martes, 4 de agosto de 2015

Inés Mansilla (navegante y apasionada del mar)


INÉS MANSILLA, UN TRIPULANTE CON DUENDE
[Entrevista publicada en la sección tripulantes de la revista RANC Difusión de marzo'89]

En angloamericano diríamos que tiene ‘soul’. Como estamos en España diremos, que Inés Ana María Mansilla del Campo tiene ‘duende’.
Duende, no en el sentido de duendecillo –tal como decimos quienes vivimos el mundo de la prensa- sino de embrujo, de algo especial, que solo los conocedores del flamenco saben captar.
Inés tiene un ‘duende’ especial que proyecta a toda una tripulación que navega en un two ton que se llama Duende. Inés es como el alma de este velero cuyo armador es Jacinto Rodríguez y cuyo núcleo duro está formado por Jordi Costas, Víctor Morales y Pepe Padrós. Y todos saben que sin Inés las navegaciones del Duende en las distintas regatas, apurando minutos, segundos para superar su rating, serían muy distintas.

-Hay pocas mujeres tripulantes…
Antes sí. Ahora creo que no tanto. La mujer cada vez navega más. Existen, incluso, algunas tripulaciones, solo de mujeres…

-Pero no es la norma…
Pero se está normalizando.

-Usted es una institución en la vela…
Exagera un poco. Lo que pasa es que yo desde siempre he navegado. Y cuando no habían otras mujeres en España navegando en regatas, esto se notaba más.

-O no las dejaban formar parte de las tripulaciones
Puede que hubiera algo de ello…

-Existía el criterio de que las mujeres dan mala suerte en un barco
Sí. Conozco este prejuicio. Un criterio muy machista. Había, y aún hay, letreros en algunos barcos que ponían ‘Mujeres a bordo, no’. Pero ahora está superado.

-Pero, cuando usted empezó a navegar, este prejuicio estaba a flor de piel en muchos armadores…
Puede que haya roto moldes en este sentido. Mi afición a la mar ha hecho que pudiera demostrar que la mujer no da mala suerte a un barco. Al contrario, puede ser el mejor tripulante. El mar no es una cosa de fuerza, sino de maña.

-A parte de navegar con su marido y ser el alma de la tripulación del Duende, usted también ha formado varias tripulaciones exclusivamente femeninas.
En esto sí que soy una pionera. Junto con un grupo de amigas, y con un barco que nos dejaron, el Odiseus, creamos una tripulación enteramente femenina. Eramos las ‘amazonas del mar’. Así se nos llamaba y la formamos Judith Flors, Cuca Padró, Marta Mas y Karen Kenkis. Después formé otra a bordo de un ‘cirrus’, que incluso obtuvimos varios premios, clasificándonos por delante de 42 tripulaciones masculinas en el Trofeu Hivern.

-¿Para usted que es el mar y la navegación?
Para mí el mar y la navegación lo es todo. Contacto pleno con la naturaleza. Un reto constante conmigo misma,  con la gente que participamos en un proyecto. Esto es lo sublime del navegar. Por esto me encanta. No podría vivir si me dijeran que no podría navegar más.

-¡Esto es muy fuerte!
Es que el mar es muy fuerte. Te atrae o te rechaza. A mí me atrae.

-¿Esta vocación náutica, de dónde procede?
El origen de mi envenenamiento por el mar, creo, me viene de cuando vivía en Sidi Ifni, un ex-territorio español en Africa Occidental. Allí mi padre tenía un patín de vela, como los que navegan en la costa catalana y en la temprana edad de tres años ya salía con él. Recuerdo muy bien cómo me llevaba a navegar. Era el Atlántico. Y ya se sabe cómo es de complicado este mar, y más en la costa africana, con grandes olas, ya que en Ifni es una costa de muy poco calado y con vientos procedentes del desierto, el conocido sirocco, lo que hace que el mar arbole siempre. Creo que fue entonces cuando mi afición al mar se me abrió.

-Antes de navegar en crucero usted navegó mucho en vela ligera, ¿cierto?
Sí, en 420 y 470. Incluso he regateado estando embaraza, hasta el punto en que en un Trofeo Maresme, que era una liga que se celebraba en la costa barcelonesa, estuvieron a punto de descalificarnos, a mi marido y a mí, porque en lugar de ir dos en la embarcación, tal como indicaba el reglamento, navegábamos tres –nos comenta con cierta broma.

-¿En qué lugar quedaron en este trofeo?
En segundo lugar.

-Entiendo ¿y quién era el tercer tripulante?
Mi hija María del Mar. Estaba embarazada.

