martes, 8 de abril de 2014

Víctor Ramírez, (pintor chileno neoexpresionista)

El pintor chileno, Víctor Ramirez, en el taller de la calle Mercè de Barcelona
[Entrevista publicada en la revista ‘L'ArtPordà’, en mayo 1989]

‘LA MATERIA CON LA QUE ESTÁ HECHA UN CUADRO NO ES ABSTRACTA, ES REAL’

La fuerza expresiva de la pintura de Víctor Ramírez queda patente en sus óleos. De ellos se desprende un expresionismo espontáneo que imprime a sus telas una personalidad propia. Reflejan esta condición del artista que vive por y para la pintura. Ramírez busca en su arte la comunicación y la transmisión de unos sentimientos que le vienen de muy lejos. De la tradición cultural de su pueblo. Del impacto de unas imágenes, grabadas en su mente, en sus recuerdos, y trasmitidas a través de los pinceles.

El mismo ejercicio físico que supone toda acción de pintar, queda reflejada en su pintura. La simbología que  ha tomado en su última producción, es doble,  una es la referencia a la fuerza del caballo, como proyección de la potencia física de la naturaleza; la otra, el desgarro de la persona en comunicación, o por falta de ella, a veces erótica, con sus semejantes.

Para hacer comprensible este vitalismo expresivo. Víctor Ramírez utiliza la fuerza del rasgo, del contorno figurativo, del color. Un color que bajo la técnica de una visión abstracta, enfatiza la potencia comunicacional de sus telas.

- Fuertes y duros, tus cuadros, unos óleos que parecen un murales callejeros.
Los trazos, la propia textura, el relieve de los cuadros, forman parte de esta concepción que tengo del arte.

- Sublimas la línea, el rasgo y de forma indirecta, el color.
Es la materia tangible con la que dispongo, no es nada abstracto, es real…La materia con la que está hecha un cuadro, la tela, las pinturas, el mismo ejecutor, no es un hecho abstracto, es real.

-  Pero algo hay de abstracción.
Por descontado. Para mí es muy importante el trazo, la línea, lo que hay de un cierto resto de dibujo, a veces desaparecido o difuminado, pero que está en toda  pintura.

-Como un rastro perdido, invisible…
… Pero no del todo.

Victor Ramirez, chileno, nacido en Arauco, en la tierra de los mapuches, cuyos habitantes fueron denominados como araucanos por los primeros europeos que pisaron aquellas tierras del Sur de Chile, a pesar de sus quince años viviendo en Barcelona, no ha olvidado sus raíces americanas.

Soy americano, pero como pintor, me siento catalán. En el fondo me he hecho pintor aquí.

Expresionista nato, pinta lo que quiere comunicar, que no es otra cosa que la fuerza, el vigor, el eros, a través de la pintura. Víctor Ramírez expone estos días en el Taller Picasso barcelonés su última obra. Las ha ejecutado muy cerca del lugar de la exposición, donde ahora tiene el taller, en la calle Mercè. Aquí ha presenciado la fuerza del caballo y el erotismo desbocado de esta parte de la Barcelona portuaria.

- ¿Satisfecho con el resultado de estos meses de duro trabajo?
Sí. Estoy satisfecho con lo que he hecho. Y parece que ha sido reconocido.

- ¿Alguien ponía en duda tu talento?
No, pero ahora parece que sí se está valorando mi trabajo.

- Por tendencias, ahora parece que se ha puesto de moda de nuevo la pintura neoexpresionista, ¿ésta corriente ha hecho revalorizar tu obra en el gusto del comprador…?
Si, ahora me encuentro más cómodo cuando expongo. Mi pintura siempre ha sido la misma, pero ahora parece que se entienda más. Por esta simple razón, porque se está poniendo de moda otra vez el neoexpresionismo en esta ciudad, noto que mi pintura es mejor aceptada por el público, se la aprecia más.

- ¿Pero tú no sigues el compás de ninguna moda?
No. No  sigo ninguna moda. Yo siempre ha pintado así. Al principio se me criticaba y casi llegué a acomplejarme. Pero no podía -ni quería- pintar de otra manera.

- Lo compruebo.
Yo pinto lo que siento. Para mí fue un gran alivio el corroborar, cuando viajé a Berlín a principios de la década de los ochenta, que allí se estaban realizando cuadros como los que yo siempre he ejecutado.

El descubrimiento del neoexpresionismo por parte del coleccionista español ha posibilitado la mejor comprensión de la obra de Ramírez. E insiste:
Antes pintaba igual, pero he de reconocer que había en mí un cierto complejo que afectaba a mi obra, pues me atormentaba el hecho de que ‘lo que hacía no era lo que se llevaba’ y esto, de una forma inconsciente reprimía mi pintura.

- ¿Has superado este complejo?
Sí. Ahora pinto con mayor libertad, pues sé que la pintura actual está pasando por un momento de desconcierto y sé que hay círculos donde se aprecia el tipo de pintura que hago.

Una pintura de cariz expresionista, en que el color expresa todo un lenguaje, y donde la figura humana, en erótica unión con el caballo, siempre presente como símbolo de la fuerza material del hombre, forman un todo que marcan el estilo de este artista chileno, inmerso en el barrio marítimo de Barcelona..


Angel Joaniquet 

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