de muchos navegantes…

-¿Debido a qué?
     A varias razones. Puede que a un cambio de ciclo. Una es que cada vez más se están profesionalizando muchos tripulantes, que van a competir en barcos con armadores fuertemente esponsorizados. Para ser más competitivos buscan tripulaciones de otros barcos, y se quedan cojos barcos con tripulaciones habituales, sin gente con que navegar.

-Si esto pasa es porque buscan alcanzar mejores niveles de competición y si hay alguien que fomenta esta profesionalización no se puede hacer nada en su contra
     Pero esto no está claro. Lo que ocurre es que en determinados momentos un armador necesita, por algún compromiso náutico, una buena tripulación. Entonces busca a los mejores del momento y los atrae como sea, vaciando a otros barcos.

-Esta práctica, ¿cada vez está más extendida?
     Sí. La prueba es que cada vez hay menos tripulantes para los barcos que regatean los fines de semana, en las regatas sociales. Muchos navegantes se reservan sólo para las grandes regatas.

-¿La oferta es pequeña?
     Siempre ha sido mínima. Aún somos un país que vive de espaladas al mar. Las tripulaciones actuales son las mismas que las que se formaron hace quince años. No hay renovación. Esto también provoca que muchas de estas personas ya estén cansadas, que busquen otras actividades de ocio, o de pasatiempo deportivo.

-¿No se sienten suficientemente recompensados, sólo navegando?
     Existen pocos alicientes para ellos. Incluso los medios de comunicación hacen escaso eco de los esfuerzos que realizan estos hombres de base de la vela. La prensa sólo habla y se preocupa de una élite de navegantes. Y en el crucerismo, las regatas no las sustenta la élite. Es el resultado de muchos proyectos, de muchas embarcaciones, de muchos armadores que velan por este deporte. Y esto no es considerado en lo más mínimo, ni por la prensa, ni por la sociedad, incluso ni por la misma federación.

-¿Un alto sacrificio para no verse recompensado?
     O muy poco. Solo a nivel individual, el de la pura satisfacción personal. Y esto, muchas veces, sabe a poco para quien se ha sacrificado durante años en este deporte.

-Lo veo pesimista
     No. Por naturaleza soy optimista, pero es una evidencia esto que te estoy contando y, que creo, hay que remediarlo como sea. De aquí mi optimismo.

-¿Cómo?
     Superar el desencanto, y esto no solo es una anécdota o una frase. Existe un profundo desencanto, tanto entre armadores como de tripulaciones, debido el alto nivel tecnológico en que se está llegando en muchas regatas. Sobre todo con la guerra de materiales, lo que hace que para la mayoría de los armadores les sea imposible el competir con igualdad. Se está perdiendo un poco el entusiasmo por competir, ya que muchos ven como una fatalidad el hecho de que nunca ganaran con su barco cuando compite con uno muy bien ‘armado’. Estamos llegando a unos niveles de diferencias que valdría la pena replantearse como hemos de regatear. Y esto solo se podrá hacer con unas nuevas valoraciones de hándicaps y ratings.

-¿Una solución no es la actual separación que se hacen a los yates en competición, ubicándoles, según sean, en yates ‘regata’ o en yates ‘crucero’?
     Esta separación de flotas ha sido una de las mejores iniciativas de la Asociación. Es evidente que no se pueden mezclar prototipos con barcos de serie, al igual que no se puede mezclar ‘fórmulas 1’ con ‘turismos’ en una carrera de coches. Pero en el fondo, y sin querer, estamos potenciando los grandes proyectos, ayudando con un seudo-profesionalismo a tripulaciones que después tampoco pueden vivir de su actividad y en contrapartida, la flota base no crece, nos quedamos sin tripulantes, y cuando navegamos en campeonatos contra otros barcos con grandes presupuestos, sabemos que nada podemos hacer contra ellos y entramos de nuevo con el problema. Muchos se desmotivan, se cansan y dejan de embarcarse.

-¿No será una falta de espíritu deportivo?
     En parte puede que sí. Con tanta diferencia de armamento no es extraño que muchos no estén motivados deportivamente. Hay que saber perder, también. Pero la afición al mar se mueve en círculos muy restringidos, y no por un tema de posibilidad económica, sino porque el mar es muy selectivo. Ser aficionado al mar, navegar, supone un gran esfuerzo, no solo económico. Es una voluntad. Muchos llegan al mar por romanticismo y no por deportivismo. Y puede que esta faceta falte hoy día. Una solución de futuro tendrían que ser las Escuelas de Vela, que son las que tendrían que garantizar la continuidad de esta actividad deportiva de la vela y garantizar canteras de futuros tripulantes, con ganas de navegar y competir.

En su club hay una buena escuela de vela
     Sí, pero veo que muchos jóvenes, cuando cumplen los 18 años, y cuando ya no están bajo la tutela del padre, se olvidan del mar. Y son estos jóvenes quienes tendrían que engrosar las tripulaciones de crucero.

¡Parece un pez que se muerde la cola,  ahora que contamos con más clubes náuticos y más puertos deportivos!
     Confundir la estadística del buen número de puertos deportivos y relacionarlo con una señal de buena afición por el mar, es un craso error. Por experiencia te diré que tan solo un 5% de los socios de un club, regatean.

-Y este fracaso a ¿qué se debe?
     Fundamentalmente  porque está mal dirigido este deporte. Las federaciones solo estimulan a las figuras, al medallista, a los  campeones, cuando en realidad, pienso, el objetivo de una dirección deportiva tendría que orientarse en fomentar a la base deportiva. Este es el  verdadero cometido de los responsables del deporte. El gran fracaso de la política deportiva, y no hablo sólo de la vela, es que no se consigue crear una afición suficiente para que la gente participe y practique deporte, como base, en el futuro.

Angel Joaniquet