martes, 30 de octubre de 2012

Joaquín Coello (presidente del Puerto Barcelona y navegante solitario)

Joaquín Coello, presidente del Puerto de Barcelona, ingeniero naval y navegante solitario [foto: Diego Munoz]
[Entrevista publicada en la revista 'náutas' de invierno de 2004-05]

“DEL MAR SÓLO RECUERDAS LAS BUENAS SINGLADURAS”

Joaquín Coello Bufrau, ingeniero naval y navegante, combina sabiamente su afición por el mar y la dirección de empresas. Nacido el 17 de octubre de 1956 en Salamanca, ha sabido navegar en el matemático mundo de la ingeniera y de la dirección de empresas, con el más volátil mundo de la navegación propulsada por el viento. Es decano del Colegio oficial de Ingenieros Navales y Oceánicos.
Ha sido jefe del programa de submarinos tipo “Daphne” (1970-1972) e ingeniero de proyectos (1973-1980 y 1982-1984) en la E.N.Bazán, en el astillero de Cartagena. En este periodo pidió una excedencia de 20 meses, entre 1980-1981, para realizar el proyecto náutico de la Vuelta al Mundo a vela a bordo  del Licor 43.
Después fue director  del estudio de la fragata NFR90 en el Internatinale Schiffs Studien de Hamburgo en dos periodos, el comprendido entre 1984 al 1986 y el de 1989 a 1990. Responsable desde 1986 a 1988 de los portaviones y fragatas FFG para la Marina Española en la E.N.Bazán, en el astillero de Ferrol, ha sido también director general de la empresa Industria de Turbo-Propulsores y presidente de la Engine Sectorial Group (asociación de fabricantes europeos de material aeroespacial) hasta el 2002 y presidente de Eurojet hasta el 2002 y director general de Gemasa Power Systems y de Gemasa Eolica hasta el 2004. Paralelamente a esta frenética actividad profesional, desde 1995 a 1999, fue el director técnico y presidente del Comité Técnico del Desafío Español para la Copa América del año 2.000.
En abril del 2004 es nombrado presidente de la Autoridad Portuaria de Barcelona.

 - ¿Desde cuando le viene su afición al mar?
            Me viene desde niño. Mis padres veraneaban en Sant Feliu de Guixols, en la Costa Brava, y con otros amigos y compañeros de juegos, siempre correteábamos por la playa y el puerto. Allí, un grupo de amigos, nos iniciábamos de una forma muy natural con la navegación, aprendiendo  con los dinghis varados en la playa.

 - ¿Cual fue su primer barco?
            A los 13 años me regalaron un snipe, muy destartalado y fue una ocupación de juego, durante aquel verano. El repararlo y ponerlo a navegar fue todo un estímulo. Lo conseguí, y después de muchas horas de trabajo, que me sirvió de aprendizaje, realicé con él, y con otros amigos, mis primeras navegaciones. En aquellos años la Costa Brava no estaba tan congestionada como ahora, y en compañía de compañeros con los que aún me unen lazos de amistad, como Ricardo Lavilla y Jaime Mascaró recorríamos la costa de arriba a bajo y con una tienda de campaña, que llevábamos a bordo, una vez varados en alguna de las calas de la costa, pasábamos la noche bajo la lona, para proseguir al día siguiente con la travesía.

 - ¿Pronto debieron quedar estrechas estas navegaciones?
            El mar siempre te pide más. Conocida la costa por la que navegábamos, nuestra afición nos arrastraba a retos más importantes. Fue a finales de los 60 cuando con Jaime y Ricardo se nos presentó la ocasión de adquirir un velero de crucero. Era de séptima mano, como  mínimo, pero nos pareció único.

 - ¿Debió ser su primer Gudrum?
            Si, muchos barcos salidos de Sant Feliu han tenido como nombre Gudrum.

 - ¿A qué responde esta fijación, de la diosa mitológica germana?
            Este barco vino del norte de Alemania por el año 36. Con la guerra española, se quedó aquí en España, ya el patrón parece ser que lo abandonó, tras huir de nuestro país de forma precipitada. Nunca más se supo de él. El barco era de madera, de una excelente teca de Birmania, muy bonito. Después de pasar por más de siete manos, de distintos propietarios, lo compramos a finales de los años 60, recuerdo por 125.000 pesetas.

