lunes, 24 de febrero de 2014

Jesús Turró (médico y aficionado al mar)

Jesús Turró, médico aficionado al mar y a la competición


[Entrevista publicada en la revista 'nautas', otoño 2007]
EL RATING, LA ESENCIA DEL CRUCERO

Jesús Turró, médico, regatista olímpico y armador del crucero Meroil-Geseme, es el actual presidente de la Real Asociación Nacional de Crucero, que agrupa a los navegantes de la modalidad del  Crucero amateur en España y que ha sido de nuevo reconocida como la secretaria nacional de esta clase de vela dentro de la Federación Española de Vela. Hombre apasionado  por el mar, quiere que la práctica de la vela de Crucero en España sea reconocida por el verdadero peso que representa para nuestra vela, ya que es la modalidad con más practicantes, la que mueve más personas y licencias, y a pesar de ello no es suficientemente reconocida.

- ¿Cuantos cruceristas hay en nuestro país?
Barcos que compiten en regatas, más de tres mil, pero si a esto le sumamos, que un barcos tiene como media unos cinco tripulantes, y tiro por lo bajo, puede uno darse cuenta del peso de la vela de Crucero. Sin embargo por el número de habitantes, y sobre todo por los metros lineales de costa que tenemos, estamos un poco atrasados, comparado con países como Francia, Suecia, Inglaterra, Alemania, para no decir Australia, Nueva Zelanda o Estados Unidos.

- ¿Cómo se adentra un regatista olímpico, que navegó en barcos monotipo, en el mundo del Crucero?
Porque me gusta estar con amigos  y navegar con ellos. Pero también te das cuenta, de que  a una determinada edad, no puedes estar a la altura olímpica, ya que no tienes la forma física  que requiere. Entonces empecé a buscar barcos que tuvieran soluciones técnicas y en los que no fuera tan necesaria la fuerza.

- ¿El Crucero lo permite?
Es su esencia. El Crucero permite montar un buen equipo, trabajar con una buena tripulación. En 1994 inicié mi primer proyecto como armador de Crucero  y la verdad es que lo estoy disfrutando mucho.

- El mundo de la vela del Crucero es una amalgama de reglas, fórmulas, compensaciones de tiempos, todo lo contrario de la pura vela de monotipo.
Sí. Es un mundo diferente, pero todo es vela. En el Crucero entra en juego una realidad, que hay centenares de modelos distintos de barcos que quieren competir entre sí, medirse unos con otros. Y no hay más remedio que buscar fórmulas para que permitirles a todos competir en un mismo campo de regatas. Gracias al invento de estas fórmulas de compensación, el rating, se produce este milagro. Desde la que vela es vela, existe esta peculiaridad. En un principio, los barcos, tampoco eran iguales, por esto, a finales del siglo XIX se empezó a crear fórmulas de medición compensatoria. La primera Copa América se hizo con barcos desiguales, y siempre ganaban los que tenían más ventaja por eslora o superficie vélica, hasta que se empezó a estudiar formas compensatorias entre los distintos veleros que participaban en una misma regata y hacer más igualitaria la competición.
.
- ¿La gente, el  gran público, lo entiende?
            Al  público no versado en la vela le puede costar un poco, pero para el velista, no. Lo curioso del Crucero es que cuando entiendes y asimilas esta peculiaridad, ves que forma parte intrínseca de esta modalidad de navegación y te conviertes en un apasionado de los cálculos y las fórmulas de compensación náutica. Forma parte del juego.

- Lo importante es tener claro a que se juega.
Las regatas de Crucero, cuando los barcos son distintos, deben correrse necesariamente con un sistema de medición, que compense sus diferencias y este ha de estar consensuado por los armadores. En  una época es uno y en otra época es otro y  dentro de unos años será otro. El primero fue la F.I. (Formula Internacional), después triunfó el I.O.R. y dentro de unos años será otro. No hemos de ser cerrados, sino buscar sistemas de compensación lo más equilibrado posible, aunque sea sabiendo que ninguno es perfecto. Lo ideal sería, en opinión de muchos,  correr en monotipos en tiempos reales, o en barcos con reglas cerradas exactas, pero  la realidad es que los barcos son como son y hay mucha disparidad de modelos y además, lo armadores quieren navegar juntos. Esto es así, aquí y en el resto del mundo y nos obliga a jugar con unas reglas pactadas.

