viernes, 1 de marzo de 2013

Marc Forné i Molné (jefe del Gobierno andorrano)



[Entrevista publicada en la revista ‘selectaBarcelona’, invierno 2003]

UN LIBERAL EN LA SACRISTIA

Marc Forné i Molné tiene alma liberal. Hijo de un oficial de la República española exiliado en Andorra, nació en la Massana en 1946. Licenciado en Derecho por la Universidad de Barcelona, ha trabajado como burócrata en el departamento de Servicios Públicos del Consell General de les Valls d’Andorra. Elegido el 12 de diciembre de 1993 conseller general del Grupo Liberal andorrano, desde diciembre de 1994 es el jefe del Gobierno del Principado de Andorra. Su política, inspirada en el liberalismo, intenta mantener el bajo nivel de impuestos en este mini estado y evitar cualquier deriva estatalista. Andorra se ha abierto al exterior, despojándose del paternalismo encorsetado de sus copríncipes que los representaban a nivel internacional. Para este paso de autosuficiencia se necesitaba de un personaje de talante ‘liberal’.

-  ¿Cómo ve el presidente de un coprincipado de origen medieval al país que gobierna, ya entrado en siglo XXI?
            Como un país moderno que se está preparando para los retos que nuestra sociedad actual. Un país que mantiene los valores de su identidad, como seguir siendo un pueblo de acogida, y que conserva y respeta las pequeñas cosas de la vida diaria, lo cotidiano.

- ‘Andorra, país del Pirineo’, ¿qué significa este lema para Andorra en su personalidad y en su economía?
            El lema es acertadísimo. En pocas palabras refleja nuestra identidad: somos el país de los Pirineos y esto marca nuestra personalidad de gente enclavada en valles y montañas, orgullosos de nuestra identidad como Estado.

- Andorra se está homologando con el resto de la comunidad internacional, dejando de lado su estructura de Estado feudal. ¿Qué ventajas y desventajas tiene esta homologación?
            No creo que haya desventaja alguna en el hecho de habernos integrado en el ordenamiento jurídico y político mundial. Al contrario, el reconocimiento internacional que ello conlleva es muy beneficioso en todos los ámbitos, desde el estrictamente decisorio (la potestad de decidir independientemente) hasta el meramente instrumental (algo tan sencillo como tener un código telefónico internacional).

- ¿Se sentía abrumados por la vecindad de dos grandes estados, de donde proceden sus coprincipes?
            En absoluto. Nuestros dos copríncipes son la garantía de nuestra independencia, de nuestra identidad. Aparte mantenemos unas relaciones excelentes con nuestros vecinos, de los que recibimos el mayor número de turistas. Además, las comunidades extranjeras más consolidadas y numerosas en Andorra son la española y la francesa. Por ello hemos subscrito desde hace años tratados trilaterales entre los tres estados con la finalidad de facilitar al máximo la circulación y el establecimiento recíprocos de sus ciudadanos, además de subscribir un gran número de acuerdos puntuales tendentes a solucionar muchos problemas en los ámbitos administrativo, educativo, de seguridad social, cultural o de comunicaciones, entre otros.

- Hacia donde mira más Andorra, ¿al Atlántico o al Mediterráneo?
            Debido a su situación geográfica, nuestras relaciones con los países del arco mediterráneo son más intensas. No obstante, a modo de ejemplo, y tomando como referencia el turismo, los visitantes de Portugal y el Reino Unido son cada vez más numerosos, por no citar al turista francés que nos viene de la vertiente atlántica. También estamos experimentando cierto auge del turismo procedente de países más alejados, como el caso de los ciudadanos rusos, sobre todo en invierno, para esquiar.

- ¿Andorra es un país más republicano que obispal?
            Andorra no es ni republicana ni obispal, porque de haber sido así no sería independiente. Además estos rasgos son inherentes solo a nuestros copríncipes,  ¡no a nuestro Estado! Según nuestra constitución, Andorra adopta la forma de coprincipado parlamentario y son justamente nuestros dos jefes de Estado, mediante su equidad, los garantes de nuestra soberanía.

- ¿Entrar en las instituciones internacionales ha servido para que Andorra sea reconocida como un Estado propio?
            El ingresar en organismos internacionales ha significado para Andorra el paso de un reconocimiento de facto a un reconocimiento de iure, sobre todo por lo que respecta a la posibilidad de regir unilateralmente su política internacional o la facultad de subscribir tratados que consideremos más beneficiosos para el país, sin intermediación alguna.

- ¿Qué coste económico tiene este ‘lujo’ de estar en el mundo?
            Mi país formará parte de los más importantes foros internacionales, según sus posibilidades. Pero como ejemplo le puedo decir que Andorra ha sido de los primeros países que habrá dedicado, a finales de esta legislatura, el 0,7% de su presupuesto general a la Cooperación Internacional. En este sentido, al principio de la legislatura, se creó, en el seno del Ministerio de Asuntos Exteriores, el Departamento de Asuntos Multilaterales y Cooperación y Desarrollo, que estudia la idoneidad de nuestras ayudas y propone destinatarios de las mismas. Por lo que respecta a la representación internacional de Andorra, se está llevando a cabo de forma racionalizada y con especial incidencia en países con los que nos unen relaciones fuertes, tanto en el ámbito demográfico como en el económico.

- ¿Qué puede decirle a la comunidad internacional un país como Andorra?
            En mis recientes intervenciones ante el plenario de la Asamblea de las Naciones Unidad siempre procuro hacer un llamamiento a la paz, la misma paz que ha mantenido sin guerras a mi país durante más de 700 años y que ha hecho pervivir su independencia y sus instituciones a lo largo de todo este tiempo.

Angel Joaniquet

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