 - ¿Como era ese Gudrum?
            Era muy nórdico, típica estampa de los que se construían en Bremen en los años 30, muy “báltico”, es decir con popa nórdica, de 7,50 metros de eslora, y como dicen los ingleses, muy marinero, ya que según ellos, “un barco bonito es un buen barco”, y este lo era.

 - ¿Que navegaciones hizo con él?
            Muchas, por todo el Mediterráneo occidental, toda la costa española, las islas [las Baleares], Fue un periodo muy divertido. El viaje de bodas, lo hice precisamente en este barco.

 - ¿Siguió navegando con él?
            De forma intermitente, ya que como ingeniero naval me trasladé, acabada la carrera,  a Cartagena a trabajar en los astilleros de la Bazán. Ya no tenía tantas ocasiones de navegar cotidianamente con él, pero una vez en Cartagena, el gusanillo de la navegación a vela siempre lo he tenido, inicié la construcción de un barco, que me entretuvo y me estimuló durante tres años.

 - ¿Lo construía en madera?
            No, en aquella época ya se hablaba de cambios de materiales para la construcción naval recreativa. Opté por el acero, siguiendo los planos del diseñador belga van der Biel. Con este futuro barco soñaba cruzar el Atlántico, llegar a las Antillas, realizar el mítico viaje de los Alisios. Lo llamé Hierro.

 - El Hierro respondía a otro criterio de navegación más dura, ¿no?
            Sí, era un barco pensado para la navegación de altura. Tenia 9.60 metros de eslora. Para probarlo, navegué, en mis periodos de vacaciones por el Mediterráneo meridional, llegando a Cerdeña y subiendo a Córcega, pero era un barco demasiado pesado y comencé a pensar en los inconvenientes del barco de acero de pequeña eslora para las travesías a vela. Poco maniobrable y muy lento y pesado.

 - Por entonces, ¿no se utilizaban ya las fibras?
            Si, pero estaban a unos precios muy desorbitados y se necesitaba un molde que encarecía muchos los costes, por esto decidí, analizar el aluminio, como material base. A parte, la fibra no estaba probada para navegaciones en condiciones extremas y era utilizada sólo para barcos de pequeñas dimensiones. Yo quería un 38 pies, y después de estudiar el diseño del nuevo barco, hice un programa de ordenador para determinar la velocidad óptima que podría dar a varios materiales convencionales y la conclusión a la que llegué fue que el acero para embarcaciones de tamaño reducido no era el material adecuado, en cambio el aluminio, era el material que optimizaba al máximo la relación de poco peso y velocidad, a parte de dar resistencia, y por ello seguridad, a la solidez del casco.

 - Y se puso a construir su tercer barco de vela
            En Cartagena inicié los estudios para construir un 38‘, en aluminio, que también se llamó Gudrum.

 - ¿El cuarto Gudrum?
            Sí. Con él quería llegar a las Antillas, pero era difícil, ya que tuve que conjugar mi trabajo con la afición a la náutica, Y la solución llegó de forma providencial inscribiéndome en una regata en solitario, que salía del puerto francés de  Saint Malo y que su destino era Pointe-à-Pitre, en la Antilla francesa. Era la primera Transat francesa, y la llamaron La Route du Rhum [la Ruta del Ron], y quería emular a la típica Transat en solitario inglesa, la mítica OSTAR.

 - La rivalidad francesa ante los ingleses estaba en el orden del día en aquella época, 1978. ¿Qué edad tenia?
            Unos treinta años. Hice un programa de preparación y me inscribí.

 - Una regata, que por cierto, a nivel personal, fue un éxito…
            Quedé sexto.

 - Toda una proeza. Recuerdo que fue el primer navegante solitario español, que en regata, cruzó el Atlántico. Y tuvo mucha repercusión mediática…
            La regata tuvo mucha repercusión, ya que todo el poder mediático y propagandístico francés se puso a su servicio, Además ocurrió lo de la desaparición del regatista francés Alain Colas. Todo esto, junto mi buena posición final, hizo que, incluso, se valorase aquí en España mi aventura.

