jueves, 14 de febrero de 2013

Theresa Zabell (bicampeona olímpica)

Theresa Zabell, medalla de oro olímpica por partida doble (foto: A.J.)
[Entrevista publicada en la sección navegando con... de la revista 'náutas', verano 2007]

FASCINADA POR LOS JUEGOS OLIMPICOS Y EL MAR

Theresa Zabell, malagueña, actual vicepresidente del Comité Olímpico Español, es el único deportista español, en este caso femenina, que ha revalidado el oro en dos olimpiadas consecutivas. Fue en los Juegos de Atlanta, cuando repitió el título olímpico en la clase 470, después de haberlo ganado cuatro años antes en Barcelona. En recuerdo de aquella proeza, única en el deporte español, es el tatuaje con los cinco aros olímpicos, que tiene grabado en su tobillo del pie derecho.

…Nunca me han gustado los tatuajes, pero fue como una promesa -nos confiesa Theresa, cuando descubrimos su secreto-
- Explícanoslo …
            Sí. Fue por una especie de promesa que me hice en Barcelona, de que si ganaba los Juegos me haría un tatuaje. A mi no me gustan los tatuajes, pero fue como un arrebato…

-Y cumpliste la promesa.
            Bueno, me lo hice varios años después, ya que cuando gané el oro en Barcelona y me lo quise hacer allí, iba a sitios que no me daban la suficiente garantía de que me lo hicieran bien, y sobre todo no me inspiraban una cierta seguridad.

-Es que los tatuajes, en aquella época, aún no se habían convertido en un objeto de moda
            Si, era aún un tema bastante duro, de gente arriesgada. Pero por otra parte era un tema, muy marinero. Fui a varios sitios, pero no me fié de que me hicieran bien los aros. Ya sabes, lo de las proporciones, su colocación, las distancias entre ellos. Tampoco me convencían las medidas higiénicas. Entonces eran lugares muy siniestros. Además donde iba no me garantizaban en diseñar bien los aros olímpicos, que era lo que yo quería.

-O sea que se te enfrió la promesa.
            Aparentemente sí, pero en el fondo, no. Fue después de los Juegos de Atlanta, cuando gané el segundo oro olímpico, cuando decidí hacérmelos de nuevo. Entonces había evolucionado mucho la técnica del tatuaje. Ya habían verdaderos artistas que se instalaron en España, y en Denia, ví, como unos alemanes realizaban grabados con una cierta gracia y con unas garantías de salubridad suficientes y decidí dar el paso.

-El olímpismo lo tienes muy grabado, ¿cuando lo descubriste?
            Descubrí el olimpismo por la televisión. Tenía 11 años. Lo recuerdo como si fuera ahora. Estaba en Inglaterra, en casa de unos familiares, pasando el verano, para perfeccionar el inglés, cuando de repente me quedé boquiabierta mirando las pruebas de atletismo que se retransmitían desde Montreal. Allí organizaron los juegos en 1976.

-¿Quedaste fascinada?
            Si. Vi todos aquellos atletas competir delante de tanta gente, y ser observados por todo el mundo, que me fascinó. Además  ya de pequeña me gustaba mucho el deporte. Los practicaba todos, el atletismo, el tenis, el baloncesto. Incluso el año anterior me habían metido en un barco de vela, con un cierto traumatismo. No sé, toda aquella ceremonia del deporte, me impresionó, por su escenografía, y por la belleza que proyectaba. Además no tenia ni idea de que existieran estos juegos deportivos.

-Fue como una iluminación…
            Me quede encantada y continué mirando las retrasmisiones los días siguientes. Aquella misma tarde soñé que yo también quería ser una de estas atletas que estaban en el estadio.  No sabía en que deporte, pero pensé que me encantaría participar en una olimpiada.

-Y lo conseguiste.
            Si. Años después, cuando ya navegaba a vela, puse todo mi empeño en ser olímpica y sobre todo cuando me enteré que la IYRU, la federación internacional de vela, iba a reconocer a una clase de vela exclusivamente para mujeres en los Juegos de Seul, Pero ya desde mucho antes, mi entusiasmo olímpico se moldeó siguiendo, como espectadora televisiva, los Juegos de Moscú y siguiendo  con un verdadero fervor, los de Los Ángeles. Recuerdo que entonces ya competía en vela, en la clase Europe, y fue cuando me enteré , que por una por una imposición del Comité Olímpico Internacional, la federación Internacional de Vela ponía una clase olímpica femenina para los próximos,  que fue la clase 470.

