Enric Puig, sentado en una silla modelo 'Barcelona' de Mies van der Rohe (foto: Diego Múñoz) |
[Entrevista
publicada en la sección Barcelona vista por... de la revista ‘SelectaBarcelona’,
de otoño 2000]
PASION… POR EL MAR DE
BARCELONA
Enric Puig es miembro de una saga de perfumistas
barceloneses que han extendido el nombre de Barcelona por todo el mundo. Gran
apasionado del mar, ha sabido proyectar el olor que inspira el Mediterráneo más
allá de nuestro horizonte. Esta pasión por el mar le ha hecho asumir, a lo
largo de su vida, relevantes cargos relacionados con él. A parte de ser el
armador del velero Azur de Puig que,
además de contar con una selecta y competitiva tripulación (integrada por
grandes regatistas como la condesa de Palma, infanta Cristina de Borbón, su prima Alexia
de Grecia o Fernando León, oro olímpico
de vela), siempre está en cabeza de las principales regatas del Mediterráneo, Enric Puig también es el presidente del
Salón Náutico Internacional de Barcelona y vicepresidente del Real Club Náutico
de Barcelona, toda una institución en el mundo de la vela internacional.
“Esta vinculación con el
mar y la vela nos viene de lejos. Toda mi familia siente enorme atracción por
el mar –nos comenta Enric Puig-. Desde la firma Antonio Puig S.A., y gracias al mar, hemos tenido un 'feeling'
especial por el deporte de la vela, del que pienso que es la práctica de
navegación que mejor facilita el contacto de una persona con el mar y la
naturaleza. El mar, evidentemente, también se puede disfrutar desde una playa, bañándose
en la orilla y tomando el sol, pero no transmite la intensidad y la emoción que
se siente navegando sobre él a vela pues te acerca a todos los elementos
esenciales de la naturaleza –el agua, el viento, el sol o su esencia- y, de
esta forma, alcanzas con ellos una compenetración que te permite disfrutar de
la naturaleza de la forma más pura”.
-¿Esta emoción que
siente por la vela le animó a fomentar actividades náuticas?
Nuestra vinculación con el mar nos
impulsó, hace más de 20 años, a apoyar una regata que entonces estaba
patrocinada conjuntamente por el Real Club Náutico de Barcelona y el de Palma
de Mallorca. Esta regata, en la actualidad la más importante del Mediterráneo,
es la Copa del Rey, que anualmente se celebra en aguas de Palma de Mallorca y
que cuenta con el patrocinio de nuestra marca Agua Brava.
[Agua
Brava es una de las marcas emblemáticas de Perfumes Puig. Enric Puig la define como una colonia
que evoca la esencia del olor del mar Mediterráneo. Nosotros hemos comprobado
que su aroma es la fragancia dominante de muchos tripulantes del yachting que
navegan en los campos de regata más prestigiosos del mundo. La fragancia de Agua Brava se ha convertido en todo un
símbolo que, además, ha proyectado el nombre de Barcelona y del Mediterráneo al
mundo].
-Perfumes Puig siempre
ha tenido como seña de identidad de sus productos la palabra Barcelona ¿Por qué?
Porque siempre hemos creído que la
palabra Barcelona es un distintivo que define a nuestros productos, que informa
del origen y el estilo del lugar donde han sido concebidos. Mi padre, Antonio Puig, siempre dio mucha
importancia a este concepto.
[Enric Puig es hijo del gran industrial
y artista de la perfumería que fuera Antonio
Puig. A lo largo de su vida Enrique, tal como se le conoce fuera de su
entorno barcelonés, se ha convertido en un propagador del estilo de Barcelona
en todo el mundo. Su vida es una secuencia continua de viajes por las
principales ciudades del planeta. Este trajín viajero se inició hace más de 45
años y ha hecho de él un gentleman cosmopolita, un barcelonés universal, que
ejerce, de forma natural, de auténtico embajador de su ciudad.].
-Barcelona, ¿denominación
de origen y de calidad…?
El que Barcelona sea un punto de
referencia de la mediterraneidad –lo que ahora ha dado en llamarse ‘lo latino’ en
metrópolis de peso como Nueva York, Miami, Londres o París-, tiene mucho que
ver con la influencia que han tenido los productos de la marca Puig. Pero lo más
grande de esta realidad es que hoy este barcelonismo, impregnado de olores
mediterráneos, se extiende también a ciudades de la órbita del océano Pacífico
como Tokio, Sydney, Singapur y San Francisco. Las fragancias que salen de la
factoría de Antonio Puig, por tanto, cautivan.
Nuestra
tertulia con Enric Puig transcurre
sentados en una silla ‘Barcelona’ diseñada por Mies van der Rohe para la Exposición Universal de Barcelona del 29.
