martes, 26 de marzo de 2013

Rafael Marsans (aventurero y navegante)

Rafael Marsans junto al 'Synera', velero con el que ha rodado por el Atlántico

[Entrevista publicada en el boletín del Club Nàutic d’Arenys de Mar, núm. 65, septiembre 1995]

NAVEGANDO POR EL ATLÁNTICO

Aventurero nato, Rafael Marsans, patrón del ‘Synera’, acaba de cubrir una de las rutas soñadas por todo navegante. Seguir el camino de los alisios y volver al Mediterráneo. Es uno de nuestros consocios que ya tienen en su palmarés el haber atravesado el Atlántico. Un día tendremos que hacer un cuadro de honor de todos nuestros consocios que ha cruzado el Gran Océano. A ‘Rafa’, las aventuras le vienen de muy joven. En el año 1962 atravesó África de Norte a Sur en una moto Montesa, una Impala. Realizó más de 30.000 km en tres meses. Una prueba de resistencia y pericia, única, tanto para la moto como para el piloto. Fue la hoy olvidada ‘Operación Impala’, que puso en mercado esta formidable moto de la factoría de Esplugas, gracias a este proyecto aventurero de unos jóvenes motoristas. Pero años antes, en 1959, ‘Rafa’  tuvo su primera experiencia con la navegación. Fue a bordo de una menorquina, que una vez salida del puerto de Barcelona, decidió, sin avisar a nadie, irse a las isla de Mallorca. Ha sido un pionero en la regata la Ruta de la Sal y en el año 1985 le dieron el título de ‘mejor navegante del Mediterráneo’ por haberlo navegado desde Arenys de Mar, Túnez, Sicilia y el Egeo. El año pasado, decidió cruzar el otro charco, el Atlántico. En diciembre de 1994 partió. Por Navidad estaba en Madeira. El Año Nuevo lo pasó en Tenerife. Para Reyes estaba en Islas Cabo Verde. Y el 29 de enero de este año alcanzó las Barbados.

-Nos dices que navegar por los alisios es relativamente fácil ¿Te lo crees o es que haces marketing para que hagamos esta navegación?
            No. Es verdad. Navegar con los alisios no es complicado. Eso sí, has de tener el barco muy preparado. No puedes tener un barco ‘flojo’. Allí el viento es duro. Franco, constante, pero fuerte,… Es fácil navegar con ellos y es el sueño de todo navegante. Pero siendo el mejor viento del mundo, puede que asuste a muchos que nunca hayan navegado a vela con una fuerza 7.

-Muchos de nosotros ya no salimos con un viento de fuerza 5, que lo consideramos ya como viento fuerte…
Sí. Pero es una cuestión de amarinarse. Cuando llegas a la zona de los alisios, se supone que has navegado días, en incluso semanas. Llevas una rutina a bordo. Estás amarinado. Entonces, no hay viento que te pare. Y además lo coges de popa.

-Claro, pero, aparte del amarinamiento ¿qué cosa es imprescindible para navegar por los alisios?
Tener unos buenos timones.

-¿Timones?
Sí, los timones han de ser resistentes. Es esencial. El esfuerzo que realizan es brutal. Toda la navegación se hace a fuerza de timón. Si te fallan, te fallará todo en los alisios.

-Dices,  que hacer el alisio es sencillo, y remarcas, que lo difícil es volver a casa, en tu caso el Mediterráneo…
Es lo complicado. Por dos razones. Cuando llegas a las Antillas, aquello te retiene. Es un paraíso. A pesar de que estamos a finales del siglo XX, allí se vive en otra época, que te atrapa. El ambiente, las innumerables islas, todas distintas, la gente que encuentras, los bohemios del mar que por allí pululan, que viven en sus embarcaciones. Todo esto hace que te sientas atraído y no deseas volver. Estas ‘enganchado’. Pero llega un día que tienes que retornar. Y lo haces. A pesar tuyo. Y esta decisión, a veces es traumática. Por ello muchos deciden quedarse allí.

