Jesús Turró, médico aficionado al mar y a la competición |
[Entrevista
publicada en la revista 'nautas', otoño
2007]
EL RATING, LA ESENCIA DEL CRUCERO
Jesús Turró, médico, regatista olímpico y armador del crucero Meroil-Geseme, es el actual presidente de la Real Asociación
Nacional de Crucero, que agrupa a los navegantes de la modalidad del Crucero amateur en España y que ha sido de
nuevo reconocida como la secretaria nacional de esta clase de vela dentro de la Federación Española
de Vela. Hombre apasionado por el mar,
quiere que la práctica de la vela de Crucero en España sea reconocida por
el verdadero peso que representa para nuestra vela, ya que es la modalidad con
más practicantes, la que mueve más personas y licencias, y a pesar de ello no
es suficientemente reconocida.
- ¿Cuantos cruceristas hay en nuestro país?
Barcos
que compiten en regatas, más de tres mil, pero si a esto le sumamos, que un
barcos tiene como media unos cinco tripulantes, y tiro por lo bajo, puede uno
darse cuenta del peso de la vela de Crucero. Sin embargo por el número de
habitantes, y sobre todo por los metros lineales de costa que tenemos, estamos
un poco atrasados, comparado con países como Francia, Suecia, Inglaterra, Alemania,
para no decir Australia, Nueva Zelanda o Estados Unidos.
- ¿Cómo se adentra un regatista olímpico, que navegó en barcos monotipo,
en el mundo del Crucero?
Porque
me gusta estar con amigos y navegar con
ellos. Pero también te das cuenta, de que a una determinada edad, no puedes estar a la
altura olímpica, ya que no tienes la forma física que requiere. Entonces empecé a buscar barcos
que tuvieran soluciones técnicas y en los que no fuera tan necesaria la fuerza.
- ¿El Crucero lo permite?
Es su
esencia. El Crucero permite montar un
buen equipo, trabajar con una buena tripulación. En 1994 inicié mi primer
proyecto como armador de Crucero y la
verdad es que lo estoy disfrutando mucho.
- El mundo de la vela del Crucero
es una amalgama de reglas, fórmulas, compensaciones de tiempos, todo lo
contrario de la pura vela de monotipo.
Sí.
Es un mundo diferente, pero todo es vela. En el Crucero entra en juego una
realidad, que hay centenares de modelos
distintos de barcos que quieren competir entre sí, medirse unos con otros. Y no hay más
remedio que buscar fórmulas para que permitirles a todos competir en un mismo campo de regatas. Gracias
al invento de estas fórmulas de compensación, el rating, se produce este milagro. Desde la que vela es vela, existe
esta peculiaridad. En un principio, los barcos, tampoco eran iguales, por esto, a finales del siglo XIX
se empezó a crear fórmulas de medición compensatoria.
La primera Copa América se hizo con barcos desiguales, y siempre ganaban los que tenían más ventaja por eslora o
superficie vélica, hasta que se empezó a estudiar formas compensatorias entre los distintos
veleros que participaban en una misma regata y hacer más igualitaria la competición.
.
- ¿La gente, el gran público, lo
entiende?
Al
público no versado en la vela le puede costar un poco, pero para el
velista, no. Lo curioso del Crucero es que cuando entiendes y asimilas esta
peculiaridad, ves que forma parte intrínseca de esta modalidad de navegación y te conviertes en un apasionado de los cálculos y las fórmulas de compensación náutica. Forma parte del juego.
- Lo importante es tener claro a que se juega.
Las
regatas de Crucero, cuando los barcos son distintos, deben correrse
necesariamente con un sistema de medición, que compense sus diferencias y este ha
de estar consensuado por los armadores.
En una época es uno y en otra
época es otro y dentro de unos años será
otro. El primero fue la F.I. (Formula Internacional), después triunfó el I.O.R.
y dentro de unos años será otro. No hemos de ser cerrados, sino buscar sistemas
de compensación lo más equilibrado posible, aunque sea sabiendo que ninguno es perfecto.