Hablamos amplio y tendido sobre la idea de que la mediterraneidad está
conquistando el mundo. “El Mediterráneo
es el mar clásico por excelencia –nos señala Enric Puig-. El Atlántico o
el Pacífico son océanos, son mares abiertos, inmensos. El Mediterráneo tiene, por
el contrario, una peculiaridad: al ser cerrado es un mar doméstico, o sea,
domesticado, racionalizado a la medida del hombre, un mar que ofrece refugio y
descanso. Es un mar puerto, del que parten las grandes ideas, ya que hay tiempo
para pensar. No en vano, el Mediterráneo marcó e inspiró el canon de la belleza
y la vida equilibrada de los clásicos, en contra del océano, que es demasiado
inmenso y a veces desmesurado, trágico. Los clásicos amaron con pasión este mar
porque es brillante, fresco, vitalista, azul, y esta idea seduce hoy al mundo
entero”.
-De todos los mares que
conoce, se queda, por tanto, con el Mediterráneo…
Para mí, y es una opinión personal,
pero muy generalizada sobre todo entre las personas que han nacido en el
Mediterráneo, es el mejor mar del mundo, aunque ello no me impide admirar otros
mares. En el fondo me gustan todos, ya que el mar se hace querer. Nunca es
igual, aun siendo siempre el mismo; nunca se repite, aunque lo mires desde la
misma perspectiva y desde el mismo lugar. Cambia según los momentos, las horas,
la luz, los vientos, las estaciones del año… Precisamente mi hermano Antoni Puig, otro enamorado del mar,
ha realizado una exposición de pintura que ha titulado ‘Pintures de mar’ pues todos los cuadros son visiones del mar desde
un mismo lugar. Un punto de vista fijo, pero con la peculiaridad de que ha sido
captado en distintos momentos.
-¡Se emociona cuando
habla de la mar…!
Siempre. En mis continuos viajes a
Nueva York, o a cualquier otra ciudad que me obligue cruzar el mar, me
encandilo mirándolo a través de la ventana del avión, a pesar de que haya hecho
ese viaje centenares de veces. Cuando nos acercamos a Manhattan y el avión
recorre la costa del cabo Cook, el litoral de Boston, la inmensa Long Island,
me emociono. No me canso de contemplarlo.
-Y cuando llega a la
gran metrópolis, ¿piensa en Barcelona o queda sumergido en la gran manzana?
Entonces pienso en el mar de
Barcelona (Sonrie).
-¿Nuestra ciudad ha
perdido protagonismo a escala internacional después de los Juegos Olímpicos?
No, al contrario. Los Juegos
significaron un gran impulso y este impulso no se ha perdido en absoluto. Puede
que desde una perspectiva local, desde España, incluso desde aquí,
aparentemente parezca que Barcelona está perdiendo peso a nivel internacional.
Pero eso es falso. Yo, que estoy continuamente viajando, percibo que es todo lo
contrario. Un ejemplo: el pasado viernes, en el aeropuerto de Nueva York,
estaban anunciados seis vuelos hacia Barcelona. ¿Sabes quién iba a bordo?
Turistas de alto poder adquisitivo que tenían en nuestra ciudad su punto de
destino para realizar un crucero por el Mediterráneo. Y ello se debe a que la
Ciudad Condal es el punto de encuentro y partida de los periplos organizados
por las grandes compañías de cruceros turísticos. Esto da una idea de que no
está perdiendo protagonismo, sino que, por el contrario, Barcelona es el mejor
reclamo para atraer un turismo de calidad estadounidense, canadiense o japonés
hacia Europa y el Mediterráneo. Estas personas descubren los encantos de nuestra
ciudad y del mar que nos rodea. En esencia, vienen a vivir una experiencia con
el Mediterráneo, nuestro mar. En los años setenta yo constataba en el transcurso
de mis viajes que muchas personas no sabían dónde estaba Barcelona; hoy eso es
impensable ya que en todo el mundo se conoce nuestra ciudad.
-¿Somos, pues, una
ciudad de moda?
Sí, pero no de moda pasajera. Marcamos
estilo, nos admiran y nos siguen. Estamos en una situación geográfica
privilegiada. Tenemos el mejor clima del mundo, estamos rodeados de montañas,
disfrutamos de una climatología sin los rigores de unos inviernos gélidos ni
unos veranos tórridos. El invierno nos envuelve con un frío suave, el necesario
para olvidarnos temporalmente del cálido estío. Nuestra ciudad tiene una
dimensión humana, envidiable ya que no es una macrourbe como Nueva York,
México, Londres o incluso París, sino que, por el contrario, es una ciudad que
nos permite dominarla y que se puede disfrutar a pie. Es, además, activa, pero
no superestresante. Se vive y se trabaja, pero con seny, aunque también es verdad que de vez en cuando se nos escapa la
rauxa, el desenfreno, que a veces es necesario para conferir el punto de
energía y rabia que conviene sacar en algunos momentos. En fin, aquí se
trabaja, pero también se vive. Se improvisa, pero se hacen las cosas bien, pues
nuestro entorno, nuestro carácter, la misma disposición de la ciudad, provoca una
creatividad que en otras partes del mundo buscan y a veces no encuentran.
-Señor Puig, qué libro
le gustaría leer?
Me encantaría encontrar el libro Barcelona, de Camilo José Cela, ilustrado por el acuarelista catalán Frederic Lloveras. Hace años disfruté
de su lectura y me apasioné con sus ilustraciones. Me gustaría reencontrarlo.
En
efecto, la pasión de Enric Puig por
Barcelona no tiene límites.
Angel Joaniquet
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