-¡Si no hubieran tenido podio, puede nadie hubiera protestado!
No, hombre. ¡Que era una broma simpática hacia nosotros! El caso de ir ‘tres’ y pesados, en realidad era un hándicap. ¡Nos tendrían que haber dado un mejor rating, como pasa en crucero!

-Sí tiene toda la razón. Volviendo al crucero, ¿qué momentos recuerda con mayor cariño?
Infinidad. Todos los días que navego son para no olvidar. Todos son distintos y en esto está el gran encanto de navegar. Todos los momentos son buenos.

-¿Algún momento malo?
Se olvidan cuando llegas  puerto, pero ya que insiste le diré tres momentos de esos que recordaré siempre, e incluso con cariño, porque haberlos superado significa que asciendes en varios grados tu experiencia náutica. Uno fue un castañazo que tuve con Jacinto en una Copa de España, entre Barcelona y Ciudadela. Íbamos con un ¾ton, y rompimos el stay cuando estábamos a unas 60 millas de Barcelona. Teníamos un levante típico. Dimos la vuelta y a tener temple. También recuerdo otro momento de esos que te curten como marino. Era en una Columbretes. Y otro momento fue volviendo de Denia, con motivo del Mundial que se celebró allí.

-¿Se atrevería a navegar sola?
En otros momentos sí que me ha pasado por la cabeza. Un poco influenciada por mi marido, que le encanta navegar ‘solo’ y ha participado en algunas Mare Nostrum. En otro tiempo he tenido el puntillo de saber si era capaz de realizarla. Pero ahora veo que es muy difícil, porque realizar una navegación en solitario supone un tiempo del que realmente carezco. Tengo muchas obligaciones familiares. He de conformarme con las regatas costeras, de fin de semana o las de verano.

-Y ¿de las regatas a dos, que ahora se ponen de moda?
Sí, me gustaría, pero es un poco como lo que ocurre con las solitarias. ¡Necesitas tiempo!

-Lo que sí parece que el Duende participa en la próxima regata a dos Palma-Alguer
Sí, pero será Jacinto, con otro tripulante, quien la cubrirá.

Angel Joaniquet


jueves, 9 de julio de 2015

Leopoldo Rodés (mecenas y coleccionista de arte)


LEOPOLDO RODÉS, LA SEDUCCIÓN POR EL ARTE
[Entrevista publicada en otoño 2005, en la sección 'encuentros' de Royal Club foto: Diego Muñoz] 

Leopoldo o la seducción por el arte. Leopoldo Rodés Castañé nació en 1935 en Barcelona. Hijo de abogado, también estudió Derecho. No podía ser de otra forma, nos dice. Presidente de MediaPlanning, presidente de honor del Instituto de la Empresa Familiar y miembro de su junta directiva desde su fundación, es consejero de Sogecable, La Caixa y Gas Natural y presidente de Asepeyo, del patronato de la Universidad Ramon Llull, de la Fundación del Museo Arte Contemporáneo de Barcelona… ¿Me olvido algo?...
Pero, además de su destacada trayectoria profesional, empresarial, humana, es notoria su faceta de promotor artístico y de tener una gran pasión por el arte. Esta es la faceta que nos interesa en este encuentro que mantenemos en su casa, cerca del monasterio de Pedralbes. Una pasión que se nos desvela en esta entrevista.

-Es notorio que usted es un gran aficionado al arte ¿Cuándo empezó a interesarse por este mundo?
Desde niño he tenido una especial sensibilidad hacia el objeto artístico. Supongo que mi entorno familiar también lo favorecía, porque siempre he visto pinturas en casa. También disponíamos de una buena biblioteca que me facilitaba la información y los datos que me permitían completar un conocimiento más profundo de las  obras de arte que me gustaban.

-Y esta pasión ha ido creciendo con los años…
Por supuesto. Además viajo con mucha frecuencia, lo que me da la oportunidad de visitar museos. Siempre he tenido gran interés por l evolución del arte y ello me ha llevado a tomar contacto con los movimientos artísticos de cada momento.

-¿Esta  visión amplia e histórica del arte hace que le guste algún periodo determinado?
Precisamente por esta visión global aprecio todos los periodos de la historia del arte. Todos tienen interés para mí. Creo que si te gusta el arte reconoces que toda producción artística del hombre tiene un interés especial.