Lo ideal sería, en opinión de muchos, correr
en monotipos en tiempos reales, o en barcos con reglas cerradas exactas, pero la realidad es que los barcos son como son y hay mucha disparidad de modelos y además, lo armadores quieren
navegar juntos. Esto es así, aquí y en el resto del mundo y nos obliga a jugar
con unas reglas pactadas.
- Como presidente de la Real
Asociación Nacional de Cruceros ¿cómo defiende el Rating Nacional el RN ante el resto de
armadores?
Creo
que es un sistema de medición muy correcto y relativamente justo, y digo
relativamente, porque muchos creerán que no lo es tanto, indudablemente
podremos decir que su relación "precio - calidad", (es decir lo que
nos cuesta obtener un rating en precio y comodidad, y el resultado que nos
da en una competición) es muy razonable, y creo que es el mejor que hay
actualmente.
- ¿Porque es barato y fácil de aplicar?
Posiblemente
otros sistemas son más perfectos técnicamente, como podría ser el IMS, pero
tiene muchos inconvenientes Uno de ellos es que por lo perfecto que quiere ser, resulta engorroso
para muchos armadores, sobre todo para el amateur,
que es precisamente el gran grueso de la flota de crucero en todo el mundo. Además,
aunque el IMS puede ser muy justo, su aplicación en la práctica resulta
dificultosa por el tema de la escora, el entendimiento de los momentos de inercia,
la valoración o apreciación de los vientos implícitos, que queda muy al
albedrío de los comités, y hace que puedan cambiar muchos los resultados al
final de una regata.
- ¿Lo positivo es que es un rating
español?
Es
bueno que sea español, pero lo realmente positivo, es sobre todo, que ha
dado tranquilidad a muchos armadores, ya
que antes tenían que pedirlo fuera, (Francia, Inglaterra) con los consabidos
retrasos, e inconvenientes que esto suponía. Era un sufrimiento. En cambio,
ahora, con el RN, tienes el resultado en un día. Además es un rating de fórmula abierta, que te
permite hacer tus cálculos, investigar, probar cosas, para mejorar
rendimientos. El IMS que también es una fórmula abierta, es de tal complejidad,
y dificultad que son muy pocos los capacitados para interpretarlo
y evolucionar.
- ¿Se están separando cada vez más los circuitos profesionales del resto
de la flota amateur?
Hay
un importante sector de personas, muy vinculados con la náutica, que han
entrado de una forma u otra en el profesionalismo. Ya sea cobrando, por
armadores que les pagan para que naveguen en sus proyectos, o porque son
navegantes que montan un proyecto que lo sustenta intereses comerciales con la
industria náutica o con patrocinadores de otros sectores. Es lógico que estos
quieran barcos parecidos para navegar entre sí y campos de regata propio, como ocurre con los TP, GP.
- ¿Hay muchos navegantes amateurs
en Crucero?
La
proporción es del 10 a
1 respecto a los profesionales. La mayoría de armadores de Crucero son personas
normales que trabaja en sus respectivas profesiones y a las que cuando llega el fin de semana les
gusta competir y pasar un buen momento navegando, junto a un grupo de amigos
que tienen como afición común el mar y la vela. No es que sean más buenos los
unos de los otros, sino que los profesionales se dedican más tiempo y normalmente
sacan mejor resultados por su casi exclusiva dedicación, aunque hay muchos más aficionados que pueden plantar cara a algunos que navegan
en vela profesional, como vemos habitualmente en muchas regatas.
- ¿Cómo compagina su profesión con su afición a la vela?
Yo
soy médico e intento trabajar al máximo posible para poder contar después con
el máximo de días disponibles para
navegar, y creo, que así hace la
mayoría.
- ¿Es difícil coordinar tripulaciones amateurs?
Tienen
que tener el común denominador de que te guste la competición y la vela. Si se
tiene esto, lo demás es fácil. Hay amigos, familiares, gente con la que logras
hacer un buen equipo. En nuestro barco estamos moviendo casi 40 personas, turnándonos porque no siempre se puede estar disponible
para participar en todas las regatas que tienes programada en tu calendario.