 - Fue nombrado deportista náutico del año.
            Acabada la regata, era por la Navidad del 78, se estaba preparando el Salón Náutico de Barcelona del año siguiente, que se celebrada en febrero, creo, y la Federación de Vela, presidida por Miquel Company abogó para que fuera nominado mejor deportista náutico del año. Recuerdo que hubo una serie de discusiones en otras federaciones relacionadas con el mar –no sé si la de remo, la de actividades subacuáticas, o la de motonáutica-, que no se ponían de acuerdo de quien podía optar también por esta mención, y al final se decidió, en plan salomónico, nombrarme a mí como deportista del año.

 - Felicidades, por que partir de entonces la vela toma cada vez más fuerza a nivel de navegación oceánica en nuestro país, y pocos años después impulsa un proyecto de dar la vuela al mundo en vela crucero…
            Una sinergia llevaba a la otra. Era una ilusión y un desafío, ya no sólo personal, sino de grupo. Incluso para la industria náutica, en aquel momento en plena ebullición, era un reto a tener en cuenta.

 - ¿Y consigue el apoyo de Licor 43?
            En España, en aquel entonces no existía la esposorización en la náutica oceánica, y debido a que me encontraba en Cartagena y ésta fábrica de destilados estaba en aquella ciudad, no me costó mucho convencer a su propietario, una excelentísima persona, amante del mar y entusiasta, en que apoyara el proyecto. Pagó el barco y gracias a él fue el primer barco español que participó en ésta celebre regata, entonces llamada Whitbread Round the World Race y a que ahora se ha rebautizado como la Volvo Race.

 - Fue un hito en la historia de la navegación española a vela.
            Sí. Fue el inició, la primera ruta alrededor del mundo en regata de un barco español. Era una prueba que para muchos, pensaban, estaba reservada a locos. Cuando participamos ya era una regata mítica, se habían realizado dos ediciones,  la iniciada en 1973 y la de 1977. En aquella segunda edición participaron dos regatistas clásicos de la vela española, Enrique Vidal y Enrique Zulueta. Pero el Licor 43 fue el primer barco enteramente español que la cubrió. Era la tercera edición de la Whitbread, con salida de  Portmouth el 29 de agosto de 1981, y estuvieron como tripulantes nombres que después marcarán el ritmo de la navegación hispana como Tomas Gallart, Jordi Bufrau, Toni Guiu, Rafa Tibau. Quino Quero… En este sentido fueron unos pioneros.

 - ¿Como ve el diseño náutico español actual, que supongo poco tiene que ver con el existente en la época de la Whitbread?
            No tenía nada que ver en absoluto. Aquello era como la edad de piedra, comparado con ahora. Entonces se estaba muy influenciado por la regla, que era el IOR. Además los cálculos de ingeniería aún se hacían y se dibujaban a mano. También se ha avanzado años luz en la cuestión de materiales, cada vez más ligeros y resistentes. En la actualidad el diseño español es uno de los mejores del mundo. Hay grandes diseñadores. Sólo cabe recordar a Botín, un auténtico creador y gran imaginativo, a Ruiz de la Elvira, que domina a la perfección la tecnología como nadie. Los dos están implicados, y no es una casualidad, en la vanguardia del diseño náutico y en nómina en varios proyectos Copa América.

 - ¿Que hitos históricos han marcado el diseño naval de yates?
            Soy de la opinión que el gran mago del diseño náutico en yates de vela ha sido Bruce Farr. Es junto con Olin Stephen, los dos grandes revolucionarios, los verdaderos creadores del actual diseño del  yachting oceánico. Después de ellos, todos lo demás, han sido buenos reformadores, seguidores y adaptadores de las grandes innovaciones realizadas por estos dos genios, primero las concebidas por Stephen y después por Farr. Los demás no dejan de ser unos buenos evolucionistas.