-¿Cómo reconoce que un objeto tiene un duende especial?
Me guió por el instinto y, por supuesto, por mi conocimiento, Cundo adquiero una obra me la imagino siempre conviviendo con ella. Forma parte de mi vida. Por ello me ha de gustar, sentirme a gusto con ella.  Si he de convivir con ella he de sentirme  gusto con ella, cada vez que tropiece con ella…. Sería absurdo tener una obra que no te guste. Este es mi criterio de selección. Sé que para muchos esto es una forma poco ortodoxa para adquirir un objeto, pero yo me guio por este sentimiento tan subjetivo.

-¿Y si se enamora de un pieza que está en un museo?
Me encantan los museos. Me gusta recorrer sus salas y siempre aprovecho la ocasión de visitarlos. Sé dónde hay piezas que me seducen y disfruto contemplándolas en un entono apropiado para gozar del arte, como lo es un museo.

-¿Se considera coleccionista de arte?
No. Yo soy un amante del arte. Ante todo, una obra me tiene que seducir por ella misma y llegado a este punto, disfruto contemplándola. No busco poseer un cuadro a un autor determinado, y menos por su rendimiento económico. Lo que a mí me motiva a comprar una pieza es que realmente me guste. Tengo piezas de arte, aquí en csa, porque estoy a gusto con ellas y no por un afán coleccionista. Por ello, si no tengo un lugar adecuado para ubicarla y poder disfrutar de ella, no la adquiero y voy a contemplarla a un museo o a una galería, que en el fondo creo son los espacios idóneos para descubrir el arte.

-Así que, ¿se puede ser amante del arte sin ser coleccionista?
Por descontado. Hay muchas personas a las que les interés el arte, aunque no posean una sola obra en su casa.

-¿Y hay coleccionistas a los que no les gusta el arte?
Puede que sí, pero debe ser pocos, porque un coleccionista es, en el fondo, un enamorado del arte. Y si al principio no lo es, a la larga termina rindiéndose hacia él.

-¿Cuándo adquirió su primera pieza artística?
De muy joven. Sería inexacto decir que desde que tengo uso de razón, pero creo que es así.

-¿La primera significativa?
Creo que fue alrededor de los 20 años y era una obra de Antoni Tàpies que, sin duda tuvo una cierta relevancia después de comprarla.

-¿Era el inicio de Tàpies?
Su inicio en el arte abstracto.

-¿Qué le atrajo de aquel cuadro para conectar con la sensibilidad de este artista en un momento en que su arte aún no era reconocido y en unas fechas, supongo, que su forma de hacer era demasiado adelantado para la mentalidad española de la época?
No es que lo entendiera mucho en aquel momento. La verdad es que fue un acto intuitivo, que es, por otra parte, como siempre me he adentrado en el mundo del arte. Y a pesar de que tenía escaso conocimiento del arte abstracto, seguí el consejo de un amigo y me interesó esta obra que se salía de los esquemas que en aquellas fechas nos tenían acostumbrados a ver.

-¿Ahora lo entiende más?
Evidentemente, y compruebo que mi intuición no andaba errada.

-Esta compra, ¿fue entendida por su entorno familiar?
Recuerdo que a mi madre no le gustó nada. Tuve hasta una cierta polémica, por no decir enfado, con él. Incluso por el precio que pagué por el cuadro. Entonces yo le dije que esta obra era baratísima, mientras mi padre me dijo que no tenía sentido. Molesto, añadió, que esta ‘cosa’ que compré la podría haber pintado él, y no solo esa, sino diez más como ella.

-Y pasado el tiempo, ¿Qué dijo?
La realidad puso las cosas en su sitio y es evidente que aquella obra fue baratísima y mi padre habría sido incapaz de realizarla.

-¿Aún la conserva?
Por supuesto. Tengo por ella un especial cariño.

-¿Hacia a dónde va el arte en la actualidad?
Está en un periodo de evolución muy importante. De cambio conceptual. El arte siempre evoluciona, pero ahora va más deprisa, como la sociedad actual. Aún domina la abstracción, aunque hay un movimiento de regreso al arte figurativo, pero no se puede hablar de una tendencia determinada.

-¿No existe un cierto mimetismo que nos hace admirar obras, nos hace visitar museos y recintos, que hemos elevado a la categoría de mitos, por los catálogos de divulgación turística?
Puede ser, pero este fenómeno turístico afecta a los museos de arte clásico reconocidos en los que existen piezas como la Gioconda, la Rendición de Breda o el Gernika, y que se venden como referencia turística. Sí, son objetos de obligada visita y cuando se a París, Londres, Florencia o Nueva York hay que justificar el viaje visitando ciertas obras de arte.

