Theresa Zabell, medalla de oro olímpica por partida doble (foto: A.J.) |
FASCINADA POR LOS JUEGOS OLIMPICOS Y EL MAR
Theresa Zabell,
malagueña, actual vicepresidente del Comité Olímpico Español, es el único
deportista español, en este caso femenina, que ha revalidado el oro en dos
olimpiadas consecutivas. Fue en los Juegos de Atlanta, cuando repitió el título
olímpico en la clase 470, después de haberlo ganado cuatro años antes en
Barcelona. En recuerdo de aquella proeza, única en el deporte español, es el
tatuaje con los cinco aros olímpicos, que tiene grabado en su tobillo del pie
derecho.
…Nunca me han
gustado los tatuajes, pero fue como una promesa -nos confiesa Theresa, cuando
descubrimos su secreto-
- Explícanoslo …
Sí. Fue por una especie de promesa
que me hice en Barcelona, de que si ganaba los Juegos me haría un tatuaje. A mi
no me gustan los tatuajes, pero fue como un arrebato…
-Y cumpliste la
promesa.
Bueno, me lo hice varios años
después, ya que cuando gané el oro en Barcelona y me lo quise hacer allí, iba a
sitios que no me daban la suficiente garantía de que me lo hicieran bien, y
sobre todo no me inspiraban una cierta seguridad.
-Es que los
tatuajes, en aquella época, aún no se habían convertido en un objeto de moda
Si, era aún un tema bastante duro,
de gente arriesgada. Pero por otra parte era un tema, muy marinero. Fui a varios
sitios, pero no me fié de que me hicieran bien los aros. Ya sabes, lo de las
proporciones, su colocación, las distancias entre ellos. Tampoco me convencían
las medidas higiénicas. Entonces eran lugares muy siniestros. Además donde iba
no me garantizaban en diseñar bien los aros olímpicos, que era lo que yo
quería.
-O sea que se te
enfrió la promesa.
Aparentemente sí, pero en el fondo, no.
Fue después de los Juegos de Atlanta, cuando gané el segundo oro olímpico,
cuando decidí hacérmelos de nuevo. Entonces había evolucionado mucho la técnica
del tatuaje. Ya habían verdaderos artistas que se instalaron en España, y en
Denia, ví, como unos alemanes realizaban grabados con una cierta gracia y con unas
garantías de salubridad suficientes y decidí dar el paso.
-El olímpismo lo
tienes muy grabado, ¿cuando lo descubriste?
Descubrí el olimpismo por la
televisión. Tenía 11 años. Lo recuerdo como si fuera ahora. Estaba en
Inglaterra, en casa de unos familiares, pasando el verano, para perfeccionar el
inglés, cuando de repente me quedé boquiabierta mirando las pruebas de
atletismo que se retransmitían desde Montreal. Allí organizaron los juegos en
1976.
-¿Quedaste
fascinada?
Si. Vi todos aquellos atletas
competir delante de tanta gente, y ser observados por todo el mundo, que me
fascinó. Además ya de pequeña me gustaba
mucho el deporte. Los practicaba todos, el atletismo, el tenis, el baloncesto. Incluso
el año anterior me habían metido en un barco de vela, con un cierto traumatismo.
No sé, toda aquella ceremonia del deporte, me impresionó, por su escenografía,
y por la belleza que proyectaba. Además no tenia ni idea de que existieran
estos juegos deportivos.
-Fue como una
iluminación…
Me quede encantada y continué
mirando las retrasmisiones los días siguientes. Aquella misma tarde soñé que yo
también quería ser una de estas atletas que estaban en el estadio. No sabía en que deporte, pero pensé que me
encantaría participar en una olimpiada.
-Y lo conseguiste.
Si. Años después, cuando ya navegaba
a vela, puse todo mi empeño en ser olímpica y sobre todo cuando me enteré que
la IYRU, la federación internacional de vela, iba a reconocer a una clase de
vela exclusivamente para mujeres en los Juegos de Seul, Pero ya desde mucho antes,
mi entusiasmo olímpico se moldeó siguiendo, como espectadora televisiva, los
Juegos de Moscú y siguiendo con un
verdadero fervor, los de Los Ángeles. Recuerdo que entonces ya competía en
vela, en la clase Europe, y fue cuando me enteré , que por una por una imposición
del Comité Olímpico Internacional, la federación Internacional de Vela ponía
una clase olímpica femenina para los próximos, que fue la clase 470.