- Como presidente de la Real Asociación Nacional de Cruceros ¿cómo defiende el Rating Nacional el RN ante el resto de armadores?
Creo que es un sistema de medición muy correcto y relativamente justo, y digo relativamente, porque muchos creerán que no lo es tanto, indudablemente podremos decir que su relación "precio - calidad", (es decir lo que nos cuesta obtener un rating  en precio y comodidad, y el resultado que nos da en una competición) es muy razonable, y creo que es el mejor que hay actualmente.

- ¿Porque es barato y fácil de aplicar?
Posiblemente otros sistemas son más perfectos técnicamente, como podría ser el IMS, pero tiene muchos inconvenientes Uno de ellos es que por lo perfecto que quiere ser, resulta engorroso para muchos armadores, sobre todo para el amateur, que es precisamente el gran grueso de la flota de crucero en todo el mundo. Además, aunque el IMS puede ser muy justo, su aplicación en la práctica resulta dificultosa por el tema de la escora, el entendimiento de los momentos de inercia, la valoración o apreciación de los vientos implícitos, que queda muy al albedrío de los comités, y hace que puedan cambiar muchos los resultados al final de una regata.

- ¿Lo positivo es que es un rating español?
Es bueno que sea español, pero lo realmente positivo, es sobre todo, que ha dado  tranquilidad a muchos armadores, ya que antes tenían que pedirlo fuera, (Francia, Inglaterra) con los consabidos retrasos, e inconvenientes que esto suponía. Era un sufrimiento. En cambio, ahora, con el RN, tienes el resultado en un día. Además es un rating de fórmula abierta, que te permite hacer tus cálculos, investigar, probar cosas, para mejorar rendimientos. El IMS que también es una fórmula abierta, es de tal complejidad, y dificultad que son muy pocos los capacitados para  interpretarlo  y evolucionar.

- ¿Se están separando cada vez más los circuitos profesionales del resto de la flota amateur?
Hay un importante sector de personas, muy vinculados con la náutica, que han entrado de una forma u otra en el profesionalismo. Ya sea cobrando, por armadores que les pagan para que naveguen en sus proyectos, o porque son navegantes que montan un proyecto que lo sustenta intereses comerciales con la industria náutica o con patrocinadores de otros sectores. Es lógico que estos quieran barcos parecidos para navegar entre sí y campos de regata propio, como ocurre con los TP,  GP.

- ¿Hay muchos navegantes amateurs en Crucero?
La proporción es del 10 a 1 respecto a los profesionales. La mayoría de armadores de Crucero son personas normales que trabaja en sus respectivas profesiones y a las que cuando llega el fin de semana les gusta competir y pasar un buen momento navegando, junto a un grupo de amigos que tienen como afición común el mar y la vela. No es que sean más buenos los unos de los otros, sino que los profesionales se dedican más tiempo y normalmente sacan mejor resultados por su casi exclusiva dedicación, aunque  hay muchos más aficionados que pueden plantar cara a algunos que navegan en vela profesional, como vemos habitualmente en muchas regatas.

- ¿Cómo compagina su profesión con su afición a la vela?
Yo soy médico e intento trabajar al máximo posible para poder contar después con el máximo de días disponibles para  navegar, y  creo, que así hace la mayoría.

- ¿Es difícil coordinar tripulaciones amateurs?
Tienen que tener el común denominador de que te guste la competición y la vela. Si se tiene esto, lo demás es fácil. Hay amigos, familiares, gente con la que logras hacer un buen equipo. En nuestro barco estamos moviendo casi 40 personas, turnándonos  porque no siempre se puede estar disponible para participar en todas las regatas que tienes programada en tu calendario.

