domingo, 28 de octubre de 2012

Nicolau Casaus (presidente de honor del FC Barcelona y fumador)

Nicolau Casaus, presidente de honor del FC Barcelona y fumador de habanos [foto: Diego Múñoz]
[Entrevista publicada en la revista selectaBARCELONA,  de septiembre 2002]

75 AÑOS FUMANDO HABANOS

Nicolau Casaus, presidente del Honor del FC Barcelona, es el fumador más emblemático de Barcelona. A sus 89 años continúa fumando tanto, o más,  que cuando se inició en este placer para sibaritas. No deja de fumarse, como mínimo, cuatro habanos al día. Y lo más sorprendente, se aferra a mantener un exquisito criterio de calidad, saboreando sólo el mejor tabaco: el habano. No quiere bajar a otro estadio. No es cuestión de fumar mucho, sino de fumar bien. Los habanos, nos comenta, le ayudan a vivir y le han facilitado ser feliz y ser una persona sin complejos. Este año cumple sus bodas de platino con el tabaco, 75 años de compañía, placer y entretenimiento. Y lo vimos en plena forma, mientras conversábamos en su oficina del FCB, envueltos en una aureola de humo del mejor tabaco.

 - ¿Cuando empezó a fumar?
     ¡¡Ufff!!. De muy joven. A los nueve años.

 - ¡Nueve años!. Demasiado joven, ¿no?
     Sí, pero donde trabajaba todo el mundo fumaba. Estaba de aprendiz en una imprenta y allí todos liaban su tabaco y me lo ofrecían. Y la verdad es que no me disgustaba.

 - Así que empezó a fumar en el trabajo.
     Sí. Y como no he dejado nunca de trabajar, aún continuo fumando.

 - ¿Cuándo descubrió el puro?
   Un poco más tarde, a los catorce años, cuando ya ganaba dinero y no tenía que pedir tabaco a los compañeros.

 - ¿Habanos?
    ¡No, hombre!. Eran caliqueños, tabaco de cinco céntimos, lo llamaban. Eran como los farias de ahora.

 - ¿Cuándo comenzó a fumar habanos?
   A los 16 años, cuando empecé a ganar dinero de verdad. Al principio era esporádico, mezclaba puros habanos y españoles. Pero una vez habituado al habano ya no lo he dejado, porque es el mejor tabaco del mundo.

 - ¿Qué diferencia hay entre el tabaco de entonces y el de ahora?
     Yo no he notado diferencia alguna. Creo que es uno de los productos que mejor han mantenido su signo de identidad y calidad. Hablo de puros habanos, no de cigarrillos de papel.

 - ¿Qué tipo de tabaco había entonces?
   Aquí siempre hemos tenido un tabaco excelente porque hemos mantenido buenas relaciones con Cuba. No hemos sufrido problemas de suministro, como han padecido los grandes fumadores norteamericanos.

 - Debe de ser una ruina ser tan exigente con el tabaco…
     Si lo haces a gusto y puedes, es un beneficio. Cuando no tengo tanto presupuesto lo que hago es regular más la frecuencia de fumar y me ajusto a la realidad económica, pero nunca bajo de nivel. Solo fumo habanos.

 - ¿Cuántos puros fuma al día?
     Entre cuatro y cinco. En días especiales pueden ser algunos más.

 - ¿Cuál sabe mejor?
     Todos. Todos son buenos y todos tienen su momento para ser fumados.

 - ¿A que hora fuma el primer cigarro?
     Nada más levantarme. A primera hora, el primer cigarro es que mejor sienta.

 - ¡En ayunas!
     Es mi almuerzo. Es el primero y es, precisamente, el momento en el que saboreas mejor el tabaco. Es cuando más lo disfrutas porque aún tienes el paladar despejado, has estado toda la noche sin fumar, y eso te permite apreciarlo mejor. ¡La primera bocanada es irresistible!

 - Después de comer, ¿no los disfruta tanto?
   Claro que sí, pero es otra sensación. Tiene otro sabor, aunque es igualmente bueno. También sabe muy bien después de cenar. Cualquier momento es bueno para fumar, siempre que sea un buen habano. Cada momento tiene su fumada.

 - Y por descontado, cuando se ve un partido de fútbol, ¿no?
     Evidentemente, al campo siempre hay que ir con un habano largo.

 - ¿No se atraganta el cigarro cuando ve que su equipo pierde o juega mal?
    No, no comparto esta idea, porque fumar es un acto totalmente independiente que no afecta en absoluto a la otra actividad que paralelamente estás realizando. Los nervios que puedes pasar por un partido no te amargan una fumada, al contrario. Cuando fumas no pasas nervios. Fumar es como un alivio.

 - Aunque, supongo, que para fumar bien y disfrutar con un buen cigarro puro es mejor estar tranquilo.
     Hombre, lo disfrutas de otra manera. Fumar en un lugar tranquilo, con gente agradable, con una buena conversación, como la que estamos manteniendo ahora, siempre es mucho mejor.

 - ¿Qué habano prefiere?
     Yo soy de los del Montecristo.

 - ¿Qué gramaje?
    El nº2 es mi preferido, el que me va mejor. Pero no le hago feos al nº3 ni al nº4, aunque siempre intento que sea Montecristo nº2.

 - Y de los cigarros puros no habanos, ¿Qué me dice?
     Yo solo fumo habanos. Soy fiel al habano (literalmente y sonriendo nos dice en catalán: Sóc Fidel a l’Havanna). Los puros de otras procedencias no se pueden comparar con ellos. Los habanos no tienen rival, ninguno consigue este sabor tan peculiar y único del habano, un perfume de tal calidad…

 - ¿Usted no fuma cigarrillos?
  ¡No! Ni se me pasa por la cabeza porque no encontraría ningún placer al fumar compulsivamente un cigarrillo. Me pondría enfermo y perdería mi salud.

 - Es sensible a la presión existente hoy contra los fumadores?
     No. Yo no la conozco y como no se leer no me entero de esa presión que me comentas. Yo no noto nada.

 - Pues,… hacen sentir culpables a los fumadores por fumar…
     No. Ya te he dicho que no se leer y a mi nadie me dice nada. ¿Por qué tendría que sentirme culpable por fumar? Mira, tengo 89 años, he fumado toda la vida y de momento no me he muerto por ser fumador. Incluso sospecho que si he llegado a esta edad es gracias al tabaco porque me ha ayudado a lo largo de toda mi vida. Gracias al puro me he sentido siempre bien, me ha ayudado a ser feliz y a llegar a mi edad contento y dichoso. He vivido acompañado del puro y disfruto de la vida. ¡Esto es la verdadera salud!

 - Después de 75 años fumando puros, le podemos preguntar ¿qué es fumar?
    Es una forma de disfrutar la vida, un aliciente que tienes a tu disposición y que es una simpleza no aprovechar. Es una cultura. Yo no sé verme sin fumar. Ahora estamos hablando y estoy más a gusto con el cigarro en la mano que si estuviéramos sin él.

Angel Joaniquet


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