-Pero tu navegabas
en la clase Europe ¿no?
Sí. Incluso pensé, que era una pena
que no hubieran elegido una clase individual, como el Europe, que era en la que yo
navegaba. Pero bueno. Recuerdo que la Federación Española, ante este nuevo
hecho, comenzó hacer concentraciones de chicas que navegábamos, para
seleccionar un equipo femenino de 470. Yo probé el barco, y recuerdo que me
encantó. Enseguida me hice con el barco y me acople muy bien a él. Incluso hice
la preselección para ir a Seul, y la ganamos, Navegaba con una chica
santanderina llamada Zane Yllera. Pero a pesar de ganar las selectivas, no nos
escogieron para ir a Seul.
-¿Fue tu primera
desilusión deportiva?
Fue una desilusión
tremenda, porque no nos lo esperábamos. Y además nadie se molestó en decirnos la
razón por la que no fuimos seleccionadas para ir a Corea. Fue una decisión en la
que, ahora, pasados 20 años todavía nunca he llegado a saber el por qué. A lo mejor tenían sus razones, aunque yo no lo comprendiera.
Pero aún no me han dicho el porqué de aquella decisión.
-¿Te afectó
mucho…?
Mucho. Después de
Seul estuve algunos meses sin navegar. Esta decisión me desmotivó mucho. Incluso
pensé en dejar la competición. Pero después, pasados unos meses, te das cuenta de que no puedes dejar lo que te
gusta, que la competición te encanta, y decidí
volver. Sobre todo, me motivó mucho el hecho de que se hubieran elegido a
Barcelona como sede olímpica de los próximos Juegos. Y quise competir en ellos.
Hice pareja con Patricia Guerra, hicimos la selección oportuna, esta vez la
ganamos y si fuimos las designadas para estar en los Juegos...
-¿Me has comentado
que tu primer contacto con la vela fue traumatizante?
Total. Era cuando
tenia 10 años. Mi primera subida a bordo de un barco solo, fue en una Feria de
Fuengirola. Es una feria que se realiza en el mes de octubre. En Fuengirola
nunca llueve, pero cuando se celebra la feria, llueve. Y como no, aquel año
también llovió, y hacia muy mal tiempo. Recuerdo que aunque no había club
náutico entonces, el ayuntamiento organizó un cursillo para los niños del
pueblo, y a mi me apuntaron. Y fue terrible. Me metieron en un Optimist, sin
tener ni idea, con un tiempo infernal y me encontré en medio del mar. Supongo
que si lo mirara ahora no estaba tan tremendo, pero desde mi perspectiva
infantil, recuerdo que me quede horrorizada. Me espanté tanto, que dije que
nunca más navegaría. Llegué mojada a tierra, además hacia mucho viento, no
controlaba un palo horizontal que me golpeaba continuamente, el ruido del
flamear de las velas me traumatizó, en fin lo pasé fatal. Sin ropa adecuada, me
pareció que esta actividad era la más incómoda y patética del mundo. Bueno, que
salí traumatizada...
-¿Como superaste
este trauma?
Después de esta experiencia no pensé
más en la vela, Pero como te he comentado, me gustaba mucho el deporte, me
gusta, me encantaban todos, el atletismo, el tenis, el baloncesto. Y los
practicaba en el colegio, con las amigas. Sin embargo cuando cumplí los 14
años, se produjo un cambio de colegio y con un grupo de amigas intimas, que nos
separábamos por el tema de colegio, decidimos hacer algo juntas aquel verano. Aquel
año se acababa de crear un club náutico en Fuengirola, en el que el padre de
una de mis amigas estaba muy involucrado, y nos convencieron en hacer un curso
de vela
-¿Y aceptaste?
En principio advertí a mis amigas,
que esto de la vela era un rollo, que yo ya lo había probado hacia años, y no
me gustó nada y que no era nada divertido Pero ellas, tozudas, quisieron
hacerlo y al final me convencieron.
-¿Y superaste el
trauma?
Si, Pero he de decir que hizo mejor
tiempo, y esto es muy importante para iniciarte en la vela, además no hizo
tanto viento, como en aquella primera experiencia, y sobre todo, creo, que
crecí un poco. Y curiosamente mientras a mis otras amigas, no les gustó la
vela, a mi me comenzó a gustar, y continué navegando.