 - ¿Cuales son sus aportaciones?
            Olin Stephen fue el pionero, creó, con sus líneas y conceptos, el modelo actual del gran barco de regatas. Y Farr puso alas a los monocascos. Sólo basta recordar la regata del mundial de OneTon que se disputó en Toulon. Mientras el resto de la flota aún no había alcanzado la boya de barlovento, el prototipo de Farr ya estaba de vuelta de todo. Su diseño revolucionó el mundo de la vela de crucero. Y en la actualidad aún se nutren de su innovación los arquitectos navales.

 - ¿Monocasco o Multicasco?
            Son diferentes. Son dos conceptos y navegaciones distintas, pero yo, personalmente, prefiero el monocasco. Siempre he navegado y navego en monocasco. Para mi, disfrutar de una ceñida, no hay nada que lo supere. A quienes nos gusta navegar a vela, sabemos a lo que me refiero: el valor de la ceñida, no tiene precio. Además son dos concepciones diferentes de entender la navegación: en el caso del monocasco es estabilizar un barco mediante el peso y los componentes de fuerzas de mar y viento, en el caso del multicasco, ya sea catamaranes o trimaranes, es estabilizarlo por la forma del barco. Este último caso prima la navegación con vientos largos y portantes, no las orzadas.

 - ¿Qué singladura recuerda con más agrado?
            Muchas, sobre todo las que he realizado en solitario. Para mí este tipo de navegación tiene un sentido muy especial, ya que estás tú sólo, contigo mismo, con el barco, el mar y el viento. Sientes perfectamente el barco, y su reacción ante el mar y con uno mismo.

 - ¿Y la peor?
            Los malos recuerdos se olvidan, pero siempre recordaré capear una borrasca, al sur de Ibiza, con un MoniTon [velero de 6 metros de eslora] en una edición de la Mare Nostrum.

 - ¿No se acuerda de la borrasca tropical en la Ruta del Ron?
            También, en pleno Atlántico, pero no me sorprendió tanto, aunque delante mío tenia a Alain Colas, que desapareció en el mar a consecuencia de este temporal y se perdió el catamarán en el que navegaba…, también recuerdo las duras travesías que pasamos en la Whitbread, con rotura de mástil incluida…, pero en el mar siempre se recuerdan los mejores momentos, que son la mayoría.

Angel Joaniquet

domingo, 28 de octubre de 2012

Nicolau Casaus (presidente de honor del FC Barcelona y fumador)

Nicolau Casaus, presidente de honor del FC Barcelona y fumador de habanos [foto: Diego Múñoz]
[Entrevista publicada en la revista selectaBARCELONA,  de septiembre 2002]

75 AÑOS FUMANDO HABANOS

Nicolau Casaus, presidente del Honor del FC Barcelona, es el fumador más emblemático de Barcelona. A sus 89 años continúa fumando tanto, o más,  que cuando se inició en este placer para sibaritas. No deja de fumarse, como mínimo, cuatro habanos al día. Y lo más sorprendente, se aferra a mantener un exquisito criterio de calidad, saboreando sólo el mejor tabaco: el habano. No quiere bajar a otro estadio. No es cuestión de fumar mucho, sino de fumar bien. Los habanos, nos comenta, le ayudan a vivir y le han facilitado ser feliz y ser una persona sin complejos. Este año cumple sus bodas de platino con el tabaco, 75 años de compañía, placer y entretenimiento. Y lo vimos en plena forma, mientras conversábamos en su oficina del FCB, envueltos en una aureola de humo del mejor tabaco.

 - ¿Cuando empezó a fumar?
     ¡¡Ufff!!. De muy joven. A los nueve años.

 - ¡Nueve años!. Demasiado joven, ¿no?
     Sí, pero donde trabajaba todo el mundo fumaba. Estaba de aprendiz en una imprenta y allí todos liaban su tabaco y me lo ofrecían. Y la verdad es que no me disgustaba.

 - Así que empezó a fumar en el trabajo.
     Sí. Y como no he dejado nunca de trabajar, aún continuo fumando.

 - ¿Cuándo descubrió el puro?
   Un poco más tarde, a los catorce años, cuando ya ganaba dinero y no tenía que pedir tabaco a los compañeros.