-Pero tu navegabas en la clase Europe ¿no?
            Sí. Incluso pensé, que era una pena que no hubieran elegido una clase  individual, como el Europe, que era en la que yo navegaba. Pero bueno. Recuerdo que la Federación Española, ante este nuevo hecho, comenzó hacer concentraciones de chicas que navegábamos, para seleccionar un equipo femenino de 470. Yo probé el barco, y recuerdo que me encantó. Enseguida me hice con el barco y me acople muy bien a él. Incluso hice la preselección para ir a Seul, y la ganamos, Navegaba con una chica santanderina llamada Zane Yllera. Pero a pesar de ganar las selectivas, no nos escogieron para ir a Seul.

-¿Fue tu primera desilusión deportiva?
Fue una desilusión tremenda, porque no nos lo esperábamos. Y además nadie se molestó en decirnos la razón por la que no fuimos seleccionadas para ir a Corea. Fue una decisión en la que, ahora, pasados 20 años todavía nunca he llegado a saber el por qué. A lo mejor tenían sus razones, aunque yo no lo comprendiera. Pero aún no me han dicho el porqué de aquella decisión.

-¿Te afectó mucho…?
Mucho. Después de Seul estuve algunos meses sin navegar. Esta decisión me desmotivó mucho. Incluso pensé en dejar la competición. Pero después, pasados unos meses,  te das cuenta de que no puedes dejar lo que te gusta, que la competición  te encanta, y decidí volver. Sobre todo, me motivó mucho el hecho de que se hubieran elegido a Barcelona como sede olímpica de los próximos Juegos. Y quise competir en ellos. Hice pareja con Patricia Guerra, hicimos la selección oportuna, esta vez la ganamos y si fuimos las designadas para estar en los Juegos...

-¿Me has comentado que tu primer contacto con la vela fue traumatizante?
Total. Era cuando tenia 10 años. Mi primera subida a bordo de un barco solo, fue en una Feria de Fuengirola. Es una feria que se realiza en el mes de octubre. En Fuengirola nunca llueve, pero cuando se celebra la feria, llueve. Y como no, aquel año también llovió, y hacia muy mal tiempo. Recuerdo que aunque no había club náutico entonces, el ayuntamiento organizó un cursillo para los niños del pueblo, y a mi me apuntaron. Y fue terrible. Me metieron en un Optimist, sin tener ni idea, con un tiempo infernal y me encontré en medio del mar. Supongo que si lo mirara ahora no estaba tan tremendo, pero desde mi perspectiva infantil, recuerdo que me quede horrorizada. Me espanté tanto, que dije que nunca más navegaría. Llegué mojada a tierra, además hacia mucho viento, no controlaba un palo horizontal que me golpeaba continuamente, el ruido del flamear de las velas me traumatizó, en fin lo pasé fatal. Sin ropa adecuada, me pareció que esta actividad era la más incómoda y patética del mundo. Bueno, que salí traumatizada...

-¿Como superaste este trauma?
            Después de esta experiencia no pensé más en la vela, Pero como te he comentado, me gustaba mucho el deporte, me gusta, me encantaban todos, el atletismo, el tenis, el baloncesto. Y los practicaba en el colegio, con las amigas. Sin embargo cuando cumplí los 14 años, se produjo un cambio de colegio y con un grupo de amigas intimas, que nos separábamos por el tema de colegio, decidimos hacer algo juntas aquel verano. Aquel año se acababa de crear un club náutico en Fuengirola, en el que el padre de una de mis amigas estaba muy involucrado, y nos convencieron en hacer un curso de vela

-¿Y aceptaste?
            En principio advertí a mis amigas, que esto de la vela era un rollo, que yo ya lo había probado hacia años, y no me gustó nada y que no era nada divertido Pero ellas, tozudas, quisieron hacerlo y al final me convencieron.

-¿Y superaste el trauma?
            Si, Pero he de decir que hizo mejor tiempo, y esto es muy importante para iniciarte en la vela, además no hizo tanto viento, como en aquella primera experiencia, y sobre todo, creo, que crecí un poco. Y curiosamente mientras a mis otras amigas, no les gustó la vela, a mi me comenzó a gustar, y continué navegando.