-¿Te enganchaste a
la competición?
Empecé a competir en la clase Europe ya que a los 14 años ya no era conveniente entrar en Optimist. Y las regatas a
nivel local me fueron muy bien, después me animó mucho el quedar bien
clasificada a nivel nacional y gané el campeonato de España, a nivel femenino y
al año siguiente pude ir la campeonato del mundo en Holanda, donde éramos unas
80 participantes y quede entre las 30 primeras. A partir de aquí todo se
precipitó. Y mi pasión por el deporte, mi seguimiento de los Juegos
de Los Ángeles, consolidaron mi trayectoria futura como regatista.
-¿Eras muy
competitiva?
Creo que sí, sobre todo en mi etapa olímpica.
Pero cuando empecé a navegar lo hacía por el placer de navegar. Lo que pasa es que en España el
deporte de la vela está muy enfocado a la pura competición, por lo menos en la
época en que yo empecé a competir. La verdad fue que cuando empecé era
para estar con un grupo de amigos. El resto cayó por su propio peso. El entorno
te obliga, además me había propuesto una meta. Entonces ya entra el compromiso
con uno mismo.
-¿Que compromisos
tienes ahora con el deporte?
A parte de ser miembro del Comité Olímpico
Español, que es todo un orgullo y una satisfacción, creo que todo deportista
debe algo a la sociedad que le ha permitido poder cumplir su sueño como
deportista. Cuando deje la vela olímpica me consideré una afortunada en poder
haber realizado mis sueños…. Es entonces
cuando te das cuenta que los deportistas tenemos la obligación moral de
devolver a la sociedad todo lo que ésta nos ha dado y ayudado. De aquí, hace
unos nueve años, decidí crear una fundación, Ecomar, donde pudiera
devolver algo, un granito de arena, a la
sociedad que tanto me ayudó.
-¿Qué pretende Ecomar?
Nuestra actuación tiene tres pilares:
el fomento del deporte, la concienciación sobre el medioambiente y el de la
educación integral. Queremos que los niños aprendan a navegar, que se den
cuenta de que el deporte de la vela es una actividad divertida, y enseñar los valores
de la cultura del mar y del respeto a la naturaleza. Trasmitir estos objetivos a
los niños de toda España, aunando fuerzas con los principales clubes náuticos
españoles y escuelas de vela de toda España es nuestro reto.
-¿Entre ellos están
muchos clubes de la Asociacion de Clubes Náuticos Españoles?.
Si están los clubes del Mediterráneo
de Málaga, el Abra, el Astur de Regatas, el Nautico de Valencia y el de Castellón, y los de
Bayona y la Coruña.
-Ecologismo y olímpismo
son unos valores muy del siglo XXI...
El Comité Olímpico Internacional actualmente
dice que el tercer pilar del olimpismo es el medio ambiente, es decir la
ecología, el respeto al nuestro planeta, y además, creo que la ecología se entiende
más y mejor si haces deporte, por que en el fondo la naturaleza
equilibrada es el escenario del deporte.
Una naturaleza contaminada, es antagónica con la practica deportiva. Hemos de tener
un entorno favorable, para la buena practica del deporte. Esto es
lo que pretendemos divulgar en los talleres Ecomar.
-¿Como ves el
movimiento olímpico en España?
El olimpismo ha llegado a una
dimensión que hace treinta años nadie lo hubiera imaginado. Era impensable. Los
aros Olímpicos, son uno de los logotipos más conocidos del mundo y hay poca
gente en el mundo que no los reconozca. El movimiento olímpico es ahora como
una filosofía de vida.
-¿Hay afición al
vela en España?
Poca, la vemos como una cosa inaccesible, pensamos que es elitista, y esto es un error. Hay que cambiar.
Somos un país de mar. Y hay que aprovecharlo. Es necesario hacer pequeñas
acciones, para erradicar la idea de que estamos de espaldas a él. Un ejemplo positivo
en cambiar esta imagen es el programa del ayuntamiento de Cádiz, que ha hecho un
esfuerzo para que los niños gaditanos aprendan a navegar a vela. Desde hace
10 años, y durante dos años, un día por
semana, reciben, desde los institutos, la enseñanza y la práctica necesaria para
conocer la vela. Resultado: todos niños de Cádiz saben navegar.
Angel Joaniquet