 - ¿Habanos?
    ¡No, hombre!. Eran caliqueños, tabaco de cinco céntimos, lo llamaban. Eran como los farias de ahora.

 - ¿Cuándo comenzó a fumar habanos?
   A los 16 años, cuando empecé a ganar dinero de verdad. Al principio era esporádico, mezclaba puros habanos y españoles. Pero una vez habituado al habano ya no lo he dejado, porque es el mejor tabaco del mundo.

 - ¿Qué diferencia hay entre el tabaco de entonces y el de ahora?
     Yo no he notado diferencia alguna. Creo que es uno de los productos que mejor han mantenido su signo de identidad y calidad. Hablo de puros habanos, no de cigarrillos de papel.

 - ¿Qué tipo de tabaco había entonces?
   Aquí siempre hemos tenido un tabaco excelente porque hemos mantenido buenas relaciones con Cuba. No hemos sufrido problemas de suministro, como han padecido los grandes fumadores norteamericanos.

 - Debe de ser una ruina ser tan exigente con el tabaco…
     Si lo haces a gusto y puedes, es un beneficio. Cuando no tengo tanto presupuesto lo que hago es regular más la frecuencia de fumar y me ajusto a la realidad económica, pero nunca bajo de nivel. Solo fumo habanos.

 - ¿Cuántos puros fuma al día?
     Entre cuatro y cinco. En días especiales pueden ser algunos más.

 - ¿Cuál sabe mejor?
     Todos. Todos son buenos y todos tienen su momento para ser fumados.

 - ¿A que hora fuma el primer cigarro?
     Nada más levantarme. A primera hora, el primer cigarro es que mejor sienta.

 - ¡En ayunas!
     Es mi almuerzo. Es el primero y es, precisamente, el momento en el que saboreas mejor el tabaco. Es cuando más lo disfrutas porque aún tienes el paladar despejado, has estado toda la noche sin fumar, y eso te permite apreciarlo mejor. ¡La primera bocanada es irresistible!

 - Después de comer, ¿no los disfruta tanto?
   Claro que sí, pero es otra sensación. Tiene otro sabor, aunque es igualmente bueno. También sabe muy bien después de cenar. Cualquier momento es bueno para fumar, siempre que sea un buen habano. Cada momento tiene su fumada.

 - Y por descontado, cuando se ve un partido de fútbol, ¿no?
     Evidentemente, al campo siempre hay que ir con un habano largo.

 - ¿No se atraganta el cigarro cuando ve que su equipo pierde o juega mal?
    No, no comparto esta idea, porque fumar es un acto totalmente independiente que no afecta en absoluto a la otra actividad que paralelamente estás realizando. Los nervios que puedes pasar por un partido no te amargan una fumada, al contrario. Cuando fumas no pasas nervios. Fumar es como un alivio.

 - Aunque, supongo, que para fumar bien y disfrutar con un buen cigarro puro es mejor estar tranquilo.
     Hombre, lo disfrutas de otra manera. Fumar en un lugar tranquilo, con gente agradable, con una buena conversación, como la que estamos manteniendo ahora, siempre es mucho mejor.

 - ¿Qué habano prefiere?
     Yo soy de los del Montecristo.

 - ¿Qué gramaje?
    El nº2 es mi preferido, el que me va mejor. Pero no le hago feos al nº3 ni al nº4, aunque siempre intento que sea Montecristo nº2.

 - Y de los cigarros puros no habanos, ¿Qué me dice?
     Yo solo fumo habanos. Soy fiel al habano (literalmente y sonriendo nos dice en catalán: Sóc Fidel a l’Havanna). Los puros de otras procedencias no se pueden comparar con ellos. Los habanos no tienen rival, ninguno consigue este sabor tan peculiar y único del habano, un perfume de tal calidad…

 - ¿Usted no fuma cigarrillos?
  ¡No! Ni se me pasa por la cabeza porque no encontraría ningún placer al fumar compulsivamente un cigarrillo. Me pondría enfermo y perdería mi salud.