-¿Te enganchaste a la competición?
            Empecé a competir en la clase Europe ya que a los 14 años ya no era conveniente entrar en Optimist. Y las regatas a nivel local me fueron muy bien, después me animó mucho el quedar bien clasificada a nivel nacional y gané el campeonato de España, a nivel femenino y al año siguiente pude ir la campeonato del mundo en Holanda, donde éramos unas 80 participantes y quede entre las 30 primeras. A partir de aquí todo se precipitó. Y mi pasión por el deporte, mi seguimiento de los Juegos de Los Ángeles, consolidaron mi trayectoria futura como regatista.

-¿Eras muy competitiva?
            Creo que sí, sobre todo en mi etapa olímpica. Pero cuando empecé a navegar lo hacía por el placer de  navegar. Lo que pasa es que en España el deporte de la vela está muy enfocado a la pura competición, por lo menos en la época en que yo empecé a competir. La verdad fue que cuando empecé era para estar con un grupo de amigos. El resto cayó por su propio peso. El entorno te obliga, además me había propuesto una meta. Entonces ya entra el compromiso con uno mismo.

-¿Que compromisos tienes ahora con el deporte?
            A parte de ser miembro del Comité Olímpico Español, que es todo un orgullo y una satisfacción, creo que todo deportista debe algo a la sociedad que le ha permitido poder cumplir su sueño como deportista. Cuando deje la vela olímpica me consideré una afortunada en poder haber  realizado mis sueños…. Es entonces cuando te das cuenta que los deportistas tenemos la obligación moral de devolver a la sociedad todo lo que ésta nos ha dado y ayudado. De aquí, hace unos nueve años, decidí crear una fundación, Ecomar, donde pudiera devolver  algo, un granito de arena, a la sociedad que tanto me ayudó.

-¿Qué pretende Ecomar?
            Nuestra actuación tiene tres pilares: el fomento del deporte, la concienciación sobre el medioambiente y el de la educación integral. Queremos que los niños aprendan a navegar, que se den cuenta de que el deporte de la vela es una actividad divertida, y enseñar los valores de la cultura del mar y del respeto a la naturaleza. Trasmitir estos objetivos a los niños de toda España, aunando fuerzas con los principales clubes náuticos españoles y escuelas de vela de toda España es nuestro reto.

-¿Entre ellos están muchos clubes de la Asociacion de Clubes Náuticos Españoles?.
            Si están los clubes del Mediterráneo de Málaga, el Abra, el Astur de Regatas, el Nautico de Valencia y el de Castellón, y los de Bayona y la Coruña.

-Ecologismo y olímpismo son unos valores muy del siglo XXI...
            El Comité Olímpico Internacional actualmente dice que el tercer pilar del olimpismo es el medio ambiente, es decir la ecología, el respeto al nuestro planeta, y además, creo que la ecología se entiende más y mejor si haces deporte, por que en el fondo la naturaleza equilibrada  es el escenario del deporte. Una naturaleza contaminada, es antagónica con la practica deportiva. Hemos de tener un entorno favorable, para la buena practica del deporte. Esto es lo que pretendemos divulgar en los talleres Ecomar.

-¿Como ves el movimiento olímpico en España?
            El olimpismo ha llegado a una dimensión que hace treinta años nadie lo hubiera imaginado. Era impensable. Los aros Olímpicos, son uno de los logotipos más conocidos del mundo y hay poca gente en el mundo que no los reconozca. El movimiento olímpico es ahora como una filosofía de vida.

-¿Hay afición al vela en España?
            Poca, la vemos como una cosa inaccesible, pensamos que es elitista, y esto es un error. Hay que cambiar. Somos un país de mar. Y hay que aprovecharlo. Es necesario hacer pequeñas acciones, para erradicar la idea de que estamos de espaldas a él. Un ejemplo positivo en cambiar esta imagen es el programa del ayuntamiento de Cádiz, que ha hecho un esfuerzo para que los niños gaditanos aprendan a navegar a vela. Desde hace 10 años, y  durante dos años, un día por semana, reciben, desde los institutos, la enseñanza y la  práctica necesaria para conocer la vela. Resultado: todos niños de Cádiz saben navegar.


Angel Joaniquet

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