- ¿Qué otras aficiones tiene?
La
medicina, y la náutica, a parte de la familia. Reconozco que soy un poco
aburrido, en este asunto, mi propia mujer ya me lo dice. Pero no tengo otras
grandes aficiones. Me paso la vida navegando
y hablando de barcos. Me gusta viajar, pero en el mar. En la montaña
estoy bien dos días, después no sé qué hacer y tengo necesidad de huir hacia el
mar, no porque la montaña se me quede
pequeña, sino porque el mar es muy grande y me apasiona.
- ¿Qué lecturas son sus preferidas?
También,
en esto soy muy soso. Me gusta leer la prensa, revistas y sobre todo libros
relacionados con la medicina. Esto es realmente lo que me gusta leer. En narrativa tolero los libros de aventura y
de viajes.
- Volviendo a sus origines como regatista de vela ligera, ¿cómo empezó
en esto de la vela?
Empecé a los
14 años, navegando en Vaurien, porque cuando éramos pequeños nuestros padres
nos prometieron, como incentivo, que si todos los hermanos aprobábamos el curso
escolar, nos compraría una embarcación.
- ¿A vela o motor?
Aquí
viene la anécdota. Nos dijo que si lo comprábamos de motor, nosotros seríamos quienes
pagarían la gasolina, y los seis hermanos decidimos correctamente, que lo mejor
era navegar a vela… y desde entonces
hasta hoy.
- ¿En esa trayectoria se llegó a olímpico?
Si,
con Félix Gancedo formamos
tripulación en la clase Tempest, en los Juegos de Montreal, que se disputaron
en el lago Ontario, con base en Kingston. El Tempest era un barco que ya fue
olímpico en Munich 72, era muy pesado, pero estuvimos codo con codo con los
mejores regatistas del momento, en una clase dominada, a parte de los
americanos e ingleses, por los soviéticos, los alemanes orientales y nórdicos.
- ¿Cómo era la vela olímpica entonces?
Era
menos profesional que ahora, dedicábamos relativamente poco tiempo, entrenábamos los fines de semana y si hacíamos una concentración
de semana o quince días era mucho. Lo máximo que hicimos fue una concentración
de un mes, justo antes de ir a los Juegos,
y eso nos pareció que era navegar demasiado. Así y todo, logramos quedar los
novenos en estos Juegos y ganamos una prueba.
- ¿Fuera de España también era así?
En
el resto, la mayoría de los regatistas era gente que tampoco tenían una
dedicación como la que tienen ahora en la vela olímpica, pero ya había algunas
figuras, que disponían de una dedicación casi exclusiva, como el australiano Jhon Bertrand, el germano oriental Jochen Schumann, Valentin
Manchi, o el propio Connors.
- ¿Usted procedía del Finn?
Sí,
por mis características físicas era una clase en la que tenía facilidad. En
los Juegos de Montreal navegué en Tempest, pero después continué en Finn,
después me metí en Soling, llegando a ser subcampeón de España. Fue entonces
cuando la Federación me ofreció llevar
el equipo olímpico español, como presidente del comité de preparación, desde Seúl hasta Atlanta. Fueron años muy
intensos, en los que robaba horas de trabajo en el hospital, pero lo hice con mucha ilusión.
- Para terminar, ¿qué objetivos tiene como presidente de la RANC?
Estamos normalizado
su situación dentro de la Federación Española. Hemos confirmado que la RANC es la secretaria de la clase crucero no
profesional y nuestra misión es intentar que el crucero en España sea lo es en
Nueva Zelanda, Suecia, Francia. También queremos hacer ver a la sociedad que la
vela no es elitista. Puede ser elitista un tipo de barco, pero hay vela para
todo el mundo. Cualquier persona puede navegar, hay embarcaciones asequibles
para todos. Queremos lograr que haya más facilidad de acceso de los
barcos al mar.
Angel Joaniquet