El pintor chileno, Víctor Ramirez, en el taller de la calle Mercè de Barcelona |
‘LA MATERIA CON LA QUE ESTÁ HECHA
UN CUADRO NO ES ABSTRACTA, ES REAL’
La fuerza expresiva de la pintura
de Víctor Ramírez queda patente en sus óleos. De ellos se desprende un
expresionismo espontáneo que imprime a sus telas una personalidad propia. Reflejan
esta condición del artista que vive por y para la pintura. Ramírez busca en su
arte la comunicación y la transmisión de unos sentimientos que le vienen de muy
lejos. De la tradición cultural de su pueblo. Del impacto de unas imágenes,
grabadas en su mente, en sus recuerdos, y trasmitidas a través de los pinceles.
El mismo ejercicio físico que
supone toda acción de pintar, queda reflejada en su pintura. La simbología que ha tomado en su última producción, es doble, una es la referencia a la fuerza del caballo, como
proyección de la potencia física de la naturaleza; la otra, el desgarro de la
persona en comunicación, o por falta de ella, a veces erótica, con sus
semejantes.
Para hacer comprensible este
vitalismo expresivo. Víctor Ramírez utiliza la fuerza del rasgo, del contorno
figurativo, del color. Un color que bajo la técnica de una visión abstracta, enfatiza
la potencia comunicacional de sus telas.
- Fuertes y duros, tus cuadros, unos
óleos que parecen un murales callejeros.
Los trazos, la
propia textura, el relieve de los cuadros, forman parte de esta concepción que
tengo del arte.
- Sublimas la línea, el rasgo y de
forma indirecta, el color.
Es la materia
tangible con la que dispongo, no es nada abstracto, es real…La materia con la
que está hecha un cuadro, la tela, las pinturas, el mismo ejecutor, no es un
hecho abstracto, es real.
- Pero algo hay de abstracción.
Por
descontado. Para mí es muy importante el trazo, la línea, lo que hay de un cierto
resto de dibujo, a veces desaparecido o difuminado, pero que está en toda pintura.
-Como un rastro perdido,
invisible…
… Pero no del
todo.
Victor Ramirez, chileno, nacido
en Arauco, en la tierra de los mapuches, cuyos habitantes fueron denominados como
araucanos por los primeros europeos que pisaron aquellas tierras del Sur de
Chile, a pesar de sus quince años viviendo en Barcelona, no ha olvidado sus raíces
americanas.
Soy americano,
pero como pintor, me siento catalán. En el fondo me he hecho pintor aquí.
Expresionista nato, pinta lo que
quiere comunicar, que no es otra cosa que la fuerza, el vigor, el eros, a través
de la pintura. Víctor Ramírez expone estos días en el Taller Picasso barcelonés
su última obra. Las ha ejecutado muy cerca del lugar de la exposición, donde
ahora tiene el taller, en la calle Mercè. Aquí ha presenciado la fuerza del
caballo y el erotismo desbocado de esta parte de la Barcelona portuaria.
- ¿Satisfecho con el resultado de
estos meses de duro trabajo?
Sí. Estoy satisfecho
con lo que he hecho. Y parece que ha sido reconocido.
- ¿Alguien ponía en duda tu
talento?
No, pero ahora
parece que sí se está valorando mi trabajo.
- Por tendencias, ahora parece que
se ha puesto de moda de nuevo la pintura neoexpresionista, ¿ésta corriente ha
hecho revalorizar tu obra en el gusto del comprador…?
Si, ahora me
encuentro más cómodo cuando expongo. Mi pintura siempre ha sido la misma, pero
ahora parece que se entienda más. Por esta simple razón, porque se está
poniendo de moda otra vez el neoexpresionismo en esta ciudad, noto que mi
pintura es mejor aceptada por el público, se la aprecia más.
- ¿Pero tú no sigues el compás de ninguna
moda?
No. No sigo ninguna moda. Yo siempre ha pintado así.
Al principio se me criticaba y casi llegué a acomplejarme. Pero no podía -ni quería- pintar de otra manera.
- Lo compruebo.
Yo pinto lo
que siento. Para mí fue un gran alivio el corroborar, cuando viajé a Berlín a
principios de la década de los ochenta, que allí se estaban realizando cuadros
como los que yo siempre he ejecutado.
El descubrimiento del
neoexpresionismo por parte del coleccionista español ha posibilitado la mejor
comprensión de la obra de Ramírez. E insiste:
Antes pintaba
igual, pero he de reconocer que había en mí un cierto complejo que afectaba a
mi obra, pues me atormentaba el hecho de que ‘lo que hacía no era lo que se
llevaba’ y esto, de una forma inconsciente reprimía mi pintura.
- ¿Has superado este complejo?
Sí. Ahora
pinto con mayor libertad, pues sé que la pintura actual está pasando por un
momento de desconcierto y sé que hay círculos donde se aprecia el tipo de
pintura que hago.
Una pintura de cariz
expresionista, en que el color expresa todo un lenguaje, y donde la figura
humana, en erótica unión con el caballo, siempre presente como símbolo de la
fuerza material del hombre, forman un todo que marcan el estilo de este artista
chileno, inmerso en el barrio marítimo de Barcelona..
Angel Joaniquet
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