jueves, 25 de octubre de 2012

Miquel Company (gestor marítimo)

Miquel Company, presidente de la Federación Española de Vela (1970-1984)  y gestor marítimo [foto: A.J.]

[Entrevista publicada en la revista de la Asociación Española de Clubes Náuticos, ‘nautas’, en su número correspondiente a verano 2005]

UN PUNTAL DE LA NÁUTICA

Miquel Company, actual presidente de ADIN (Asociación de Industrias Náuticas) patronal del sector náutico español, y vicepresidente del Salón Náutico Internacional de Barcelona es persona vinculada al mar por devoción y afición. Socio de honor de más de 20 clubes españoles, fue presidente de la Federación Española de Vela entre 1970 y 1984, cuando se ganaron las primeras medallas olímpicas, por lo que este barcelonés forma parte de la historia deportiva de nuestro país. En la actualidad es uno de los interlocutores más representativos ante la Administración de un sector económico cómo es la náutica recreativa. Conocedor a fondo del mar, de su entorno y de la trascendencia social y emocional que tiene el deporte náutico en España, es, sin duda, una autoridad en todo lo relacionado con los barcos, deporte y economía de empresa.

 - A parte de industrial,  y deportista internacional de hockey sobre hierba, a usted se le conoce como el presidente de la Federación Española que forjó la base del nuevo olímpismo de la vela en nuestro país.
     Fue una coincidencia histórica.

 - Fue nombrado presidente de la federación dos años antes de los juegos de Munich.
     Sí y nunca mejor empleada la expresión ‘nombrado’, porque no fui elegido, ya que entonces los presidentes de las federaciones deportivas eran nombradas por el director de Deportes, que en mi caso fue Juan Gich.

 - Usted pasará a la historia del deporte español y de la vela española como el presidente que hizo posible que España subiera al medallero olímpico, después de más de 46 años de sequía.
     Exagera un poco. Tuve esta fortuna porque coincidi con un momento en el que la vela atravesaba por un momento dulce que se vio reflejada en estos éxitos.

 - No creo en la fortuna, aunque en el deporte siempre hay que contar con ella. Lo cierto es que desde aquella época, la vela no ha dejado de tener medallas en los Juegos Olímpicos, si exceptuamos los Juegos de Sydney…
     Sí, tuve la suerte de vivir este periodo.

 - ¡De cuatro olimpiadas!
     Cuando entré como presidente faltaban dos años para los Juegos de Munich que se realizaron en el 72  y en la que participó SAR Juan Carlos y donde la responsabilidad del equipo olímpico corrió a cargo de mi buen amigo Jacinto Ballesté, que había iniciado los trabajos desde que finalizaron los anteriores Juegos de México. Tras estos Juegos de Munich donde la vela tuvo como base náutica el puerto de Kiel, la Federación inició un programa para preparar los siguientes juegos, que se disputaban en Montreal, en los que obtuvimos el primer éxito olímpico al conseguir la medalla de plata en 470 en la mano del cántabro Toño Gorostegui y del catalán Piti Millet. Tras este éxito preparamos también a fondo los juegos para Moscú'80, donde nuevamente otro cántabro, Alejandro Abascal, junto con el catalán Miguel Noguer conquistaron el primer oro de la vela española, en la clase FD. Mis últimos juegos que viví como presidente de la federación fueron los de Los Ángeles’84, en los que también obtuvimos buenos resultados, destacando la medalla de oro de los canarios Luis Doreste y Roberto Molina. Pero estas medallas eran solo la cima de una cantera de regatistas que surgieron en aquella época  y que tomaron el deporte y el olimpismo como una conducta vital, y muchos de ellos aún navegan con proyectos  tan importantes como Copa América.

 - Esto, perdone,  no es casual...
     Viví cronológicamente estos éxitos, pero después, ya sin mi en la Federación, los triunfos continuaron con Seúl, y después, sobre todo  con Barcelona, Atlanta….

 - ¿Se puede decir que sentó las bases de este palmarés?
     La Federación no era yo solo. Éramos un equipo, y eso sí, hicimos que funcionara bien.

 - Y esto no es fácil.
     Recuerdo como desde que me hice cargo de la Federación pusimos en marcha una serie de medidas, como la de instaurar el contrato de entrenadores, donde el primero que fichamos fue Paul Maes un belga que navegaba en la clase europe, compañero del actual presidente del COI Jacques Roge. También fomentamos a monitores, y creamos escuelas, potenciamos la vela infantil, con la célebre Operación Optimist, que ya había arrancado con la presidencia anterior, y apoyamos a los clubes en la compra de material para poder realizar regatas y crear escuelas de vela subvencionado y dando embarcaciones auxiliares tipo neumáticas. También definimos lo que podía ser un Centro de Tecnificación, creando una escuela en Palamós para la preparación de regatistas de alto nivel deportivo. Y tuvimos suerte. Porque a veces un equipo,  genera toda una serie de acciones como las que le cuento, pero los resultados no vienen. Entones se habla de fracaso. No pasó esto en nuestro caso, por eso digo que tuvimos suerte, porque al poco tiempo de iniciar estas medidas ganamos un mundial de Optimist, en Suecia, y después vinieron las medallas en mundiales de vaurien con Pedro Campos y Jan Santana, de snipe con Gancedo y poco después, la guinda olímpica.