-El arte contemporáneo está en edificios, está encerrado en envoltorios  arquitectónicos que hacen más atractivas estas visitas y desempeñan un papel importante para cautivar a un posible publico receptor. ¿Qué piensa de ello?
Tal vez, pero no se le tiene que dar más importancia ni exagerar su relevancia más de lo que se merece. Reconozco que la arquitectura forma parte del arte, pero hay que ser ecuánimes. A veces el arquitecto piensa más en la estética de su obra que en la función, en este caso un museo, por la que diseña. Puede que se hayan construido edificios  en los que después la exhibición es complicada. El continente que alberga la obra exhibida es importante, pero no hay que olvidar que desde el punto de vista de la obra de arte el contenido, es decir, la obra en sí, es lo realmente interesante.

-¿Qué museos son una referencia y no caen en este error?
Respecto a los museos clásicos las referencias son las de siempre, el Prado, el Louvre, la National Gallery de Londres, los Ufizzi, el Hermitage… Y si hablamos de arte moderno, por supuesto el MOMA. En cuanto al arte actual, hoy por hoy los centros más activos, están, en mi opinión, en Nueva York y, probablemente, Londres y Berlín.

-¿Hay que ver el arte como un valor de mercado?
El arte es un valor de creatividad humana, pero ésta se halla fuertemente influenciada por el esplendo económico en el que el artista tiene su entorno de actividad. Así en el Cinquecento el poder económico hizo que Italia fuera el foco del arte. Allí surgieron los verdaderos creadores del Renacimiento, o la Corte española de los Austrias, con el Siglo de Oro español, o la Europa industrial del siglo XIX, cuyo foco económico estuvo entre París y Londres. Hoy este poder económico se encuentra en Estados Unidos, y es allí donde procede básicamente la actual creación artística. Esto no es bueno ni malo, simplemente es así. El arte como valor de mercado va paralelo al signo de la capacidad económica que lo engendra.

-¿Y esta pieza artística, pierde valor de mercado cuando se encierra en un museo?
Depende del museo. Para un Prado o un Louvre, la venta de una pieza carismática sería impensable. Se montaría un gran escándalo. Pero hay museos que venden alguna pieza y, por tanto, salen al circuito comercial.

-¿Asiste a subastas de arte?
No. Pero las sigo. Forma parte de la afición por el arte. Y son ellas las que, en buena medida, marcan el mercado y las tendencias.


Angel Joaniquet

jueves, 26 de febrero de 2015

Toni Tió (empresario, regatista, velero)


UN MAESTRO DEL VIENTO
[Entrevista publicada en la revista Mediterránea, de febrero 1995]

Si usted navega a vela tiene muchas posibilidades de que el elemento motriz de su embarcación lo haya confeccionado Toni Tió. Este deportista nato, que ya desde joven compaginaba sus estudios de ingeniería industrial con la práctica de la vela, es una referencia empresarial en el mundo de la vela española. 

Empezó a navegar probando todas las modalidades de vela que se practicaba en Cataluña (desde el patín, pasando por el finn, el 470, el soling) hasta saltar a la vela crucero, ya como patrón de veleros que participaban en la mítica  regata inglesa Fastnet, en la que quedó segundo en el año 1975 con el Flamingo. Conquistó el campeonato de Europa de 1/4 ton. en 1978 y ya en la década de los ochenta, participó en el circuito de regatas del SORC, en el calendario norteamericano.  

Pero Toni Tió es algo más que un industrial o un empresario: es una persona enamorada del mar, del viento, de la naturaleza. En su 'factoría de velas' en Vilassar, mantenemos una charla, más metafísica, que física, sobre este elemento mágico que es el viento.

-¿Para diseñar una vela, se ha de saber navegar?
            Ayuda mucho. A parte del aspecto puramente técnico, de física aplicada, el diseño de una vela, después de integrarlo en un proceso industrial, para un velero –diseñador y confeccionador de velas- es muy importante, conocer las reacciones del viento en una embarcación y, sin duda, si éste tiene experiencia en navegar, le ayudará mucho, porque supondrá saber lo que ello comporta, y conocer previamente como actúa el viento sobre una superficie vélica. Si a priori este comportamiento lo ha experimentado antes, navegando, llevando un barco, le será mucho mas fácil su tarea, a la vez que apasionante, del diseño de unas velas.

-Toni Tió, ¿ha sabido diferenciar la vertiente empresarial, de industrial dedicado a proveer veleros, al estrictamente personal, en su aspecto deportivo?
            Sí. Mí faceta deportiva es un cuestión netamente privada. No he  querido hacer nunca bandera de ella, aunque evidentemente, a veces, esto es inevitable.

