lunes, 2 de enero de 2017

Josep Gallisá, (regatista y armador de crucero)


‘FALTAN TRIPULACIONES PARA REGATAS SOCIALES’
[Entrevista publicada en RANC Difusión, núm. 29, enero del 1989]

Josep Gallisá es un experto navegante. Armador del Viking II, actualmente es el presidente del Club Náutico Arenys de Mar, y un crucerista convencido, de los que sale a navegar en todas la regatas sociales de fin de semana, y participa en  campeonatos de cruceros del calendario federativo. Es socio fundador de la Real Asociacion Nacional de Cruceros –RANC-

     'Entonces no era Real, -nos dice- era simplemente Asociación Nacional de Cruceros (ANC). Fui el primer secretario de la asociación, en el año 1973. Después lo fui, ya constituida, en el 74 y en el 79. Tengo el número 5, como socio'.

-¿A qué se debe que salgan tan pocos cruceros a regatear, hoy por hoy, comparado con años atrás?
     Competir en regata es duro. A muchos le gusta navegar, cada vez salen más barcos por el placer de navegar, pero competir…, esto es otra cosa. Requiere mucha voluntad. Coordinar personas. Preparar barco. Hay momentos que la gente se cansa… porque es difícil mantener con entusiasmo un proyecto y sobre todo, hoy es difícil  encontrar tripulantes…

-¿Estamos viviendo un momento de crisis más de tripulaciones  que de armadores?
     Sí.

-Y, ¿eso?
     Es resultado de un ciclo oscilante, como en todo en la actividad humana. Ahora estemos sufriendo un momento de desencanto por parte de muchos navegantes…

-¿Debido a qué?
     A varias razones. Puede que a un cambio de ciclo. Una es que cada vez más se están profesionalizando muchos tripulantes, que van a competir en barcos con armadores fuertemente esponsorizados. Para ser más competitivos buscan tripulaciones de otros barcos, y se quedan cojos barcos con tripulaciones habituales, sin gente con que navegar.

-Si esto pasa es porque buscan alcanzar mejores niveles de competición y si hay alguien que fomenta esta profesionalización no se puede hacer nada en su contra
     Pero esto no está claro. Lo que ocurre es que en determinados momentos un armador necesita, por algún compromiso náutico, una buena tripulación. Entonces busca a los mejores del momento y los atrae como sea, vaciando a otros barcos.

-Esta práctica, ¿cada vez está más extendida?
     Sí. La prueba es que cada vez hay menos tripulantes para los barcos que regatean los fines de semana, en las regatas sociales. Muchos navegantes se reservan sólo para las grandes regatas.

-¿La oferta es pequeña?
     Siempre ha sido mínima. Aún somos un país que vive de espaladas al mar. Las tripulaciones actuales son las mismas que las que se formaron hace quince años. No hay renovación. Esto también provoca que muchas de estas personas ya estén cansadas, que busquen otras actividades de ocio, o de pasatiempo deportivo.

-¿No se sienten suficientemente recompensados, sólo navegando?
     Existen pocos alicientes para ellos. Incluso los medios de comunicación hacen escaso eco de los esfuerzos que realizan estos hombres de base de la vela. La prensa sólo habla y se preocupa de una élite de navegantes. Y en el crucerismo, las regatas no las sustenta la élite. Es el resultado de muchos proyectos, de muchas embarcaciones, de muchos armadores que velan por este deporte. Y esto no es considerado en lo más mínimo, ni por la prensa, ni por la sociedad, incluso ni por la misma federación.

-¿Un alto sacrificio para no verse recompensado?
     O muy poco. Solo a nivel individual, el de la pura satisfacción personal. Y esto, muchas veces, sabe a poco para quien se ha sacrificado durante años en este deporte.

-Lo veo pesimista
     No. Por naturaleza soy optimista, pero es una evidencia esto que te estoy contando y, que creo, hay que remediarlo como sea. De aquí mi optimismo.

-¿Cómo?
     Superar el desencanto, y esto no solo es una anécdota o una frase. Existe un profundo desencanto, tanto entre armadores como de tripulaciones, debido el alto nivel tecnológico en que se está llegando en muchas regatas. Sobre todo con la guerra de materiales, lo que hace que para la mayoría de los armadores les sea imposible el competir con igualdad. Se está perdiendo un poco el entusiasmo por competir, ya que muchos ven como una fatalidad el hecho de que nunca ganaran con su barco cuando compite con uno muy bien ‘armado’. Estamos llegando a unos niveles de diferencias que valdría la pena replantearse como hemos de regatear. Y esto solo se podrá hacer con unas nuevas valoraciones de hándicaps y ratings.

-¿Una solución no es la actual separación que se hacen a los yates en competición, ubicándoles, según sean, en yates ‘regata’ o en yates ‘crucero’?
     Esta separación de flotas ha sido una de las mejores iniciativas de la Asociación. Es evidente que no se pueden mezclar prototipos con barcos de serie, al igual que no se puede mezclar ‘fórmulas 1’ con ‘turismos’ en una carrera de coches. Pero en el fondo, y sin querer, estamos potenciando los grandes proyectos, ayudando con un seudo-profesionalismo a tripulaciones que después tampoco pueden vivir de su actividad y en contrapartida, la flota base no crece, nos quedamos sin tripulantes, y cuando navegamos en campeonatos contra otros barcos con grandes presupuestos, sabemos que nada podemos hacer contra ellos y entramos de nuevo con el problema. Muchos se desmotivan, se cansan y dejan de embarcarse.

-¿No será una falta de espíritu deportivo?
     En parte puede que sí. Con tanta diferencia de armamento no es extraño que muchos no estén motivados deportivamente. Hay que saber perder, también. Pero la afición al mar se mueve en círculos muy restringidos, y no por un tema de posibilidad económica, sino porque el mar es muy selectivo. Ser aficionado al mar, navegar, supone un gran esfuerzo, no solo económico. Es una voluntad. Muchos llegan al mar por romanticismo y no por deportivismo. Y puede que esta faceta falte hoy día. Una solución de futuro tendrían que ser las Escuelas de Vela, que son las que tendrían que garantizar la continuidad de esta actividad deportiva de la vela y garantizar canteras de futuros tripulantes, con ganas de navegar y competir.

En su club hay una buena escuela de vela
     Sí, pero veo que muchos jóvenes, cuando cumplen los 18 años, y cuando ya no están bajo la tutela del padre, se olvidan del mar. Y son estos jóvenes quienes tendrían que engrosar las tripulaciones de crucero.

¡Parece un pez que se muerde la cola,  ahora que contamos con más clubes náuticos y más puertos deportivos!
     Confundir la estadística del buen número de puertos deportivos y relacionarlo con una señal de buena afición por el mar, es un craso error. Por experiencia te diré que tan solo un 5% de los socios de un club, regatean.

-Y este fracaso a ¿qué se debe?
     Fundamentalmente  porque está mal dirigido este deporte. Las federaciones solo estimulan a las figuras, al medallista, a los  campeones, cuando en realidad, pienso, el objetivo de una dirección deportiva tendría que orientarse en fomentar a la base deportiva. Este es el  verdadero cometido de los responsables del deporte. El gran fracaso de la política deportiva, y no hablo sólo de la vela, es que no se consigue crear una afición suficiente para que la gente participe y practique deporte, como base, en el futuro.

Angel Joaniquet