 - Es sensible a la presión existente hoy contra los fumadores?
     No. Yo no la conozco y como no se leer no me entero de esa presión que me comentas. Yo no noto nada.

 - Pues,… hacen sentir culpables a los fumadores por fumar…
     No. Ya te he dicho que no se leer y a mi nadie me dice nada. ¿Por qué tendría que sentirme culpable por fumar? Mira, tengo 89 años, he fumado toda la vida y de momento no me he muerto por ser fumador. Incluso sospecho que si he llegado a esta edad es gracias al tabaco porque me ha ayudado a lo largo de toda mi vida. Gracias al puro me he sentido siempre bien, me ha ayudado a ser feliz y a llegar a mi edad contento y dichoso. He vivido acompañado del puro y disfruto de la vida. ¡Esto es la verdadera salud!

 - Después de 75 años fumando puros, le podemos preguntar ¿qué es fumar?
    Es una forma de disfrutar la vida, un aliciente que tienes a tu disposición y que es una simpleza no aprovechar. Es una cultura. Yo no sé verme sin fumar. Ahora estamos hablando y estoy más a gusto con el cigarro en la mano que si estuviéramos sin él.

Angel Joaniquet


jueves, 25 de octubre de 2012

Miquel Company (gestor marítimo)

Miquel Company, presidente de la Federación Española de Vela (1970-1984)  y gestor marítimo [foto: A.J.]

[Entrevista publicada en la revista de la Asociación Española de Clubes Náuticos, ‘nautas’, en su número correspondiente a verano 2005]

UN PUNTAL DE LA NÁUTICA

Miquel Company, actual presidente de ADIN (Asociación de Industrias Náuticas) patronal del sector náutico español, y vicepresidente del Salón Náutico Internacional de Barcelona es persona vinculada al mar por devoción y afición. Socio de honor de más de 20 clubes españoles, fue presidente de la Federación Española de Vela entre 1970 y 1984, cuando se ganaron las primeras medallas olímpicas, por lo que este barcelonés forma parte de la historia deportiva de nuestro país. En la actualidad es uno de los interlocutores más representativos ante la Administración de un sector económico cómo es la náutica recreativa. Conocedor a fondo del mar, de su entorno y de la trascendencia social y emocional que tiene el deporte náutico en España, es, sin duda, una autoridad en todo lo relacionado con los barcos, deporte y economía de empresa.

 - A parte de industrial,  y deportista internacional de hockey sobre hierba, a usted se le conoce como el presidente de la Federación Española que forjó la base del nuevo olímpismo de la vela en nuestro país.
     Fue una coincidencia histórica.

 - Fue nombrado presidente de la federación dos años antes de los juegos de Munich.
     Sí y nunca mejor empleada la expresión ‘nombrado’, porque no fui elegido, ya que entonces los presidentes de las federaciones deportivas eran nombradas por el director de Deportes, que en mi caso fue Juan Gich.

 - Usted pasará a la historia del deporte español y de la vela española como el presidente que hizo posible que España subiera al medallero olímpico, después de más de 46 años de sequía.
     Exagera un poco. Tuve esta fortuna porque coincidi con un momento en el que la vela atravesaba por un momento dulce que se vio reflejada en estos éxitos.

 - No creo en la fortuna, aunque en el deporte siempre hay que contar con ella. Lo cierto es que desde aquella época, la vela no ha dejado de tener medallas en los Juegos Olímpicos, si exceptuamos los Juegos de Sydney…
     Sí, tuve la suerte de vivir este periodo.