- ¿Qué otras aficiones tiene?
La medicina, y la náutica, a parte de la familia. Reconozco que soy un poco aburrido, en este asunto, mi propia mujer ya me lo dice. Pero no tengo otras grandes aficiones. Me paso la vida navegando  y hablando de barcos. Me gusta viajar, pero en el mar. En la montaña estoy bien dos días, después no sé qué hacer y tengo necesidad de huir hacia el mar, no porque la montaña se  me quede pequeña, sino porque el mar es muy grande y me apasiona.

- ¿Qué lecturas son sus preferidas?
También, en esto soy muy soso. Me gusta leer la prensa, revistas y sobre todo libros relacionados con la medicina. Esto es realmente lo que me gusta leer.  En narrativa tolero los libros de aventura y de viajes.

- Volviendo a sus origines como regatista de vela ligera, ¿cómo empezó en esto de la vela?
Empecé a los 14 años, navegando en Vaurien, porque cuando éramos pequeños nuestros padres nos prometieron, como incentivo, que si todos los hermanos aprobábamos el curso escolar, nos compraría una embarcación.

- ¿A vela o motor?
Aquí viene la anécdota. Nos dijo que si lo comprábamos de motor, nosotros seríamos quienes pagarían la gasolina, y los seis hermanos decidimos correctamente, que lo mejor era navegar a vela…  y desde entonces hasta hoy.

- ¿En esa trayectoria se llegó a olímpico?
Si, con Félix Gancedo formamos tripulación en la clase Tempest, en los Juegos de Montreal, que se disputaron en el lago Ontario, con base en Kingston. El Tempest era un barco que ya fue olímpico en Munich 72, era muy pesado, pero estuvimos codo con codo con los mejores regatistas del momento, en una clase dominada, a parte de los americanos e ingleses, por los soviéticos, los alemanes orientales y  nórdicos.

- ¿Cómo era la vela olímpica entonces?
Era menos profesional que ahora, dedicábamos relativamente poco tiempo, entrenábamos  los fines de semana y si hacíamos una concentración de semana o quince días era mucho. Lo máximo que hicimos fue una concentración de un mes, justo antes  de ir a los Juegos, y eso nos pareció que era navegar demasiado. Así y todo, logramos quedar los novenos en estos Juegos y ganamos una prueba.

- ¿Fuera de España también era así?
En el resto, la mayoría de los regatistas era gente que tampoco tenían una dedicación como la que tienen ahora en la vela olímpica, pero ya había algunas figuras, que disponían de una dedicación casi exclusiva,  como el australiano  Jhon Bertrand, el germano oriental Jochen Schumann,  Valentin Manchi, o el propio Connors.

- ¿Usted procedía del Finn?
Sí, por mis características físicas era una clase en la que tenía facilidad. En los Juegos de Montreal navegué en Tempest, pero después continué en Finn, después me metí en Soling, llegando a ser subcampeón de España. Fue entonces cuando la Federación me ofreció llevar el equipo olímpico español, como presidente del comité de preparación,  desde Seúl hasta Atlanta. Fueron años muy intensos, en los que robaba horas de trabajo en el hospital, pero  lo hice con mucha ilusión.

- Para terminar, ¿qué objetivos tiene como presidente de la RANC?
     Estamos normalizado su situación dentro de la Federación Española. Hemos confirmado  que la RANC es la secretaria de la clase crucero no profesional y nuestra misión es intentar que el crucero en España sea lo es en Nueva Zelanda, Suecia, Francia. También queremos hacer ver a la sociedad que la vela no es elitista. Puede ser elitista un tipo de barco, pero hay vela para todo el mundo. Cualquier persona puede navegar, hay embarcaciones asequibles para todos. Queremos lograr que haya más facilidad de acceso de los barcos al mar.

Angel Joaniquet