-Y cuando decides volver, entonces ¿viene lo duro?
Volver a Itaca siempre cuesta. Ya sabes lo que le pasó a Ulises. Dejar aquellos parajes es durísimo, y más duro es lo que te avecina. Solo puedes volver a Europa de nuevo, siguiendo la ruta de la Corriente del Golfo. Y aquí te encontrarás con un océano Atlántico que nada tiene que ver con el plácido Atlántico del trópico, el de los alisios, el de los vientos del sureste. Te enfrentas, ahora, con el océano que recibe la influencia meteorológica boreal. Ya no navegas con vientos largos y de popa, sino que te encuentras con rumbos de ceñida, te enfrentas de nuevo con las calmas, las tormentas eléctricas. Las borrascas descienden del Norte y el barco se resiste ante la dureza de esta nueva situación. Empiezan a venir los verdaderos problemas. Entonces, ¡alcanzar las Azores se convierte en un deseo onírico… a veces en una auténtica pesadilla!

-¿Cansancio, ensoñación?
Más que cansancio, dureza. Mira. La travesía por la zona de los alisios, desde Cabo Verde hasta el Caribe, duró 11 días y todos ellos sin ningún tipo de problema, con velocidades promedio de más de 7.5 nudos y con singladuras de hasta 195 millas, siempre con vientos a favor. Para remontar el Atlántico, hacia el Noreste, tardamos 20 días, entre la isla caribeña de St. Martin y las Azores. Y en las Azores estábamos solo a mitad del camino.

-¡Vaya con el Atlántico Norte! ¿Cómo fue esta ‘etapa’?
De lo más variada, movida y divertida, con rotura de cadenote, que nos obligó durante días, hasta que lo reparamos, a no cambiar de rumbo, amurados en la misma escora. Pasamos por tormentas eléctricas, vientos durísimos de proa. Todo un rosario de diversión y entretenimiento. Durante seis días estuvimos ciñiendo a rabiar. Una navegación de lo más cansada. No nos acordábamos de lo que era ir con el cuerpo erguido y ‘adrizado’. Quedamos torcidos. Después vinieron cinco días de calma. Fueron terribles. No sabíamos que era peor, si la loca ceñida de días anteriores o esta encalmada. Después tuvimos algo de suerte y topamos con vientos de aleta, que nos impulsaron bien, pero eran muy borrascosos y húmedos, con tormenta eléctrica. Recalar en las Azores era nuestra obsesión. Y el 4 de junio lo pudimos hacer. Una vez llegados, nos falló el motor, y tuvimos que entrar a vela…

-… medio trayecto ya estaba hecho…
A pesar de que estábamos aún en medio del Atlántico. Pero las Azores es como llegar a casa. Son deliciosas. Allí encontramos a muchos amigos. Entre ellos a Julio Villar, el español que dio la primera vuelta al mundo en solitario a bordo del supermistral ‘Petrel’, a Xurxo Gómez, a Rafael del Castillo que lleva la emisora ‘Rueda de Navegantes’ y que se encontraba aquellos días navegando por las Azores…

-Reparados, tanto cuerpos, motores y sentimientos, pusisteis rumbo al Mediterráneo ¿Cómo entrasteis en él?
Mal. Con niebla, una niebla cerradísima. Y después nos vino un fuerte levante, y cuando doblamos doblamos cabo de Gata, nos llegaron nortes. Nos trató muy mal el Mediterráneo. Y como guindilla, nos encontramos de nuevo con la olvidada ola corta. ¡Terrible!.

-O sea, que la vuelta fue una decepción
Si, al principio sí. Es muy distinto nuestro mar al océano, pero después te das cuenta de aquí aprendimos a navegar, y que formas parte de él y decides que no lo cambias por nada en el mundo…

Y me continuó con un largo y exagerado ‘etc’, dando las razones de las benevolencias de nuestro mar. Tras oírlo no supe si interpretar lo que me decía  como un deseo por su parte de quedar bien conmigo, o era un pensamiento sincero. Lo cierto es que ‘Rafa’ está de nuevo con nosotros, en su estimado mar, en Arenys de Mar, en el mar que le hizo navegante,  y de eso hará ya muchos años…

Angel Joaniquet

2 comentarios:

  1. Bon dia Angel,

    abans de res gràcies i felicitats per aquest blog. T'escric aquí perquè no tinc cap altra manera de contactar-te, i estic buscant el teu llibre exhaurit "Pirates i corsaris catalans". No em pots pas dir si encara hi ha alguna manera de trobar-lo?

    Moltes gràcies.

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  2. hola oreneta
    envia'm un correu a angeljoaniquetortega@gmail.com, i em dius com contactar (telèfon, e-mail, etc) i trobarem un llibre, segur!.

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