 - ¡De cuatro olimpiadas!
     Cuando entré como presidente faltaban dos años para los Juegos de Munich que se realizaron en el 72  y en la que participó SAR Juan Carlos y donde la responsabilidad del equipo olímpico corrió a cargo de mi buen amigo Jacinto Ballesté, que había iniciado los trabajos desde que finalizaron los anteriores Juegos de México. Tras estos Juegos de Munich donde la vela tuvo como base náutica el puerto de Kiel, la Federación inició un programa para preparar los siguientes juegos, que se disputaban en Montreal, en los que obtuvimos el primer éxito olímpico al conseguir la medalla de plata en 470 en la mano del cántabro Toño Gorostegui y del catalán Piti Millet. Tras este éxito preparamos también a fondo los juegos para Moscú'80, donde nuevamente otro cántabro, Alejandro Abascal, junto con el catalán Miguel Noguer conquistaron el primer oro de la vela española, en la clase FD. Mis últimos juegos que viví como presidente de la federación fueron los de Los Ángeles’84, en los que también obtuvimos buenos resultados, destacando la medalla de oro de los canarios Luis Doreste y Roberto Molina. Pero estas medallas eran solo la cima de una cantera de regatistas que surgieron en aquella época  y que tomaron el deporte y el olimpismo como una conducta vital, y muchos de ellos aún navegan con proyectos  tan importantes como Copa América.

 - Esto, perdone,  no es casual...
     Viví cronológicamente estos éxitos, pero después, ya sin mi en la Federación, los triunfos continuaron con Seúl, y después, sobre todo  con Barcelona, Atlanta….

 - ¿Se puede decir que sentó las bases de este palmarés?
     La Federación no era yo solo. Éramos un equipo, y eso sí, hicimos que funcionara bien.

 - Y esto no es fácil.
     Recuerdo como desde que me hice cargo de la Federación pusimos en marcha una serie de medidas, como la de instaurar el contrato de entrenadores, donde el primero que fichamos fue Paul Maes un belga que navegaba en la clase europe, compañero del actual presidente del COI Jacques Roge. También fomentamos a monitores, y creamos escuelas, potenciamos la vela infantil, con la célebre Operación Optimist, que ya había arrancado con la presidencia anterior, y apoyamos a los clubes en la compra de material para poder realizar regatas y crear escuelas de vela subvencionado y dando embarcaciones auxiliares tipo neumáticas. También definimos lo que podía ser un Centro de Tecnificación, creando una escuela en Palamós para la preparación de regatistas de alto nivel deportivo. Y tuvimos suerte. Porque a veces un equipo,  genera toda una serie de acciones como las que le cuento, pero los resultados no vienen. Entones se habla de fracaso. No pasó esto en nuestro caso, por eso digo que tuvimos suerte, porque al poco tiempo de iniciar estas medidas ganamos un mundial de Optimist, en Suecia, y después vinieron las medallas en mundiales de vaurien con Pedro Campos y Jan Santana, de snipe con Gancedo y poco después, la guinda olímpica.

 - ¿Con quien se rodeó?
     Tuve la colaboración de todas las territoriales, que asumieron los retos de las escuelas de vela como la de Santander, la de Palamós, en Calanova, la de Galicia, los canarios que llegaron a la península e iniciaron su carrera… Colaboradores  dedicados a la vela juvenil como Joan Mª Roig y Mario Calcagno y personas con un alto nivel de preparación técnica y humana como Juan Manuel Allente, el conde de Zubiria, que fueron unos apoyos de primer orden en toda aquella etapa, el mismo Fernando Bolin en vela olímpica o Jordi Salvat en regatas de crucero, que impulsó retos de equipos españoles en regatas emblemáticas como la Admiral’s Cup, o la Sardinia Cup.

 - ¿Y tal como llegó, fue cesado?
     Sí. Cesé porque el gobierno del momento decidió que una federación no podía estar regida por una persona más de ocho años. Se hizo la norma y tuve que cesar, porque yo ya llevaba doce años como presidente.

 - ¿Fue un efecto de la que se conoció como la ley Porta?
     Se conoció así esta ley por que decían que se hizo para obligar a dimitir a Porta, presidente de la Federación Española de Fútbol. Pero también querían eliminar a muchos presidentes de federaciones puestos por el sistema anterior. Lo cierto es que esta norma afectó a todas las federaciones deportivas, entre ellas la de vela, cosa que yo acaté sin el menor rencor.

 - ¿Esa ley iba contra un tipo de presidentes?
     Sí. Pero le puedo decir que yo no me sentí aludido, porque yo tenía y tengo otro talante. No me presionó directamente, ya que mi acceso a la presidencia de la Federación de Vela no fue político.