-¿Le sale su veta de navegante de competición… cuando 'dibuja' una vela?
            Seguro. Como entusiasta del mar, del viento, y de la competición, cuando me pongo delante del ordenador, o delante de un papel, para concebir una vela, mi experiencia como navegante tiene un rol importante. Y el espíritu competitivo hace que intente diseñar 'la mejor vela para este tipo de barco'. Es importante saber que ha de ser resistente y amoldable a un elemento duro e imprevisible, como es el viento. Y todo ello, y más si es para una embarcación destinada a mar abierto, te exige conocimiento, experiencia y dureza en la ejecución.

-¿Que es para usted el viento?
            A parte de mi actual forma de ganarme la vida, diseñando y confeccionado velas..., ¿qué es para mi el viento?... pues, es algo indefinible, que atrae, por que es imposible de ver, pero si notarlo y comprobar sus efectos. No lo ves, pero lo sientes, y de forma muy patente a través de sus efectos físicos sobre la naturaleza y en las personas. Hay vientos que tonifican, otros, incluso, enloquecen a los animales y personas.

-¡Pero el viento se ve, o eso dicen los regatistas!
            Claro que se ve. Ves sus efectos en los leves borreguitos que se levantan en la superficie del agua. Se ve en el horizonte, cuando está quebradizo. Su inexistencia se nota en los momentos de calma y mar plana. Lo ves a través de color que toma el cielo en una determinada hora. Y lo notas en la sacudida de una vela o en la rigidez que toma el timón… Este sentimiento, de notar lo intangible, de sentir lo invisible, de no verlo y tenerlo presente, hace que entres en comunicación, a través de él, con el entorno natural que te rodea, allí donde lo sientes.

-Sí, el viento está en todas partes. Es el aire en movimiento dicen…
            El viento lo envuelve todo. Y aún sin verlo, notas su presencia. Si un persona tiene ocasión de disponer  de un instrumento (molinos de viento, por ejemplo), o de un vehículo, como lo es una embarcación a vela, se le puede transmitir y notar esta fuerza invisible que nos envuelve, -que es el viento- y poderlo dominar, y jugar con él. La sensación y el efecto que esto ocasiona a quien lo prueba hace que se enganche en esta práctica y que ya no pueda vivir sin él.

-¿El viento es un medio para comunicarse con la naturaleza…?
Gracias a la vela, te comunicas con el viento. Conectas con él y él te pone en conexión con la naturaleza. El viento, con su halo invisible, te ayuda a comprenderla, a quererla y a respetarla. En definitiva, a integrarte en ella. Te absorbe. Incluso te hace reflexionar. Sentir. Gozar. Es un estilo de vida.

-¿Qué vientos le dicen algo?
            Como persona nacida en  Sant Pol de Mar, un pueblo del Maresme, lo que antes se conocía como la Costa de Llevant de Barcelona, me siento identificado con el viento térmico de esta zona marítima. Aquí no tenemos nortes (la conocida Tramontana), ya que la cordillera del Litoral del Montnegre, el Corredor, Sant Mateu, el mismo Montseny, hacen de barrera protectora. Por esto me gusta mucho para navegar el excelente viento térmico (conocido como marinadas, por que vienen del mar) que aquí denominamos garbí, ya que nos viene un poco del SW. Lo que sí tenemos en esta costa son los duros levantes (vientos del Este) e incluso los xalocs i mitjorn, que proceden del Sur y a veces son terribles. Pero por lo general en esta zona gozamos del garbinet. Cuando sopla Tramontana, aquí suele entrar un levante, no húmedo, con cielo sereno, ideal para correrlo con pequeñas embarcaciones en paralelo a la costa, pero intentando no alejarse del socaire del litoral, para no perderse en medio del canal balear…

-Y de otras zonas, ¿cuales son sus vientos amigos?
En todas partes existen estos vientos de marinada, excelentes para navegar. Así, cuando navego por Mallorca y entra el conocido embat, me recuerda mucho a nuestro garbí de la costa barcelonesa, al igual que cuando estoy en Huelva y entra el foreño, o en Galicia con los noroestes, o cuando estoy en la costa sur de Inglaterra, en el Solent, que con el cambio de marea entra el viento de mar. Todos estos vientos me hablan como en casa. Todos son similares, a pesar de estar en muy distinta latitud. Y con todos ellos he disfrutado navegando a vela. Para no hablar del alisio del Atlántico, el fantástico viento que sopla desde las Canarias hasta el mismo Caribe.

Angel Joaniquet