 - ¿Con quien se rodeó?
     Tuve la colaboración de todas las territoriales, que asumieron los retos de las escuelas de vela como la de Santander, la de Palamós, en Calanova, la de Galicia, los canarios que llegaron a la península e iniciaron su carrera… Colaboradores  dedicados a la vela juvenil como Joan Mª Roig y Mario Calcagno y personas con un alto nivel de preparación técnica y humana como Juan Manuel Allente, el conde de Zubiria, que fueron unos apoyos de primer orden en toda aquella etapa, el mismo Fernando Bolin en vela olímpica o Jordi Salvat en regatas de crucero, que impulsó retos de equipos españoles en regatas emblemáticas como la Admiral’s Cup, o la Sardinia Cup.

 - ¿Y tal como llegó, fue cesado?
     Sí. Cesé porque el gobierno del momento decidió que una federación no podía estar regida por una persona más de ocho años. Se hizo la norma y tuve que cesar, porque yo ya llevaba doce años como presidente.

 - ¿Fue un efecto de la que se conoció como la ley Porta?
     Se conoció así esta ley por que decían que se hizo para obligar a dimitir a Porta, presidente de la Federación Española de Fútbol. Pero también querían eliminar a muchos presidentes de federaciones puestos por el sistema anterior. Lo cierto es que esta norma afectó a todas las federaciones deportivas, entre ellas la de vela, cosa que yo acaté sin el menor rencor.

 - ¿Esa ley iba contra un tipo de presidentes?
     Sí. Pero le puedo decir que yo no me sentí aludido, porque yo tenía y tengo otro talante. No me presionó directamente, ya que mi acceso a la presidencia de la Federación de Vela no fue político.

 - Después de usted, ¿hubo una presidencia de continuidad?
     Me sustituyó Alberto Delgado, y después Fernando Bolín, ambos excelentes colaboradores.

 - ¿Cómo siguió unido a la náutica?
     Era proveedor de estructuras de aluminio para barcos y como industrial me nombraron presidente de la asociación que agrupaba a la industria náutica española.

 - Y desde esta plataforma, ¿también ha ayudado a la náutica de los clubes?
     Los clubes sin barcos y sin actividad náutica no son nada, y al revés, sin clubes no hay barcos ni náutica. Todo ello está muy interrelacionado, sobre todo en la náutica recreativa.

 - ¿ADIN también es interlocutor ante la Administración de la realidad de la náutica recreativa?.
     Aparte de su función como  patronal, que es en esencia su razón de ser, ADIN también asesora indirectamente al resto de la actividad náutica. Por desgracia  tenemos una legislación tan complicada, tan antigua, tan retrograda y tan súper vigilada por la Administración, que obliga que gran parte de la actividad de ADIN se consuma en intentar convencer para hacer una legislación más acomodada a las necesidades de la náutica en nuestro país, lo que favorecería tanto a las empresas como a los clubes y a los practicantes de la náutica.

 - Ahora hay dos temas de actualidad,  la nueva Ley de Navegacion y una nueva Ley de Puertos, ¿hay motivo de esperanza?
     Espero que sí. En el pasado se han hecho muchos disparares en legislación náutica en nuestro país, como la modificación de la Ley de Puertos, que sustituyó muchas tarifas por tasas, encareciendo enormemente a las mismas ya que tasar estas concesiones administrativas en función más del valor actual del terreno más que del IPC, los espacios en las dársenas de los puertos viejos, donde están la mayoría de los clubes náuticos, se han revalorizado conforme el valor catastral de las zonas donde están ubicados, y esto es un disparate que se ha de solucionar. Este tema es preocupante.

 - ¿Y sobre la futura Ley de Navegación?
     También se quiere modificar la Ley de Navegación, que ha quedado obsoleta. Es aún la redactada en el siglo XIX y desde ADIN se está presionado para que de una vez por todas se distinga claramente lo que es la navegación mercante de la navegación de recreo, que aunque nada tienen que ver, se rigen con los mismos o similares criterios. Todo esto está desproporcionado.

 - ¿El problema es de la ley o de la propia Administración?
     El problema es, por descantado, el de las normas de juego ya que la Administración solo aplica la normativa existente. Pero también sería bueno que los actuales administradores conocieran lo que es la marina de recreo, supiesen qué es un barco de eslora más pequeña, de su comportamiento y seguridad, y que no lo vieran, ahora que están como administradores, como cuando ellos gobernaban un buque en un puente de mando a más de 25 metros del nivel del mar, o cuando eran ingenieros en un gran astillero naval y los buques están sobredimensionados. En la Administración falta gente, administradores, con una experiencia y conocimiento en este ámbito de la navegación de la marina de recreo. Solo así se comprenderá que no se puede legislar por igual a estas dos marinas.

Angel Joaniquet

El Catalejo
Navegante  y dirigente deportivo
Deportista nato, de joven practicó hockey hierba, siendo varias veces internacional. Entró en la vela por que unos amigos comunes de su mujer le animaron a navegar y se compró un vaurien, el 'Farol Rojo', con el que navegó y llegó a ser capitán de flota de su club. Pronto fue secretario internacional de la clase y de aquí llegó a ser presidente de la Federación Catalana de Vela, designado dos años después presidente de la Federación Española. Según nos cuenta, “estaba más predestinado a ser dirigente deportivo, que regatista", aunque antes de ello tiene el honor de haber participado en las regatas selectivas para la confección del equipo olímpico que tenía que acudir a México’68 en la clase finn, “sabiendo –dice- que el mejor era Juan Ignacio Sirvent”. También  ha navegado en crucero, un Gregal de 24 pies con el que realizó navegaciones entrañables con Ramon Sugrañés, a bordo del velero 'Terracuita', construido en madera por Astilleros Garriga, con diseño de Visiers.

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