 - Después de usted, ¿hubo una presidencia de continuidad?
     Me sustituyó Alberto Delgado, y después Fernando Bolín, ambos excelentes colaboradores.

 - ¿Cómo siguió unido a la náutica?
     Era proveedor de estructuras de aluminio para barcos y como industrial me nombraron presidente de la asociación que agrupaba a la industria náutica española.

 - Y desde esta plataforma, ¿también ha ayudado a la náutica de los clubes?
     Los clubes sin barcos y sin actividad náutica no son nada, y al revés, sin clubes no hay barcos ni náutica. Todo ello está muy interrelacionado, sobre todo en la náutica recreativa.

 - ¿ADIN también es interlocutor ante la Administración de la realidad de la náutica recreativa?.
     Aparte de su función como  patronal, que es en esencia su razón de ser, ADIN también asesora indirectamente al resto de la actividad náutica. Por desgracia  tenemos una legislación tan complicada, tan antigua, tan retrograda y tan súper vigilada por la Administración, que obliga que gran parte de la actividad de ADIN se consuma en intentar convencer para hacer una legislación más acomodada a las necesidades de la náutica en nuestro país, lo que favorecería tanto a las empresas como a los clubes y a los practicantes de la náutica.

 - Ahora hay dos temas de actualidad,  la nueva Ley de Navegacion y una nueva Ley de Puertos, ¿hay motivo de esperanza?
     Espero que sí. En el pasado se han hecho muchos disparares en legislación náutica en nuestro país, como la modificación de la Ley de Puertos, que sustituyó muchas tarifas por tasas, encareciendo enormemente a las mismas ya que tasar estas concesiones administrativas en función más del valor actual del terreno más que del IPC, los espacios en las dársenas de los puertos viejos, donde están la mayoría de los clubes náuticos, se han revalorizado conforme el valor catastral de las zonas donde están ubicados, y esto es un disparate que se ha de solucionar. Este tema es preocupante.

 - ¿Y sobre la futura Ley de Navegación?
     También se quiere modificar la Ley de Navegación, que ha quedado obsoleta. Es aún la redactada en el siglo XIX y desde ADIN se está presionado para que de una vez por todas se distinga claramente lo que es la navegación mercante de la navegación de recreo, que aunque nada tienen que ver, se rigen con los mismos o similares criterios. Todo esto está desproporcionado.

 - ¿El problema es de la ley o de la propia Administración?
     El problema es, por descantado, el de las normas de juego ya que la Administración solo aplica la normativa existente. Pero también sería bueno que los actuales administradores conocieran lo que es la marina de recreo, supiesen qué es un barco de eslora más pequeña, de su comportamiento y seguridad, y que no lo vieran, ahora que están como administradores, como cuando ellos gobernaban un buque en un puente de mando a más de 25 metros del nivel del mar, o cuando eran ingenieros en un gran astillero naval y los buques están sobredimensionados. En la Administración falta gente, administradores, con una experiencia y conocimiento en este ámbito de la navegación de la marina de recreo. Solo así se comprenderá que no se puede legislar por igual a estas dos marinas.

Angel Joaniquet

El Catalejo
Navegante  y dirigente deportivo
Deportista nato, de joven practicó hockey hierba, siendo varias veces internacional. Entró en la vela por que unos amigos comunes de su mujer le animaron a navegar y se compró un vaurien, el 'Farol Rojo', con el que navegó y llegó a ser capitán de flota de su club. Pronto fue secretario internacional de la clase y de aquí llegó a ser presidente de la Federación Catalana de Vela, designado dos años después presidente de la Federación Española. Según nos cuenta, “estaba más predestinado a ser dirigente deportivo, que regatista", aunque antes de ello tiene el honor de haber participado en las regatas selectivas para la confección del equipo olímpico que tenía que acudir a México’68 en la clase finn, “sabiendo –dice- que el mejor era Juan Ignacio Sirvent”. También  ha navegado en crucero, un Gregal de 24 pies con el que realizó navegaciones entrañables con Ramon Sugrañés, a bordo del velero 'Terracuita', construido en madera por Astilleros Garriga, con diseño de Visiers.